domingo, 24 de julio de 2016

Luis Cernuda ( Sevilla 1902, Mexico 1963)





Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo solo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allá donde termine ese afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.


Poema VII



Adolescente fui en días idénticos a nubes, 
cosa grácil, visible por penumbra y reflejo,
y extraño es, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.


Perder placer es triste
como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
aquél fui, aquél fui, aquél he sido;
era la ignorancia mi sombra.


Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida.


Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos,
las hallará vacías, como en la adolescencia
ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.



Del  libro “Donde habite el olvido” 1932

sábado, 23 de julio de 2016

Edgar Allan Poe ( 1809, Boston, Massachusetts, Baltimore, Maryland)



Un sueño en un sueño

¡Toma este beso en la frente!

Y ahora, que estaré ausente,

déjame pues que te cuente

que no erraba tu intuición:

mis días un sueño son;

pero si huyó la Esperanza

con más o menos tardanza,

a la vista, o escondida,

¿está entonces menos ida?

Lo real y la ficción

un sueño en un sueño son.





Frente a una mar tormentosa,

en una orilla lluviosa,

acaricio entre mis manos

de dorada arena granos…

¡Qué pocos son! Y aunque oprimo

mis dedos, no los redimo,

mientras gimo… ¡mientras gimo!

¡Ay, Dios! ¿Acaso es en vano

apretarlos en la mano?

¡Ay, Dios! ¿No puedo salvar

ni a uno en su cruel rodar?

Lo real y la ficción,

¿un sueño en un sueño son?


Traduccion inedita de Marcelo Burello




A Dream Within a Dream

Take this kiss upon the brow!

And, in parting from you now,

Thus much let me avow-

You are not wrong, who deem

That my days have been a dream;

Yet if hope has flown away

In a night, or in a day,

In a vision, or in none,

Is it therefore the less gone?

All that we see or seem

Is but a dream within a dream.



I stand amid the roar

Of a surf-tormented shore,

And I hold within my hand

Grains of the golden sand-

How few! yet how they creep

Through my fingers to the deep,

While I weep- while I weep!

O God! can I not grasp

Them with a tighter clasp?

O God! can I not save

One from the pitiless wave?

Is all that we see or seem

But a dream within a dream?

lunes, 18 de julio de 2016

Howard Fast (Nueva York, 1914 - Connecticut, 2003)


El huevo

Fue un hecho afortunado, como lo reconocieron todos, que Souvan estuviera a cargo de las excavaciones 167-arco II, porque aunque era un arqueólogo de segundo orden, su hobby o afición lateral era las excentricidades de las ideas sociales de la segunda mitad del siglo veinte. No era simplemente un historiador, sino un estudioso cuya curiosidad lo llevó por los pequeños atajos olvidados por la historia. De otra manera, el huevo no hubiera recibido el tratamiento que tuvo.
La excavación tenía lugar en la parte norte de una región que en tiempos antiguos se había llamado Ohio, perteneciente a un ente nacional conocido como Estados Unidos de América en aquel entonces. Había sido una nación tan poderosa que había resistido tres incendios atómicos antes de desintegrarse, y por eso era más rica en tesoros enterrados que cualquier otra parte del mundo. Como lo sabe cualquier escolar, fue sólo en el siglo pasado que logramos llegar a entender las antiguas costumbres sociales de las últimas décadas de la era anterior. No es muy fácil superar una brecha de tres mil años, y es muy natural que la edad de la guerra atómica esté más allá de la comprensión de los seres humanos normales.

