domingo, 8 de enero de 2012

Héctor Viel Temperley (Buenos Aires 1933 - 1987)






Las ratas

Nunca antes
pensé en las ratas. Eran
las grises, melancólicas
nadas de larga cola
que subían
a un horizonte ajeno.
Las miraba
marchar, sin importarme,
por los altos
horizontes de los otros.
Pero ahora
las ratas no son nadas,
son el peso
que sobra en la memoria,
que chilla cada vez
que abro las puertas
del Día.
Sé que están
en este barco
interior, confundidas
con la Gracia,
atropellándola
cuando ella sale
a ver el mar,
a hablar con los marinos.
Ahora sé por qué
algunos días
son más grises
y hay más frío en un lado
del corazón a veces.
Las tenía
siempre conmigo
pero no sabían
que iba a despertar
esta mañana
pensando en ellas,
recordando quejas,
reproches que me hacía,
equivocado.
Desde hace un rato
van por mi memoria
como esperando
que se mueva el viento.
Y sus colas escriben: Todavía
hay fuego en las cucharas
de los cielos.

de Poemas en el mar y en la ciudad.



Hospital Británico


Mes de Marzo de 1986.


Pabellón Rosetto, larga esquina de verano, armadura de mariposas: Mi madre vino al cielo a visitarme.

Tengo la cabeza vendada. Permanezco en el pecho de la Luz horas y horas. Soy feliz. Me han sacado del mundo.

Mi madre es la risa, la libertad, el verano.

A veinte cuadras de aquí yace muriéndose.

Aquí besa mi paz, ve a su hijo cambiado, se prepara –en Tu llanto- para comenzar todo de nuevo.


Hospital Británico

La muchacha regresa con rostro de roedor, desfigurada por no querer saber lo que es ser joven.

Llevando otro embarazo sobre las largas piernas, me pide humildemente fechas para una lápida. (1984).



Hospital Británico

¿Quién puso en mí esa misa a la que nunca llego? ¿Quién puso en mi camino hacia la misa a esos patos marrones –o pupitres con las alas abiertas- que se hunden en el polvo de la tarde sobre la pérgola que cubrían las glicinas? (1984).



Hospital Británico


Voy hacia lo que menos conocí en mi vida: voy hacia mi cuerpo. (1984).



Pabellón Rosetto

Aquella blanca pared nueva, joven, que hablaba a las palmeras de una playa –enfermeras de pechos de luz verde- en una fotografía que perdí en mi adolescencia.



Pabellón Rosetto


Soñé que nos hundíamos y que después nadábamos hacia la costa lentamente y que de nuestras sombras de color verde claro huían los tiburones. (1978).



Pabellón Rosetto


Si me enseñaras qué es el color verde claro...(1978).



Pabellón Rosetto


Es difícil llegar a la capilla: se puede orar entre las cañas en el viento debajo de la cama. (1984).

Yang Mija, de la pelicula Poetry

Canción de Agnes



¿Cómo es allí?
¿Cómo de solitario?
¿Brilla rojo el atardecer?
¿Cantan los pájaros como cantan en el bosque?
¿Puede llegarte la carta que no me atreví a enviarte?
¿Puedo hacerte llegar la confesión que no me atreví a hacer?
¿Pasará el tiempo y se marchitarán las rosas?
¿Es tiempo ahora de decir adiós?
Como el viento que perdura y después se va,
como las sombras.
Por las promesas que no llegaron
por el amor sellado hasta el final
por la hierba que besa mis tobillos cansados
y por los pasos menudos que me siguen
es hora de decir adiós.
Ahora, cuando cae la oscuridad
¿se encenderá de nuevo una vela?
Aquí rezo
nadie debería llorar...
y para que sepas
qué profundamente te amé.
La larga espera en medio de un cálido día de verano.
Una vieja senda parecida al rostro de mi padre.
Incluso la solitaria flor salvaje apartando la vista con timidez.
Qué profundamente te amé.
Cómo se agitaba mi corazón al escuchar tu vaga canción.
Te bendigo
antes de cruzar el río negro
con el último aliento de mi alma.
Estoy empezando a soñar
una brillante mañana soleada.
Me despierto de nuevo cegada por la luz
y te encuentro
apoyándome.

Ultimo poema en la pelicula Poetry, dirigida por el coreano Lee Chang-Dong)

domingo, 25 de diciembre de 2011

Ewa Lipska (Cracovia, Polonia, 1945)




Durante las fiestas


Durante las fiestas por fin se puede
apagar el teléfono.
Si nace Dios
llamará la vecina.

Veo Casablanca
con el mismo apetito
de disgresión
de siempre.

