domingo, 3 de mayo de 2015

Ana Maria Manno (Buenos Aires , 1946)


de la pena travesía impulsa celo de tu boca errando súplica


para que tu voz
me nombre
puro polvo enamorado extracto de lujuria
ajena
anémona cuerpo
escindido
puro polvo de incienso
cuerpo extractado de infusión
malva
cuerpo amasado de leche trascendente
cuerpo remojado en cuerpo
de verte
cuerpo extraviado sobre irritabilidad de cuerpos desnudos
tu verticalidad hecha cuerpo se deshace
siembro
extraigo cuerpo de tu cuerpo
desangro

cuerpo inmolado sobre cuerpo extraño
polvo enamorado entre cuerpos
eres
polvo de incienso
puro polvo de incienso sobre tu piel
lenta
no parar de succionar y desechar no parar y procrear
abre lo que cierra
cuerpo
calvario
cuerpos manoseados de hambruna infinita
cuerpos degustados pesadilla de saborear cuerpos
mutilados
calamidad de cuerpos surgentes arrebujados de piel
y huesos
densidad de cuerpos descifrados
vueltos a servir
a otro cuerpo
erecto
polvo lubricado por ser de incienso

enamorado
cuerpo de dados al azar
sobre labios de ver
lugar
cuerpo sobre cuerpo a instancias de otro cuerpo
negro sello de permeabilidad
mutante
cuerpo encrespado
habitué de otros cuerpos
descansa
cuerpo de leyes sobre cuerpos
materialidad
finita
cuerpo extensible rugoso engañoso
cuerpo divulgado
cuerpo abierto a los cambios
de cuerpos
procede

cuerpo extractado de cuerpo
por crear
cuerpo libidinoso
acecha
cuerpo desmembrado
vivo
cuerpo surco cuerpo extensión cuerpo errata cuerpo diferido
cuerpo
¿vida extensión de cuerpo o cuerpo extensión de vida?

A la memoria de Luis Ángel Remón

del libro " Extracto de lujuria ajena" editado por la editorial Huesos de Jibia 2014

Cristian Riccieri (Buenos Aires , 1973)






Los días han desmayado,

ha llegado el tiempo
de que los ojos vuelvan
la espalda al mundo.
Viajo a través del silencio
que ignora la palabra.
He olvidado algo,
he devorado algo dentro de mí
que me lo impide.

Niños-monstruos

Hacer un poema de la infancia
no es ordenar una palabra acá
y otra allá, es haberse destacado
en la galería de terror del barrio,
declarar un amor ante el círculo sarcástico,
es haber puesto el cuerpo y el alma que no espira,
es haber sufrido la complicidad de mediocres e idiotas,
es haber notado que se escapa la tortuga con tu nombre
ante la disciplinada fila escolar.
Encantadores niños-monstruos,
tan condenados, tan abominables
que la muerte muere en ella misma
para no trabajar con ellos.

Volví al antiguo rito:

Junté las palmas de mis manos
y las ahuequé tratando de formar una cueva.
En el espacio que distaba entre ambas,
apoyé mi oreja y escuché grabaciones
incesantes del mar escaparse de mis manos.

Poemas de "La pata del pajarito" editado por la editorial Huesos de Jibia 2014

sábado, 2 de mayo de 2015

M. G. Burello (Haedo , 1969)





Pasión

Esta pasión enfermiza que navega en mi sangre
rara vez se atreve a hablar. Apenas se exterioriza
en círculos concéntricos cada vez más amplios,
en la discreta periferia que oscila en mi entorno.
Oscura y secreta, masiva y central,
se agazapa y ruge en la íntima quietud del alma,
en el silencio y la noche de la escenografía externa.
Sólo en mi pecho se oficia esta liturgia privada,
y a cada sesión, se destruye y renueva su alfabeto,
que hoy ni yo mismo sabría descifrar.
Pulsión que corroe su propio instrumento,
afán que sitia y jaquea su propia sede…
Un mal que no conoce terapia ni redención
y lleva siglos incubando en un cuerpo al que hace sentir joven.
En ocasiones, escribe poesía:
la estás leyendo.