Souvan había pasado años de investigación calculando el lugar exacto para la excavación, y aunque nunca lo había declarado públicamente, no estaba interesado en refugios atómicos sino en otra manifestación de aquella época, una manifestación olvidada. Habían sido tiempos de muerte (el mundo no había visto antes tantas muertes), y por eso habían sido tiempos en que se había tratado de conquistar la muerte, mediante curas, sueros, anticuerpos, y mediante algo que le interesaba a Souvan de manera especial: el método de congelación.
A Souvan le interesaba sobremanera la cuestión de .la congelación. Según sus investigaciones, parecería que al comenzar la segunda mitad del siglo veinte, se habían congelado órganos humanos así como también animales enteros. Los más simples habían sido descongelados y revividos. Algunos médicos habían concebido la idea de congelar a seres humanos que padecían enfermedades incurables, manteniéndolos luego en hibernación hasta que se hubiera descubierto la cura de la enfermedad en cuestión. Para entonces, en teoría, se los reviviría para curarlos. Si bien sólo los ricos aprovecharon las ventajas del método, fueron varios cientos de miles de personas las que lo utilizaron (no se conocía a ciencia cierta si alguien había sido revivido y curado), y los centros construidos a tal efecto fueron destruidos por los incendios y los siglos de barbarie y salvajismo.
Sin embargo, Souvan había hallado una referencia a uno de esos centros, construido durante la última década de la era atómica. Era subterráneo y aparentemente tenía compresores accionados por energía atómica. Los años de trabajo e investigación estaban apunto de dar fruto. Habían hundido el socavón a unos cien pies dentro de la materia como lava que estaba al sur del lago, y ya habían llegado a las ruinas de lo que parecía ser la instalación que buscaban. Ya habían penetrado en el antiguo edificio y ahora, armados con poderosos reflectores, picos y palas, Souvan y los estudiantes que lo ayudaban caminaban por las ruinas, pasando de habitación .en habitación y de sala en sala.
Sus investigaciones y cálculos no lo habían defraudado. El lugar era precisamente lo que había esperado: un instituto para la congelación y preservación de seres humanos.
Entraron en todas las cámaras donde estaban apilados los ataúdes. Parecían las catacumbas cristianas de un pasado remotísimo. La energía que impulsaba los compresores se había detenido hacía tres milenios y hasta los esqueletos dentro de los ataúdes se habían convertido en polvo.
-Ahí termina el sueño de la inmortalidad del hombre -pensó Souvan, preguntándose quiénes habrían sido esos pobres diablos y cuáles habrían sido sus últimos pensamientos antes de ser congelados para desafiar lo más ineludible del universo, el tiempo mismo. Sus estudiantes charlaban excitados, y si bien Souvan sabía que su descubrimiento sería recibido como uno de los más importantes de su tiempo, se sentía profundamente decepcionado. Él había esperado encontrar algún cuerpo bien preservado en alguna parte, y con ayuda de la medicina, al lado de la cual la del siglo veinte había sido bastante primitiva, volverlo a la vida y así obtener un informe directo de esas misteriosas décadas en que la raza humana, en un ataque de locura generalizado en el mundo entero, se había vuelto contra sí misma destruyendo no sólo el 99 % de la humanidad sino también todas las formas de vida animal existente. Sólo habían sobrevivido datos muy incompletos de las formas de vida de esa época, mucho menos de los pájaros que de otros animales, a tal extremo que las maravillosas criaturas aéreas que surcaban los vientos del cielo eran parte integrante de mitos más que de la realidad histórica.
El sueño dorado de Souvan, ahora destrozado, había sido encontrar un hombre o una mujer, un ser humano que hubiera sido capaz de arrojar luz sobre el origen de los incendios provocados por las naciones de la Tierra para destruirse entre sí. Por todas partes se veían importantes trozos de esqueletos que permanecían intactos, como un cráneo que presentaba un maravilloso trabajo de restauración en la dentadura (Souvan quedó impresionado por la eficiencia técnica de los antiguos), un fémur, un pie, y en un ataúd encontró un brazo momificado, lo que lo sorprendió. Todo esto era fascinante e importante, pero nada si se lo comparaba con las posibilidades inherentes a su sueño destrozado.
No obstante Souvan inspeccionó todo con gran cuidado. Condujo por las ruinas a sus estudiantes, y no se perdieron nada. Examinaron más de dos mil ataúdes, en los que no encontraron más que el polvo de la muerte y del tiempo.