Jugueteo con la soledad.
Me acompaña la leche caliente con miel.
Mi sexto dedo de la mano
teclea las letras.

No escribiré nada más.
La continuación de la noche
es intocable.

(del libro Placebo, Colección Cosmopoética, Córdoba, 2009)

Él era así

Él era así
en el momento de su muerte
tampoco despertó a los de casa.
Se levantó de la cama
y con los zapatos en la mano
de puntillas
se fue al otro mundo.

Incluso sus propios pies
se apartaron discretamente de su camino.

De Cuarta antología de poemas

Le hablo a mi país

Le hablo a mi país:
trasládate
vete.
Sé por un momento
extranjero.
Después regresa
y habita en ti.
Medita todo esto
una vez más.
Atrápate al vuelo.

(Trad. del polaco: Abel Murcia)

domingo, 18 de diciembre de 2011

Héctor Eduardo Ciocchini (La Plata, 1922 – Buenos Aires, 2005)








A María Clara


Sálvame, martirizada,
de la crueldad del amor, de los seres humanos,
de su feroz herida. Llévame
a la serenidad del canto.
Que mi plegaria sea ponderada, un bálsamo
para mi inquieto corazón.

Tú que sufriste todos los martirios
calma este agudo dolor, la soledad de la edad y de la muerte
asomando sus pies debajo de mis pasos.

Amor que me das muerte
retira la crueldad de tus armas,
cede tu paso al sueño y al reposo.

(De: Homenaje a John Keats y Fragmentos de un Diario, 1995).

Mi existencia (Conjuros)

Si mi existencia es sólo
una gran negación de la luz,
un gran error, un crimen
que sangra por todos los costados,
un vano discurrir sobre los dioses,
su apariencia absoluta de miseria
no hace más que proclamar tu grandeza,
oh gran desconocido.
En tu vacío me muevo
te doy muerte
con cada uno de mis actos;
pero, quizá, al creer darte muerte
sigo tu voluntad,
afirmo mi existencia fugitiva,
tu eternidad sin nombre.




Las orillas desiertas
 

I

Reposa tu cabeza
torturada de sombras y tormentas:
sea la lluvia un saludable olvido
en su morosa destilación
sobre las piedras inmemoriales.
Después de cada viaje
en los recintos ardientes del amor,
en su azaroso olvido,
vuelvo a reconocer mi soledad
como un ciego las piedras de su casa.
Y así en la gruta del deseo,
en donde se repiten los sueños de los padres,
vuelve a llorar una sabiduría
en que sólo se atisba la corriente
de un mar brutal y sordo
que renueva incesante su pasión.

(De: Herbolario, 1982).


sábado, 3 de diciembre de 2011

Carlos Latorre (Buenos Aires, 1916-1980)




La luz roja


Entre todos los muebles que adornan los mundos interiores prefiero los carnívoros
Los armarios para las noches de tormenta
Mi lecho de reguero de pólvora
Su lecho para la materia que constantemente se transforma
El amor siempre toma la forma de los cuerpos que lo contienen
La casa se adapta a los hijos que engendra
Por eso entre dos mujeres elijo siempre a la del golpe de gracia
La que ama de arriba abajo
Entre ella y yo ponemos en marcha el largo tren del peligro


Acto de fe

La verdad Revelada ha sido mal interpretada.
Sucede siempre que el alcance de la conjetura
o la decisión,
se pone en manos de serviles
o de castrados,
de más papistas que el Papa.
Lo sagrado es eso:
lo sagrado,
y nadie puede ponerle la mano encima,
su sucia mano encima.


Ciencia cierta


Un poema no se hace,
comparece;
va emergiendo como un islote que el mar pone lentamente en descubierto.
Un poema no dice nada de lo dicho ya,
grita,más bien,
como un apuñalado a quien el arma le revuelve las entrañas ferozmente.
Un poema no canta
ni encanta demasiado,
nos toma de la garganta como Jack,el Destripador en el estertor del consumado crimen de su negra imaginación.
Un poema no explica
ni justifica,
nos somete como una borrachera desatada a medianoche en el estanco
de un burdel.
Un poema no hace luz
ni oscuridad,
sin embargo enceguece como el sol cuando se lo mira cara a cara.
Un poema es gratuito como un accidente
y comprometedor como un crimen sin coartada.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Giogio Caproni (Livorno 1912 ,Roma 1990)



