lunes, 28 de noviembre de 2011

Giogio Caproni (Livorno 1912 ,Roma 1990)



Después de la noticia

El viento… Ha quedado el viento
Un viento laxo, a ras de la tierra, y la hoja
(esa hoja de diario) que el viento
mueve de aquí para allá sobre el gris
del asfalto. El viento
y nada más. Ni siquiera
el perro sin dueño, que en la misa de la tarde
se deslizaba por al iglesia
en busca de un patrón. Ni siquiera,
sobre el recodo alto
encima del pedregal, el tonto
que siempre corría
hacia el ómnibus , porque se esperaba
– decía – a si mismo: se fue
a comprar cordura . El viento
y el gris de las persianas
bajas. El gris
del viento sobre el asfalto. Y el vacío
El vacío de esa hoja en el viento
analfabeto. Un viento
laxo y desganado – un soplo
sin alma, muerto.
Nada más. Ni siquiera el desconsuelo.
El viento y nada más .Un viento
deshabitado. Ese viento
allí donde agustinianamente
ya no cae más tiempo

versión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008) integra " Il muro della terra "

Dopo la notizia

l vento… È rimasto il vento.
Un vento lasco, raso terra, e il foglio
(quel foglio di giornale) che il vento
muove su e giù sul grigio
dell’asfalto. Il vento
e nient’altro. Nemmeno
il cane di nessuno, che al vespro
sgusciava anche lui in chiesa
in questua d’un padrone. Nemmeno,
su quel tornante alto
sopra il ghiareto, lo scemo
che ogni volta correva
incontro alla corriera, a aspettare
– diceva – se stesso, andato
a comprar senno. Il vento
e il grigio delle saracinesche
abbassate. Il grigio
del vento sull’asfalto. E il vuoto.
Il vuoto di quel foglio nel vento
analfabeta. Un vento
lasco e svogliato – un soffio
senz’anima, morto.
Nient’altro. Nemmeno lo sconforto.
Il vento e nient’altro. un vento
spopolato. Quel vento,
là dove agostinianamente
più non cade tempo.

da Il muro della terra


Condición

Un hombre solo,
encerrado en una habitación.
Con todas sus razones.
Con todos sus desaciertos.
Solo en una habitación vacía,
hablando. Con los muertos.

versión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008) integra " Il muro della terra "

Condizione

Un uomo solo,
chiuso nella sua stanza.
Con tutte le sue ragioni.
Tutti i suoi torti.
Solo in una stanza vuota,
a parlare. Ai morti.


[Da Il muro della terra, 1964-1975]

Calle Pio Foà,I

La luz cada vez más dura
más impura. La luz que vacía
y ciega, convertida en locura
y aluminio, acá
donde el opulento barullo
del mercado, la ciudad
escupe al rostro su Orgullo
y su Desmesura.


Via Pio Foà,I

La luce sempre piú dura
piú impura.La luce che vuota
e cierca, s’è fatta paura
e alluminio,qua
dove nel tronfio rigoglio
bottegato, la città
sputa in faccia il suo Orgoglio
e sua Dismisura.

ersión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008)

viernes, 21 de octubre de 2011

Presentacion de "Revelaciones acerca de otras criaturas"

Huesos de jibia invita a la presentación
de "Revelaciones acerca de otras criaturas" de Jorge Daniel Santkovsky.



En un diálogo íntimo con los textos del autor se leerán poemas
de Inchauspe, Garcia Sabal, Levertov, Gianuzzi, Vallejo entre otros.

Presentación a cargo de Walter Cassara y participan en la lectura Ricardo Herrera, Stella Brandolin y el autor.

