Eco
Me entrenaste para no llorar frente a la desdicha,
para morder mi rabia y detenerme antes
de que el suelo ardiera bajo mis pies. Me abrazabas
poco, para que añorase el roce de toda otra piel,
para que respondiese a cualquier otra caricia.
Tienes un corazón fantasma
y cuando escucho que mi voz se trocó en la tuya
oigo un eco.
Ya no miro hacia atrás. Veme ahora:
soy, en resumidas cuentas, mi pasado.
Traductor Gerardo Lewin