Después de la noticia

El viento… Ha quedado el viento
Un viento laxo, a ras de la tierra, y la hoja
(esa hoja de diario) que el viento
mueve de aquí para allá sobre el gris
del asfalto. El viento
y nada más. Ni siquiera
el perro sin dueño, que en la misa de la tarde
se deslizaba por al iglesia
en busca de un patrón. Ni siquiera,
sobre el recodo alto
encima del pedregal, el tonto
que siempre corría
hacia el ómnibus , porque se esperaba
– decía – a si mismo: se fue
a comprar cordura . El viento
y el gris de las persianas
bajas. El gris
del viento sobre el asfalto. Y el vacío
El vacío de esa hoja en el viento
analfabeto. Un viento
laxo y desganado – un soplo
sin alma, muerto.
Nada más. Ni siquiera el desconsuelo.
El viento y nada más .Un viento
deshabitado. Ese viento
allí donde agustinianamente
ya no cae más tiempo

versión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008) integra " Il muro della terra "

Dopo la notizia

l vento… È rimasto il vento.
Un vento lasco, raso terra, e il foglio
(quel foglio di giornale) che il vento
muove su e giù sul grigio
dell’asfalto. Il vento
e nient’altro. Nemmeno
il cane di nessuno, che al vespro
sgusciava anche lui in chiesa
in questua d’un padrone. Nemmeno,
su quel tornante alto
sopra il ghiareto, lo scemo
che ogni volta correva
incontro alla corriera, a aspettare
– diceva – se stesso, andato
a comprar senno. Il vento
e il grigio delle saracinesche
abbassate. Il grigio
del vento sull’asfalto. E il vuoto.
Il vuoto di quel foglio nel vento
analfabeta. Un vento
lasco e svogliato – un soffio
senz’anima, morto.
Nient’altro. Nemmeno lo sconforto.
Il vento e nient’altro. un vento
spopolato. Quel vento,
là dove agostinianamente
più non cade tempo.

da Il muro della terra


Condición

Un hombre solo,
encerrado en una habitación.
Con todas sus razones.
Con todos sus desaciertos.
Solo en una habitación vacía,
hablando. Con los muertos.

versión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008) integra " Il muro della terra "

Condizione

Un uomo solo,
chiuso nella sua stanza.
Con tutte le sue ragioni.
Tutti i suoi torti.
Solo in una stanza vuota,
a parlare. Ai morti.


[Da Il muro della terra, 1964-1975]

Calle Pio Foà,I

La luz cada vez más dura
más impura. La luz que vacía
y ciega, convertida en locura
y aluminio, acá
donde el opulento barullo
del mercado, la ciudad
escupe al rostro su Orgullo
y su Desmesura.


Via Pio Foà,I

La luce sempre piú dura
piú impura.La luce che vuota
e cierca, s’è fatta paura
e alluminio,qua
dove nel tronfio rigoglio
bottegato, la città
sputa in faccia il suo Orgoglio
e sua Dismisura.

ersión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008)

viernes, 21 de octubre de 2011

Presentacion de "Revelaciones acerca de otras criaturas"

Huesos de jibia invita a la presentación
de "Revelaciones acerca de otras criaturas" de Jorge Daniel Santkovsky.



En un diálogo íntimo con los textos del autor se leerán poemas
de Inchauspe, Garcia Sabal, Levertov, Gianuzzi, Vallejo entre otros.

Presentación a cargo de Walter Cassara y participan en la lectura Ricardo Herrera, Stella Brandolin y el autor.

Lectura & Brindis

Sabado 29 de octubre del 2011 a las 17 horas
El archibrazo / Mario Bravo 437 Capital Federal

En Facebook http://www.facebook.com/event.php?eid=182468775166980

Texto de la contratapa

Nacida de la sospecha de que el hombre puede llegar a perder la vida en el afán por ganarse la vida, la poesía de Jorge Santkovsky hace un alto en los mínimos silencios que consiente la estrepitosa vida urbana y construye el refugio de su identidad personal. Aferrándose a la lección de vida que proporcionan las criaturas de su entorno cotidiano ― una rata, una araña, una rosa, un gato, un fuego― toma nota de las intuiciones que le brinda su percepción, las desarrolla, les busca un sentido que restañe sus heridas. Proporcionarle indicios o certezas a la propia existencia a partir de la observación de las criaturas que nos acompañan, a eso apunta el sentido de la palabra revelaciones en este libro, un libro que en cierto modo constituye un diario de supervivencia. La intuición poética de Santkovsky está decidida a aprender a vivir, cueste lo que cueste. En esa empecinada voluntad de inmanencia reside su logro secreto, su conmovedora humildad. Acompañada de palabras, la soledad pesa menos; por momentos el poeta llega incluso a sentir que es casi ingrávida su total indefensión. No ignora que del mero estar vivo a sentirse profundamente vivo hay un abismo, y es ese abismo el que sus palabras aspiran a franquear.



Ricardo H. Herrera