Lectura & Brindis

Sabado 29 de octubre del 2011 a las 17 horas
El archibrazo / Mario Bravo 437 Capital Federal

En Facebook http://www.facebook.com/event.php?eid=182468775166980

Texto de la contratapa

Nacida de la sospecha de que el hombre puede llegar a perder la vida en el afán por ganarse la vida, la poesía de Jorge Santkovsky hace un alto en los mínimos silencios que consiente la estrepitosa vida urbana y construye el refugio de su identidad personal. Aferrándose a la lección de vida que proporcionan las criaturas de su entorno cotidiano ― una rata, una araña, una rosa, un gato, un fuego― toma nota de las intuiciones que le brinda su percepción, las desarrolla, les busca un sentido que restañe sus heridas. Proporcionarle indicios o certezas a la propia existencia a partir de la observación de las criaturas que nos acompañan, a eso apunta el sentido de la palabra revelaciones en este libro, un libro que en cierto modo constituye un diario de supervivencia. La intuición poética de Santkovsky está decidida a aprender a vivir, cueste lo que cueste. En esa empecinada voluntad de inmanencia reside su logro secreto, su conmovedora humildad. Acompañada de palabras, la soledad pesa menos; por momentos el poeta llega incluso a sentir que es casi ingrávida su total indefensión. No ignora que del mero estar vivo a sentirse profundamente vivo hay un abismo, y es ese abismo el que sus palabras aspiran a franquear.



Ricardo H. Herrera

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cesar Vallejo (Santiago de Chuco, Perú1892 - París 1938)



  Voy a hablar de la esperanza
  

   Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.
     Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si me hubieran cortado el cuello de raíz, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.
     Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!
     Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente. 

de "poemas en prosa"




Espergesia

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrian,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Destierro.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.


Ágape

Hoy no ha venido nadie a preguntar;
ni me han pedido en esta tarde nada.
No he visto ni una flor de cementerio
en tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: qué poco he muerto!
En esta tarde, todos, todos pasan
sin preguntarme ni pedirme nada.
Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.
He salido a la puerta,
y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!
Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se torna el alma mía.
Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!

jueves, 4 de agosto de 2011

Raul Gomez Jattin (Cartagena de Indias, 1945, Bogota1997)



De lo que soy

En este cuerpo
en el cual la vida ya anochece
vivo yo
Vientre blando y cabeza calva
Pocos dientes
Y yo adentro
como un condenado
Estoy adentro y estoy enamorado
y estoy viejo
Descifro mi dolor con la poesía
y el resultado es especialmente doloroso
voces que anuncian: ahí vienen tus angustias
voces quebradas: pasaron ya tus días

La poesía es la única compañera
acostúmbrate a sus cuchillos
que es la única



Me defiendo


Antes de devorarle su entraña pensativa
Antes de ofenderlo de gesto y palabra
Antes de derribarlo
Valorad al loco
Su indiscutible propensión a la poesía
Su árbol que le crece por la boca
con raíces enredadas en el cielo

Él nos representa ante el mundo
con su sensibilidad dolorosa como un parto


Gracias señor


Gracias señor
por hacerme débil
loco
infantil
Gracias por estas cárceles
que me liberan
Por el dolor que conmigo empezó
y no cesa
Gracias por toda mi fragilidad tan flexible
Como tu arco
Señor Amor


Siento escalofríos de ti



Siento escalofríos de ti
hermana muerte
de verme en esta sala
mirando un cuadro de David
y súbitamente entrar en la vejez
sin ningún diente
y todas las arrugas
y los vientos negros
esparciendo mis cabellos
Yo te conozco hermana
se que eres una nube
de ojos yertos
que busca otra de luz
hasta convertirse en una
Te conozco y sin embargo
encontrarte en la sala del David
frente a frente
fue un gran susto
hermana mía

sábado, 30 de julio de 2011

Shinkichi Takahashi (Prefectura de Ehime,Japon 1901-Japon 1987)






Brotaba una flor de abrojo
en el arenal de México.

La flor de abrojo se levantaba en un vaso
en medio del inmenso desierto de la luna.

Florecía el abrojo
encima del cerro escabroso del corazón de una mujer.
El mar, bullicioso, se manchaba con el abrojo.
El tallo del abrojo encerraba al cielo.

El abrojo púrpura
florecía en silencio
al costado de la mujer.
Era el cadáver de un hombre.

Al pie de un cactus con flores amarillas
arrancándose plumas, una paloma se acurrucaba.

Un perro lloraba como tragando el aire radiante.