Pero el sólo hecho de que la instalación hubiera sido construida a tal profundidad sugería que pertenecía a la última parte de la era atómica. Indudablemente los científicos de la época se habrían dado cuenta de la vulnerabilidad de la energía eléctrica cuyo origen no fuera atómico, y a menos que los historiadores estuvieran equivocados, ya se utilizaba la energía atómica para la producción de electricidad.
Pero, ¿qué clase de energía atómica? ¿Cuánto tiempo podría funcionar? ¿ Dónde había estado la planta de energía? ¿Utilizaban el agua como agente refrigerante? En ese caso, la planta de energía estaría en la ribera del lago, ahora convertida en vidrio y lava. Posiblemente no habían llegado a descubrir cómo se construía una unidad atómica autónoma capaz de producir energía por lo menos para cinco mil años. Si bien no habían encontrado una planta así en ninguna de las ruinas, había que considerar que la mayor parte de la civilización antigua había sido destruida por los incendios y por eso sólo habían sobrevivido fragmentos de su cultura.
En ese momento de sus meditaciones fue interrumpido por el alarido proferido por uno de sus estudiantes, cuya tarea era detectar radiaciones.
-Tenemos radiación, señor.
No era extraño en una excavación a bajo nivel, pero muy inusual a esa profundidad.
-¿Cuánto?
-De 003. Muy baja.
-Muy bien -dijo Souvan-. Guíenos, proceda lentamente.
Sólo faltaba examinar un recinto, una especie de laboratorio. ¡Qué extraño cómo los huesos perecían pero sobrevivían la maquinaria y los equipos! Souvan caminaba detrás del detector de radiaciones, y detrás de él todos los otros, desplazándose con gran lentitud.
-Es energía atómica, señor, ahora 007, todavía inofensiva. Creo que ésa es la unidad, la que está en el rincón, señor.
Del rincón se oía un murmullo muy débil.
Había una gran unidad sellada conectada por un cable a una caja de unos treinta centímetros cuadrados. La caja, construida de acero inoxidable, en partes todavía brillante, emitía un sonido apenas audible.
Souvan se volvió a uno de sus discípulos.
-Análisis de sonido, por favor.
El estudiante abrió una caja que llevaba, la puso sobre el suelo, ajustó los diales, y leyó los resultados.
-Es un generador -dijo, excitado-. Activado por energía atómica, más bien simple y primitivo, pero increíble. No demasiada energía, pero constante. ¿Cuánto tiempo ha pasado?
-Tres mil años.
-¿Y la caja?
-Presenta algunos problemas -dijo el estudiante-. Parece que hay una bomba, un sistema de circulación, quizás un compresor. El sistema está funcionando, lo que indicaría que hay refrigeración en alguna parte. Es una unidad sellada, señor.
Souvan tocó la caja. Estaba fría, pero no más fría que los demás objetos metálicos que había en las ruinas. Bien aislado, pensó, maravillándose nuevamente del genio técnico de esos antiguos.
-¿Qué porcentaje -preguntó al estudiante- estima que está dedicado a la maquinaria?
El estudiante volvió a tocar los diales y estudió las agujas de su detector de sonido.
-Es difícil decirlo, señor. Si quiere algo aproximado, yo diría que un ochenta por ciento.
-Así que si contiene un objeto congelado, debe ser muy pequeño, ¿verdad? –preguntó Souvan, tratando de que no se notara que le temblaba la voz de ansiedad.
-Muy pequeño, sí señor.
Dos semanas más tarde Souvan habló por televisión. Habló para la gente. Con el final de los grandes incendios atómicos de hacía tres mil años se habían terminado las razas y los idiomas. Las pocas personas que sobrevivieron se juntaron y se casaron entre sí, y de todas las lenguas salió una sola. Con el tiempo se propagaron a los cinco continentes de la Tierra.
Ahora había medio billón de habitantes. Volvía a haber campos de trigo, huertos y bosques, y peces en el mar. Pero no existía el canto de los pájaros ni el grito de ninguna bestia, porque ni bestias ni pájaros habían sobrevivido.
-“Sin embargo, algo sabemos acerca de los pájaros.” -dijo Souvan, un poco nervioso porque era la primera vez que hablaba por el circuito mundial. Ya les había contado acerca de sus cálculos, la excavación y el hallazgo.