Insomnio

Cesa ya la noche infinita
y cesan con ella los mecanismos del mundo.
Se detienen las nubes y la sangre
en los cielos y en los animales.
Las órbitas celestes distorsionan, se anula
el lento divagar de los planetas. Las estrellas
desconocen el álgebra del cosmos…
Todo se niega a perseverar y seguir.
Cesan los ecos de multiformes contiendas,
y los clamores, y las maldiciones.
Las criaturas se mueren para volver a nacer.
Se imponen el moho y la parálisis.
El fuego se congela en estalagmitas incandescentes.
Y todo es cementerio ya.

En esta sombra cesan todas las cosas
menos yo, que, incólume, no ceso.


En las ciudades

He estado en las ciudades, he visto
lupanares, almacenes, marquesinas.
Y aunque busqué al prójimo sólo encontré
otras personas, otros rostros: soledades.
La identidad se sostiene con andamios endebles
cuando hay miedo a la verdad,
y en la masa la ficción personal
es una mentira empecinada
en perdurar. ¡Escándalo
del que sabe, del que siente,
porque ése ya ha renunciado
al cotidiano juego de la individuación!
Ése respira el aire que a los demás les falta,
y baja la frente en medio del fragor.
Ése lleva su lápida por pasaporte
y no divulga la mala noticia entre oídos sordos.
Está realmente solo. Y es legión.

Al volver de las ciudades descubrí horrorizado
que el río y la montaña guardaban sus secretos,
desconfiados.
Y aunque clamé al cielo, entre llantos,
valles y quebradas no devolvieron mi eco.

Sacerdote

Soy el sacerdote de un culto olvidado
que, tras la peste, vuelve a un templo en ruinas:
sin feligreses ni ritos, prendo incienso
para entibiarme los huesos dolidos
y capear la tormenta. ¡Ay!
Qué sermones no impartiría, qué servicios
no entonarían mis labios resecos,
si en vez de fantasmas me oyeran
figuras de carne…
Pero no hay nadie: la casa está vacía
y en el claustro baldío desfallecen
los culpables de un dogma fenecido
que masticó su final en mi ausencia.

He de guarecerme hasta el alba,
nutriendo mi cuerpo y reposando mi alma;
cuando el sol bese el horizonte
un nuevo sacrificio abrirá el credo.

(Los anales aseguran que ni un monje
de esa fe proscripta retornó a la patria.
El último augur de la secta
murió presa del delirio,
en un ostracismo solitario)

De " Liturgia privada" editado por la editorial "Huesos de Jibia" 2015

Amira Juri (Cordoba, 1969)




1

El lenguaje
nacido entre algodones y piedras
se forjó diversos cuerpos
en la encrucijada: simultáneo/sucesivo.
Habitó la luz y lo oscuro
bebió agua de manantial
probó de sórdidos riachuelos.
Querencia y aversión en todo su cuerpo
cuando quiere adherirse
a los objetos, a los seres, a las cosas.


28

Con Jorge Luis Borges tuvo fisonomía argentina:
“en el dialecto de hoy
diré a mi vez las cosas eternas”.
El caballero fundaba escaleras, puertas, alephs,
fusionaba noches, muertes, universos,
descubría epístolas apócrifas en la Edad Media,
balbuceaba el imprescindible ser contingente del lenguaje,
cerca de la barca de madera
que “no sabe, nunca lo sabrá, que la premeditaron”.

52

Giorgio Agamben apunta:
“hasta el siglo XVIII se sospecha que también los pájaros hablan”.
Una fisura liga y separa la “humanitas” de la “animalitas”
un mirar de guepardo atraviesa el iris del lenguaje.

