domingo, 25 de diciembre de 2011

Ewa Lipska (Cracovia, Polonia, 1945)




Durante las fiestas


Durante las fiestas por fin se puede
apagar el teléfono.
Si nace Dios
llamará la vecina.

Veo Casablanca
con el mismo apetito
de disgresión
de siempre.

Jugueteo con la soledad.
Me acompaña la leche caliente con miel.
Mi sexto dedo de la mano
teclea las letras.

No escribiré nada más.
La continuación de la noche
es intocable.

(del libro Placebo, Colección Cosmopoética, Córdoba, 2009)

Él era así

Él era así
en el momento de su muerte
tampoco despertó a los de casa.
Se levantó de la cama
y con los zapatos en la mano
de puntillas
se fue al otro mundo.

Incluso sus propios pies
se apartaron discretamente de su camino.

De Cuarta antología de poemas

Le hablo a mi país

Le hablo a mi país:
trasládate
vete.
Sé por un momento
extranjero.
Después regresa
y habita en ti.
Medita todo esto
una vez más.
Atrápate al vuelo.

(Trad. del polaco: Abel Murcia)

domingo, 18 de diciembre de 2011

Héctor Eduardo Ciocchini (La Plata, 1922 – Buenos Aires, 2005)








A María Clara


Sálvame, martirizada,
de la crueldad del amor, de los seres humanos,
de su feroz herida. Llévame
a la serenidad del canto.
Que mi plegaria sea ponderada, un bálsamo
para mi inquieto corazón.

Tú que sufriste todos los martirios
calma este agudo dolor, la soledad de la edad y de la muerte
asomando sus pies debajo de mis pasos.

Amor que me das muerte
retira la crueldad de tus armas,
cede tu paso al sueño y al reposo.

(De: Homenaje a John Keats y Fragmentos de un Diario, 1995).

Mi existencia (Conjuros)

Si mi existencia es sólo
una gran negación de la luz,
un gran error, un crimen
que sangra por todos los costados,
un vano discurrir sobre los dioses,
su apariencia absoluta de miseria
no hace más que proclamar tu grandeza,
oh gran desconocido.
En tu vacío me muevo
te doy muerte
con cada uno de mis actos;
pero, quizá, al creer darte muerte
sigo tu voluntad,
afirmo mi existencia fugitiva,
tu eternidad sin nombre.




Las orillas desiertas
 

I

Reposa tu cabeza
torturada de sombras y tormentas:
sea la lluvia un saludable olvido
en su morosa destilación
sobre las piedras inmemoriales.
Después de cada viaje
en los recintos ardientes del amor,
en su azaroso olvido,
vuelvo a reconocer mi soledad
como un ciego las piedras de su casa.
Y así en la gruta del deseo,
en donde se repiten los sueños de los padres,
vuelve a llorar una sabiduría
en que sólo se atisba la corriente
de un mar brutal y sordo
que renueva incesante su pasión.

(De: Herbolario, 1982).


sábado, 3 de diciembre de 2011

Carlos Latorre (Buenos Aires, 1916-1980)




La luz roja


Entre todos los muebles que adornan los mundos interiores prefiero los carnívoros
Los armarios para las noches de tormenta
Mi lecho de reguero de pólvora
Su lecho para la materia que constantemente se transforma
El amor siempre toma la forma de los cuerpos que lo contienen
La casa se adapta a los hijos que engendra
Por eso entre dos mujeres elijo siempre a la del golpe de gracia
La que ama de arriba abajo
Entre ella y yo ponemos en marcha el largo tren del peligro


Acto de fe

La verdad Revelada ha sido mal interpretada.
Sucede siempre que el alcance de la conjetura
o la decisión,
se pone en manos de serviles
o de castrados,
de más papistas que el Papa.
Lo sagrado es eso:
lo sagrado,
y nadie puede ponerle la mano encima,
su sucia mano encima.


Ciencia cierta


Un poema no se hace,
comparece;
va emergiendo como un islote que el mar pone lentamente en descubierto.
Un poema no dice nada de lo dicho ya,
grita,más bien,
como un apuñalado a quien el arma le revuelve las entrañas ferozmente.
Un poema no canta
ni encanta demasiado,
nos toma de la garganta como Jack,el Destripador en el estertor del consumado crimen de su negra imaginación.
Un poema no explica
ni justifica,
nos somete como una borrachera desatada a medianoche en el estanco
de un burdel.
Un poema no hace luz
ni oscuridad,
sin embargo enceguece como el sol cuando se lo mira cara a cara.
Un poema es gratuito como un accidente
y comprometedor como un crimen sin coartada.