-"No es mucho, desgraciadamente, porque no ha quedado ninguna imagen ni representación de un pájaro. Pero durante nuestras investigaciones hemos tenido la suerte de encontrar algún libro que mencionaba a los pájaros, o un verso, una referencia en una novela. Sabemos que su hábitat era el aire, que volaban sobre alas extendidas, no como vuelan nuestros aviones impulsados por sus chorros atómicos, sino como nadan los peces, con belleza y gracia. Sabemos que algunos era pequeños, otros muy grandes, y sabemos también que estaban cubiertos por una pelusa que llamaban plumas. Pero cómo era exactamente un ave o una pluma o un ala, eso no lo sabemos, fuera de la imaginación de nuestros artistas, que tantas veces han imaginado a los pájaros.”
-"Bien, en el último cuarto que examinamos en el extraño lugar de resurrección construido por los antiguos en América, en la única célula de refrigeración que todavía funcionaba, descubrimos una cosita ovoide que creemos que es el huevo de un pájaro. Como saben, existe una disputa entre los naturalistas; algunos sostienen que no es posible que una criatura de sangre caliente se reproduzca por medio de huevos, otros dicen que sí, que es igual que los insectos y los peces, pero esa disputa no ha sido resuelta todavía. Muchos hombres de ciencia de gran reputación creen que el huevo del pájaro era simplemente un símbolo, un símbolo mitológico. Otros sostienen con igual firmeza que los pájaros se reproducían poniendo huevos. Quizá podamos por fin resolver esta disputa.”
-"De cualquier modo, hora verán el dibujo de un huevo"
En las cámaras de televisión apareció una cosa pequeña, de una pulgada de largo, y toda la gente de la Tierra la miró.
-"He aquí el huevo. Lo hemos sacado de la cámara de refrigeración con el mayor de los cuidados, y ahora está en una incubadora que le hemos construido especialmente. Hemos analizado todos los factores que podrían indicarnos cuál sería el calor adecuado, y ahora que hemos hecho todo lo posible, debemos esperar. No tenemos idea de cuánto tiempo llevará la incubación. La máquina que se usó para congelarlo y mantenerlo fue probablemente la primera de su tipo que se construyó (tal vez la única), y seguramente se planeaba congelar el huevo por un período muy breve, quizá para comprobar la eficacia de la máquina. Sólo podemos tener esperanzas de que, tres mil años después, quede un germen de vida".
Pero Souvan tenía mucho más que esperanzas. El huevo había sido puesto bajo el cuidado de una comisión de naturalistas y biólogos, pero como él había sido su descubridor, Souvan podía estar presente en todo. Ni sus amigos ni su familia lo veían. Vivía en el laboratorio, comía y dormía allí. Las cámaras de televisión, fijas sobre el minúsculo objeto en la incubadora de vidrio, informaban en la hora de su progreso a todo el mundo. Souvan, junto con la comisión de científicos, no podían apartarse del lugar. El arqueólogo se despertaba y en seguida recorría los silenciosos corredores para ir a mirar el huevo. Cuando dormía, soñaba con el huevo. Observó cientos de dibujos hechos por artistas sobre pájaros, y recordó antiguas leyendas de seres metafísicos llamados ángeles, preguntándose si no habían tenido origen en alguna especie de pájaro.
Él no era el único cuyo interés era fanático. En un mundo sin fronteras; sin guerras ni enfermedades, casi sin odio, no había sucedido nada tan excitante como el descubrimiento del huevo. Millones y millones de personas observaban el huevo en sus televisores. Millones soñaban con lo que podría llegar a convertirse.
Y luego sucedió. A los catorce días Souvan fue despertado por uno de los ayudantes del laboratorio.
-¡Está saliendo del cascarón! -exclamó-. ¡Venga, Souvan, que está saliendo!
Todavía en su ropa de dormir, Souvan corrió al cuarto de la incubadora, donde ya estaban reunidos los naturalistas y los biólogos junto a la máquina. En medio de las voces se oía el ruego de los camarógrafos pidiendo más espacio para la imagen. Souvan los ignoró, abriéndose paso para ver.
Estaba sucediendo. Ya la cáscara estaba agrietada, y mientras observaba vio un pequeño pico que se abría paso, seguido de una bolita de plumas amarillas. Su primera reacción fue de gran desilusión. ¿Así que éste era un pájaro? ¿Esta minúscula e informe bolita de vida parada sobre dos patas que apenas si podía caminar, y que evidentemente era incapaz de volar? Luego su entrenamiento científico lo hizo razonar asegurándole que el infante no necesariamente se parece al adulto, y que el hecho de que emergiera vida de un antiguo huevo congelado era el milagro. más grande que hubiera presenciado.
Ahora se hicieron cargo de todo los naturalistas y los biólogos. Ya habían determinado, recomponiendo todos los fragmentos de información que poseían, y utilizando el ingenio, además, que la dieta de la mayoría de los pájaros debía haber consistido de raíces y de insectos, y ya tenían preparado todas las variaciones posibles de dietas, listos para ver cuál era la mejor para el velloncito amarillo. Trabajaron siguiendo el instinto pero también rezando, y por suerte hallaron una dieta adecuada.