76

Con un sable afilado el lenguaje
hizo tajos saludables en sus amarras.
Las paredes y los muros se derribaron,
los calendarios detuvieron su imperio.
La inocencia del mundo asomó por un instante.

86

Diógenes: “el verdadero poder es el poder sobre uno mismo”
un filósofo frugal hurgaba en las máscaras oficiales.
Quería un sol,
sin la interrupción de la arrogancia.
Quería la honestidad
sin la debilidad de quien no acepta el cambio.


90

Antonio Porchia en sus “Voces”:
“el sol ilumina la noche,
no la convierte en luz”.
El ojo de una cerradura fue una bahía,
la esponjosa atomicidad de las cosas
se escondió en la garganta de un toro.

98

Los escombros feroces del tiempo
descuelgan quejidos sobre el cuerpo del lenguaje
un precipicio numinoso abre cuencas en su garganta
un cardumen aturdido recorre su silábica columna.

Del libro "Los cuerpos del lenguaje" editado por la editorial " Huesos de Jibia" 2014

sábado, 25 de abril de 2015

Geo Bogza (1908 Blejoi, Rumania-1993 Bucarest, Rumania)




Recuedros de Polonia
I
En Varsovia, una muchacha hablaba así:
si quieres acariciarme, yo no me opondría;
si quieres besarme, puedes hacerlo
te permitiría que me desnudes los senos.
Pero debes saber que a papá lo fusilaron los alemanes
y a un hermano mío lo quemaron en los hornos.
Si quieres acariciarme, yo no me opondría
pero debes saber que todos estos muertos
están en mí
y yo toda, toda soy de ceniza.
Bésame, pero que no te sepa amarga.
II
En Cracovia, una muchacha hablaba así:
si quieres puedes abrazarme
si quieres puedes acariciarme los senos
pero no me compres abalorios, nunca.
Tenía trece años cuando los alemanes
ahorcaron a mamá, de un árbol en la calle.
Si quieres podemos atravesar nadando el Vístula
pero no me digas que tengo el cuello blanco y bello
y no me compres abalorios, nunca

Traduccion de Omar Lara.

jueves, 23 de abril de 2015

Gcina Mhlophe (1958 , Hammarsdale,Sudáfrica )




Sola me siento a pensar

Últimamente más de una vez
Me he encontrado sentada sola, pensando
No es que tenga demasiado tiempo
Sólo para sentarme a pensar –
Soy una mujer ocupada con un horario apretado
Tengo que tratar de ir al mismo paso
del mundo veloz que me rodea
Pero entonces de alguna manera sucede
Que en medio de ese trajín y tropel
Todo se detiene
Y me hallo a mi misma sentada sola, pensando
¿No sería el Sr. Presidente un mejor hombre
Si él tuviese un útero y senos llenos de leche?
¿Se conmovería por la cantidad de niños encarcelados
Todos en el nombre de la paz, la ley y el orden
Si él tuviese un niño de diez años en prisión
El olor de los gases lacrimógenos y las heridas de bala sangrantes
Serían tan estimulantes como para producir esa sonrisa familiar en la cara del Presidente
Si él tuviese un útero y senos repletos de leche?
Todas estas visiones me vienen
Cuando estoy sentada sola pensando
Pensando en mi mejor amiga
Que está sentada en una celda
Y extraña a su bebito
Con los senos doloridos repletos de leche.


Traducción y Version  de Nora Isabel Delgado  y Jorge Paolantonio

Sitting alone thinking

Lately I have more than once
Found myself sitting alone, thinking
Not that I have such a lot of time
Just to sit and think -
I’m a busy woman with a heavy schedule
I have to try and keep up
With the fast world around me
But then somehow it happens
Right in the middle of all the hustle and bustle
Everything just stops
And I find myself sitting alone, thinking
Would Mr. President be a better man
If he had a womb and breasts full of milk?
Would he be impressed by the number of children jailed
All in the name of peace, law and order
If he had just one ten year old in jail
Would he smell the tear-gas and bloody bullet wounds
Be so appetising as to bring that familiar smile on the President’s face
If he had a womb and breasts full of milk?
All these visions came up to me
When I’m sitting alone thinking
Thinking of my very best friend
As he sits in a jail cell
Longing for her little baby
Her painful breasts full of milk

domingo, 19 de abril de 2015

Los poemas de Sigfrido Radaelli por Carlos Mastronardi




Sobre el libro " Hombre Callado"