Palabras

No tomo tus palabras
simplemente como palabras.
Estoy alejado de eso.

Escucho
lo que te hace decirlas—
lo que ellas quieren ser—
escucho.

Poesía zen, Verdehalago/IMC, 1994
traducido por Sachiko Yahashi y Moisés Ladrón de Guevara

El océano



El océano estaba infinitamente profundo.
De pie, al borde del océano miré hacia el fondo.
Peligrosamente cerca de caer pensé en mi futuro.
Imaginé el tiempo como las piernas de un niño
que aún no puede caminar.

No tiene importancia lo que ocurra en ninguna parte,
no hay otra cosa que hacer más que pararme
en este empinado risco,
apretar los dientes y cerrar mis ojos.

El futuro aún no experimentado
es como las lámparas de los pescadores,
parpadeando más allá del horizonte con la oscuridad a su alrededor.

Parece que arrojé mi cuerpo hacia abajo,
dentro de ese océano.


Traducido por Francia Rosa Calzadilla

Akana (pez)

Un pez nadaba.
No era en el océano,
ni en el río,
ni en el agua.

En la piedra
nadaba.

Con la piedra.

Fosilizado,
resistiendo,
sola espina sin carne,
cientos de miles de años
sobre el haz de la piedra,
huellas que habrán
de deshacerse
–aislada cada parte
del fenómeno.

Sólo en nuestra memoria
mueve su aleta el pez.

Está nadando.

Publicado en Revista Nigredo

domingo, 26 de junio de 2011

Rosario Castellanos (Ciudad de México 1925 , Tel Aviv 1974)




Agonía fuera del muro

Miro las herramientas,
El mundo que los hombres hacen, donde se afanan,
Sudan, paren , cohabitan.

El cuerpo de los hombres prensado por los días,
Su noche de ronquido y de zarpazo
Y las encrucijadas en que se reconocen.

Hay ceguera y el hambre los alumbra
Y la necesidad, más dura que metales.

Sin orgullo (¿qué es el orgullo? ¿Una vértebra
Que todavía la especie no produce?)
Los hombres roban, mienten,
Como animal de presa olfatean, devoran
Y disputan a otro la carroña.

Y cuando bailan, cuando se deslizan
O cuando burlan una ley o cuando
Se envilecen, sonríen,
Entornan levemente los párpados, contemplan
El vacío que se abre en sus entrañas
Y se entregan a un éxtasis vegetal, inhumano.

Yo soy de alguna orilla, de otra parte,
Soy de los que no saben ni arrebatar ni dar,
Gente a quien compartir es imposible.

No te acerques a mi, hombre que haces el mundo,
Déjame, no es preciso que me mates.
Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren
De algo peor que vergüenza.
Yo muero de mirarte y no entender.


El excluido

A menudo, si un hombre recibe bien de otro
se le despierta un ímpetu homicida
- rostro secreto de la gratitud -
y el insulto que calla lo envenena.

El favor lo ha marcado
y no cabe en el mundo en que es ley de las cosas
la lucha, el exterminio.

A menudo... A menudo...

Ernesto Sábato (Rojas 1911, Santos Lugares 2011)



Tal vez a nuestra muerte el alma emigre:
a una hormiga,
a un árbol,
a un tigre de bengala;
mientras nuestro cuerpo se disgrega
entre gusanos
y se filtra en la tierra sin memoria,
para ascender luego por los tallos y las hojas,
y convertirse en heliotropo o yuyo,
y después en alimento del ganado,
y así en sangre anónima y zoológica,
en esqueleto,
en excremento.


Tal vez le toque un destino más horrendo
en el cuerpo de un niño
que un día hará poemas o novelas,
y que en sus oscuras angustias
(sin saberlo)
purgara sus antiguos pecados de guerrero o criminal,
o revivirá pavores,
el temor de una gacela,
la asquerosa fealdad de comadreja,
su turbia condición de feto, cíclope o lagarto,
su fama de prostituta o pitonisa,
sus remotas soledades,
sus olvidadas cobardías y traiciones.

Poema en "Sobre héroes y tumbas" 1961