Durante las semanas siguientes el mundo y Souvan observaron la cosa más maravillosa, el crecimiento de un polluelo que llegó a convertirse en un hermoso pájaro cantor. Lo trasladaron de la incubadora a una jaula y luego a otra jaula más grande, y luego un día extendió las alas e hizo el primer intento para volar.
Casi medio billón de personas gritaron de alegría, pero nada de esto sabía el pájaro. Cantó, débilmente al principio, luego cada vez con más fuerza. Hizo sus trinos, y el mundo escuchó con más interés que el que prestaba a sus grandes orquestas sinfónicas.
Construyeron una gran jaula de, treinta pies de alto, cincuenta de largo y cincuenta de ancho, y colocaron la jaula en el medio de un parque, y el pájaro volaba y cantaba dentro de la jaula como si fuera una veloz bola sonora.
Millones de personas iban al parque a ver el pájaro con sus propios ojos. Atravesaban los continentes y los anchos mares. Llegaban de todos los confines de la Tierra para ver el pájaro.
Quizás algunos de ellos sintieron que les cambiaba la vida, así como Souvan sintió que su vida había cambiado. Vivía ahora con los sueños y recuerdos de un mundo que había existido, un mundo en el que esos bailarines plumados eran cosa de todos los días, en el que el cielo estaba lleno de sus formas que planeaban, se precipitaban y bailaban. Vivir con ellos debe haber sido un goce sin fin. Verlos desde la puerta de la casa, observarlos, oír sus trinos de la mañana hasta el atardecer debe haber sido un éxtasis. Iba a menudo al parque (tan a menudo que interfería con su trabajo), se abría paso entre las inmensas muchedumbres hasta que se acercaba y podía ver el rayito de sol que había regresado al mundo desde la inmensidad de los tiempos. y un día; parado allí, miró la lejanía azul del cielo y supo lo que debía hacer.
Era una figura de fama mundial, así que no le fue difícil que el Consejo le diera audiencia.
Parado ante el augusto cuerpo de cien hombres y mujeres que administraban todo lo relacionado con la vida en la Tierra, esperó hasta que el presidente del consejo, un venerable viejo de barba blanca y más de noventa años, le dijo:
-Te escuchamos, Souvan.
Estaba nervioso, intranquilo, pero sabía qué era lo que debía decir y juntó ánimos para decirlo.
-El pájaro debe ser puesto en libertad –dijo Souvan.
Se hizo un silencio que duró varios minutos, hasta que se puso de pie una mujer y le preguntó, no sin amabilidad:
-¿Por qué dices eso, Souvan?
-Quizá porque, sin querer ser egoísta, estoy en condiciones de decir que mi relación con el pájaro es especial. De cualquier manera, ha entrado en mi vida y en mi ser, dándome algo de lo que antes carecía.
-Posiblemente lo mismo nos pase a todos, Souvan.
-Posiblemente, y por eso sabrán lo que siento. El pájaro está con nosotros desde hace más de un año. Los naturalistas con los que he discutido creen que un ser tan pequeño no puede vivir mucho. Vivimos por amor y hermandad.
Damos porque recibimos. El pájaro nos ha dado el don más precioso, un nuevo sentido de la maravilla que es la vida. Todo lo que podemos darle en cambio es el cielo azul, para el que fue creado. Es por eso que sugiero que soltemos el pájaro.
Souvan se retiró y los consejeros se pusieron a hablar entre ellos, hasta que al día siguiente anunciaron al mundo su decisión. Iban a soltar el pájaro. La explicación que dieron fueron las palabras de Souvan. Así llegó un día, no mucho después, en que medio millón de personas se agolparon en las colinas y valles del parque donde estaba la jaula, mientras medio billón más miraba en sus televisores.
Había miles de largavistas enfocados sobre la jaula. Souvan no tenía necesidad de ellos, porque estaba junto a la jaula. Observó cómo corrían el techo de la jaula, y luego observó al pájaro.
Se quedó sobre la percha, cantando con todos sus bríos, mientras un torrente de sonidos brotaba de su pequeña garganta. Luego, de alguna manera, se dio cuenta de la libertad. Voló, primero dentro de la jaula, luego en círculos, elevándose cada vez más alto hasta que sólo fue un aleteo brillante de sol, y luego nada más.
-A lo mejor regresa -dijo alguien que estaba cerca de Souvan.
Extrañamente, el arqueólogo deseó que no fuera así. Tenía los ojos llenos de lágrimas, pero sentía una alegría y una plenitud que nunca había experimentado en su vida.