Desde su título, este libro de Sigfrido Radaelli anuncia una definida posición ante el mundo y es símbolo de una naturaleza moral, sin duda nada común. Los poemas que integran “Hombre callado”, en cuanto dicen de contención y recato, responden con fidelidad a su título. Se diría la emancipación natural del alma donde se formaron. Nunca como en este caso el signo corresponde con mayor justeza a la cosa significada. En efecto, el carácter y la sensibilidad de Radaelli se evidencian sin sacrificio en estos versos que son fruto de una morosa y amorosa dedicación a cuatro o cinco asuntos esenciales. 
He hablado de contención y recato. La misma vida de Radaelli, que escribió poemas desde los años de su primera juventud pero que los retuvo como si hubiera querido remirarlos largamente y en secreto, prueba que los precedentes asertos nada tienen de gratuitos. Ahora nos da su primer libro de versos. Con decorosa cautela y con inusual modestia, tras muchos años de silencio voluntario, hoy suma su voz al coro de nuestra lírica. En una época que tiende a la cuantificación y en que el ideal burgués de la producción en masa todo lo invade, mantiene una conducta singular y adopta una actitud extraordinaria. 

En nuestro siglo, fuertemente proyectado hacia los valores pragmáticos y hacia la idolatría materialista del hecho, la gente no es juzgada por lo que es, sino por lo que hace. Nada más ajeno a la vida teorética o contemplativa que singularizó a ciertos períodos clásicos. El reino artístico se diría sometido a un imperioso anhelo de producción, anhelo que, de ser nuestros coetáneos, mucho hubiera sorprendido al sobrio Mallarmé, al suscinto Rimbaud. 
Estimo pues, digno de subrayarse la discreta actitud de Radaelli, que en vez de darnos una ambiciosa suma lírica ha preferido hacernos el don de un libro prieto, pero dotado de una intensidad y de una trémula riqueza que tendrán felices resonancias en el ánimo de sus lectores. 
He señalado una grata disidencia, hecha de mesura y de recato. Quiero decir dos palabras acerca de los versos de “Hombre callado”. El paso del tiempo, el sentimiento de lo perecedero asoma en sus páginas, pero esa condición sombría de todo lo humano está contrapesada por una intuición de perennidad, por una visión confortada del mundo y del destino. Afirma nuestro poeta que no hay caducidad sino olvido y desmemoria. Rastrea esencias inmortales y nos enseña que lo caedizo y fugaz no serían tales si no nos acompañase el sentimiento de lo eterno. Esta moralidad luminosa, esta concepción alentadora reaparece en muchas páginas de “Hombre callado”. 
Una exaltación que no excluye el apacible tono coloquial, una elocuencia sin elocuencia, imprime su tono a estos admirables poemas. El poeta se acerca a las cosas y las vidas; un manso franciscanismo lo consustancia con la verdad de todo lo creado. Otras veces lo desvelan los grandes enigmas; entonces su conmovedora voz pide la cifra de aquello que nos rige desde la sombra. Pero su palabra siempre es afirmativa y celebratoria. 
Huelgan mis consideraciones, ya que toda poesía firme se impone como una evidencia, como un hecho de la naturaleza. Me limito, pues, a proponer el contacto directo con este libro donde se hermanan la palabra y la delicadeza, el vigor y la ternura. 

Hombre callado, poemas, por Sigfrido Radaelli, con dibujos de Leopoldo Presas, Editorial Sudamericana, Buenos Aires. 

Publicado en EL DIARIO ( Parana ), el 13 de octubre de 1966