domingo, 17 de julio de 2016

Wislawa Szymborska (Kornik, 1923 , Cracovia 2012)



 

Nada sucede dos veces


Nada sucede dos veces
ni va a suceder, por eso
sin experiencia nacemos,
sin rutina moriremos.

 

En esta escuela del mundo
ni siendo malos alumnos
repetiremos un año,
un invierno, un verano.

No es el mismo ningún día,
no hay dos noches parecidas,
igual mirada en los ojos,
dos besos que se repitan.

Ayer mientras que tu nombre
en voz alta pronunciaban
sentí como si una rosa
cayera por la ventana.

Ahora que estamos juntos,
vuelvo la cara hacia el muro.
¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?
¿Como una flor o una piedra?

Dime por qué, mala hora,
con miedo inútil te mezclas.
Eres y por eso pasas.
Pasas, por eso eres bella.

Medio abrazados, sonrientes,
buscaremos la cordura,
aun siendo tan diferentes
cual dos gotas de agua pura.

 


Las cartas de los muertos



Leemos las cartas de los muertos como dioses indefensos
pero, al fin y al cabo, dioses, ya que conocemos la continuación.
 
Sabemos qué deudas no se pagaron.
Con quiénes se precipitaron a casarse las viudas.
Pobres muertos, muertos cegados, engañados,
 falibles, previsores en vano.
Vemos muecas y guiños a sus espaldas.
Al oído nos llega el rasgar de testamentos rotos.
Ridículos, como sentados en tostadas de mantequilla,
echan a correr en pos de sombreros al viento.
Su mal gusto, Napoleón, el vapor y la electricidad,
sus curas mortíferas a enfermedades curables,
su bobo Apocalipsis según San Juan,
su falso paraíso terrenal según Jean-Jacques.
En silencio contemplamos sus peones en el tablero de ajedrez.
pero cuando ya han avanzado tres casillas.

Cuanto habían previsto sucedió diferente,
o un poco diferente, es decir, absolutamente diferente.
Los más vehementes nos miran confiados a los ojos
para por fin ver, según sus cálculos, la perfección.

En Paisaje con grano de arena Antología en español 1957-1993 Traducción: Jerzy Sławomirski y Ana María Moix, 1997 Zoopat http://goo.gl/WpCb0



Torturas

Nada ha cambiado.
El cuerpo tiembla como temblaba
antes y después de la fundación de Roma,
en el siglo veinte antes y después de Cristo,
las torturas son como fueron, aunque la tierra ha menguado
y diríase que todo sucede a la vuelta de la esquina.

Nada ha cambiado.
Salvo el número de habitantes por metro cuadrado,
a las viejas culpas de suman nuevas,
reales, imputadas, momentáneas y nulas,
pero el grito del cuerpo que las avala
era, es y será un grito de inocencia
según el baremo y escala seculares.
Nada ha cambiado.
Quizás los modales, las ceremonias y las danzas,
pero el gesto de brazos protegiendo una cabeza
sigue siendo el mismo.
El cuerpo se retuerce, forcejea para liberarse,
cae postrado, dobla las rodillas,
lividece, se hincha, babea y sangra.


Nada ha cambiado.
Salvo el curso de los ríos,
la línea de los bosques, costas, desiertos y glaciares.
Por esos parajes el alma yerra,
desaparece, vuelve, se acerca y se aleja,
ajena a sí misma e inasequible,
ora segura, ora insegura de su existencia,
mientras el cuerpo es, es y sigue siendo,
y no tiene donde cobijarse.


Un gato en un piso vacio


Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.

Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.

Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.

Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.

Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al principio.


Wisława Szymborska- Polonia

Traducción: Abel A.Murcia Soriano




KOT W PUSTYM MIESZKANIU

Umrzeć - tego się nie robi kotu.
Bo co ma począć kot
w pustym mieszkaniu.
Wdrapywać się na ściany.
Ocierać między meblami.
Nic niby tu nie zmienione,
a jednak pozamieniane.
Niby nie przesunięte,
a jednak porozsuwane.
I wieczorami lampa już nie świeci.

Słychać kroki na schodach,
ale to nie te.
Ręka, co kładzie rybę na talerzyk,
także nie ta, co kładła.

Coś sie tu nie zaczyna
w swojej zwykłej porze.
Coś się tu nie odbywa
jak powinno.
Ktoś tutaj był i był,
a potem nagle zniknął
i uporczywie go nie ma.

Do wszystkich szaf sie zajrzało.
Przez półki przebiegło.
Wcisnęło się pod dywan i sprawdziło.
Nawet złamało zakaz
i rozrzuciło papiery.
Co więcej jest do zrobienia.
Spać i czekać.

Niech no on tylko wróci,
niech no się pokaże.
Już on się dowie,
że tak z kotem nie można.
Będzie się szło w jego stronę
jakby się wcale nie chciało,
pomalutku,
na bardzo obrażonych łapach.
O żadnych skoków pisków na początek.


Wislawa Szymborska- Polonia




CAT IN AN EMPTY APARTMENT

Dying--you wouldn't do that to a cat.
For what is a cat to do
in an empty apartment?
Climb up the walls?
Brush up against the furniture?
Nothing here seems changed,
and yet something has changed.
Nothing has been moved,
and yet there's more room.
And in the evenings the lamp is not on.

One hears footsteps on the stairs,
but they're not the same.
Neither is the hand
that puts a fish on the plate.

Something here isn't starting
at its usual time.
Something here isn't happening
as it should.
Somebody has been here and has been,
and then has suddenly disappeared
and now is stubbornly absent.

All the closets have been scanned
and all the shelves run through.
Slipping under the carpet and checking came to nothing.
The rule has even been broken and all the papers scattered.
What else is there to do?
Sleep and wait.

Just let him come back,
let him show up.
Then he'll find out
that you don't do that to a cat.
Going toward him
faking reluctance,
slowly,
on very offended paws.
And no jumping, purring at first.


Wislawa Szymborska- Polonia
Traducción del polaco al inglés: Joanna Trezeciak







IL GATTO IN UN APPARTAMENTO VUOTO

Morire - questo a un gatto non si fa.
Perché cosa può fare il gatto
in un appartamento vuoto?
Arrampicarsi sulle pareti.
Strofinarsi tra i mobili.
Qui niente sembra cambiato,
eppure tutto è mutato.
Niente sembra spostato,
eppure tutto è fuori posto.
E la sera la lampada non brilla più.

Si sentono passi sulle scale,
ma non sono quelli.
Anche la mano che mette il pesce nel piattino
non è quella di prima.

Qualcosa qui non comincia
alla sua solita ora.
Qualcosa qui non accade
come dovrebbe.
Qui c'era qualcuno, c'era,
e poi d'un tratto è scomparso,
e si ostina a non esserci.

In ogni armadio si è guardato.
Sui ripiani è corso.
Sotto il tappeto si è controllato.
Si è perfino infranto il divieto
di sparpagliare le carte.
Cos'altro si può fare.
Aspettare e dormire.

Che provi solo a tornare,
che si faccia vedere.
Imparerà allora
che con un gatto così non si fa.
Gli si andrà incontro
come se proprio non se ne avesse voglia,
pian pianino,
su zampe molto offese.
E all'inizio niente salti né squittii.


Wislawa Szymborska- Polonia


El silencio de las plantas

La relación unilateral entre vosotras y yo
no va mal de todo.

Sé lo que es hoja, pétalo, espiga, piña, tallo
y lo que os pasa a vosotras en abril y en diciembre.

Aunque mi curiosidad no es correspondida,
me inclino especialmente sobre algunas
y hacia otras levanto la cabeza.

Tengo nombres para vosotras:
arce, cardo, narciso, brezo,
enebro, muérdago, nomeolvides,
y vosotras no tenéis ninguno para mí.

Hacemos el viaje juntas.
Y durante los viajes se conversa ¿o no?
se intercambian opiniones al menos sobre el tiempo
o sobre las estaciones que pasan volando.

Temas no faltan, porque nos unen muchas cosas.
La misma estrella nos tiene a su alcance.
Proyectamos sombras según las mismas leyes.
Intentamos saber cosas cada una a su manera
y en lo que no sabemos también hay semejanza.

Lo aclararé como pueda, preguntadme y ya está:
qué es eso de ver con los ojos,
para qué me late el corazón
o por qué mi cuerpo no echa raíces.

Pero cómo contestar a preguntas nunca hechas,
si además se es alguien
para vosotras tan nadie.

Musgo, bosque, prados y juncales,
todo lo que os digo es un monólogo
y no sois vosotras quienes lo escucháis.

Hablar con vosotras es necesario e imposible.
Urgente en una vida apresurada
y está aplazado hasta nunca.




Hay quienes

Hay quienes llevan a cabo la vida más hábilmente.
Tienen orden en su interior y a su alrededor.
Para todo la manera y la respuesta adecuada.

Adivinan inmediatamente quién a quién, quién con quién,
con qué objetivo, por dónde.

Ponen el sello en las verdades absolutas,
arrojan a la trituradora los hechos innecesarios,
y a las personas desconocidas
a las carpetas destinadas a ellas de antemano.

Piensan justo lo debido
ni un segundo más,
porque tras ese segundo acecha la duda.

Y cuando los dan de baja de la existencia,
dejan su puesto
por la puerta señalada.

A veces los envidio
-afortunadamente se me pasa.

traduccion de Abel Murcia y Gerardo Beltran

Del libro "Y hasta aquí" Posdata Editores y la Universidad Autónoma de Sinaloa(2012)



Amor a primera vista

Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.

De "Fin y principio" 1993
Versión de Abel A. Murcia


Despedida de un paisaje

No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.

Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.

No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.

Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.

No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.

Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.

Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.

Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.

Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.

No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.

Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.

Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.

De "Fin y principio" 1993
Versión de Gerardo Beltrán


Una del montón

Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.

Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.

En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a la medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.

Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.

Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.

Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.

Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.

Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.

¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?

¿Y si hubiera nacido
no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?

El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.

Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.

Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.

Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente.

Versión de Gerardo Beltrán

Todos estos poemas se pueden ver en el sitio "A media voz"

sábado, 16 de julio de 2016

Edgar Lee Masters (Garnett, Kansas,1868 - Melrose Park, Pensilvania,1950)





John Horace Burleson

Gané el premio de ensayo en el colegio
aquí en el pueblo,
y publiqué una novela antes de los veinticinco años.
Fui a la ciudad en busca de temas y para enriquecer mi arte;
allá me casé con la hija de un banquero,
y más tarde llegué a ser presidente del banco;
esperando siempre estar desocupado
para escribir una novela épica sobre la guerra.
Entretanto era amigo de los grandes, y amante de las letras,
y huésped de Matthew Arnold y de Emerson.
Un orador de sobremesa, escritor de ensayos
para los círculos locales. Al final me trajeron aquí
—el hogar de mi infancia, sabéis—,
sin siquiera una pequeña lápida en Chicago
para mantener vivo mi nombre.
Oh la grandeza de escribir este solo verso:
"¡Agítate, profundo y tenebroso Océano azul, agítate!"





I won the prize essay at school
Here in the village,
And published a novel before I was twenty-five.
I went to the city for themes and to enrich my art;
There married the banker’s daughter,
And later became president of the bank—
Always looking forward to some leisure
To write an epic novel of the war.
Meanwhile friend of the great, and lover of letters,
And host to Matthew Arnold and to Emerson.
An after dinner speaker, writing essays
For local clubs. At last brought here—
My boyhood home, you know—
Not even a little tablet in Chicago
To keep my name alive.
How great it is to write the single line:
“Roll on, thou deep and dark blue Ocean, roll!




















John M. Church

Fui abogado de la “Q”
y de la compañía que aseguró
a los dueños de la mina.
Soborné a juez, jurado
y cortes superiores
para burlar al tullido,
la viuda y el huérfano;
así gané mi fortuna
y en el Colegio de Abogados
me colmaron de elogios elocuentes.
Los tributos florales fueron muchos
pero las ratas devoraron mi corazón
¡y una serpiente anidó en mi calavera!



I was attorney for the "Q"
And the Indemnity Company which insured
The owners of the mine.
I pulled the wires with judge and jury,
And the upper courts, to beat the claims
Of the crippled, the widow and orphan,
And made a fortune thereat.
The bar association sang my praises
In a high-flown resolution.
And the floral tributes were many—
But the rats devoured my heart
And a snake made a nest in my skull

Robert Davidson

Crecí espiritualmente nutriéndome del alma de la gente.
Si veía un alma fuerte
la hería en su orgullo y devoraba su fuerza.
Los refugios de la amistad conocían mi astucia,
porque cuando podía robar a un amigo lo hacía.
Y toda vez que lograba ensanchar mi poder
socavando una ambición, lo hacía,
así calmaba la propia.
Y triunfar sobre las otras almas,
sólo para afirmar y demostrar mi fuerza superior
era para mí un placer,
el agudo regocijo de la gimnasia del alma.
Devorando almas hubiera podido vivir eternamente.
Pero sus indigestas sobras me provocaron una nefritis mortal,
con terrores, desasosiegos, depresiones,
odio, suspicacia, visiones perturbadoras.
Al fin me desplomé con un alarido.
Recordad a la bellota;
no devora a las otras bellotas.



I grew spiritually fat living off the souls of men.
If I saw a soul that was strong
I wounded its pride and devoured its strength.
The shelters of friendship knew my cunning,
For where I could steal a friend I did so.
And wherever I could enlarge my power
By undermining ambition, I did so,
Thus to make smooth my own.
And to triumph over other souls,
Just to assert and prove my superior strength,
Was with me a delight,
The keen exhilaration of soul gymnastics.
Devouring souls, I should have lived forever.
But their undigested remains bred in me a deadly nephritis,
With fear, restlessness, sinking spirits,
Hatred, suspicion, vision disturbed.
I collapsed at last with a shriek.
Remember the acorn;
It does not devour other acorns. 

Los poemas fueron traducidos por Aquiles Julian tomado de Muestrario de Poesia