Glanmore Sonnets
IX
Una rata recorre la ventana
como sobre un arbusto un fruto infecto.
“Me miró, me observó. No vi visiones,
ve a mirarla tú mismo”. ¿Para esto
hemos venido a estos descampados?
Tenemos un laurel junto a la puerta,
clásico, y con tufos de ensilaje
de una granja vecina, y hojas agrias.
Sangre en la horquilla, sangre sobre el heno
de ratas ensartadas en las trillas.
¿Qué defensa haré de la poesía?
El arbusto, vacío, está siseando
cuando bajo, y ahí dentro, tu semblante
ronda como la luna en vidrios rotos.
IX
Outside the kitchen window a black rat
Sways on
the briar like infected fruit:
‘It looked me through, it stared me out, I’m
not
imagining things. Go you out to it.’
Did we come to the wilderness for
this?
We have our burnished bay tree at the gate,
Classical, hung with the
reek of silage
From the next farm, tart-leafed as inwit.
Blood on a
pitchfork, blood on chaff and hay,
Rats speared in the sweat and dust of
threshing-
What is my apology for poetry?
The empty briar is swishing
When I come down, and beyond, inside, your face
Haunts like a new moon
glimpsed through tangled glass.
Cavar
Entre el pulgar y el índice
la pluma petizona reposa
confortable como un arma.
Bajo la ventana, un ruido límpido que raspa:
la pala que se hunde en el suelo de grava
mi padre, cavando. Yo bajo la mirada:
se tensa su trasero entre los canteros
inclinándose. Se yergue veinte años
a buen ritmo, agachándose en los hoyos de papas
donde estaba cavando.
El botín basto se apoyaba en el borde, el cabo
firmemente empuñado contra la rodilla
desarraigaba raigones, hundía el filo brillante en lo profundo
desparramando papas nuevas que juntábamos
amando la dureza fresca en nuestras manos.
Mi Dios, este hombre podía manejar una pala
tan bien como su padre.
Mi abuelo cortaba más panes de tierra en un día
que ningún otro más en las turbas de Toner.
Una vez le llevé una botella de leche
tapada así nomás, con papel. Se enderezó
cortajeando prolijas las tajadas, levantando terrones
por sobre el hombro, yendo hondo, cada vez más hondo
en busca de la tierra mejor. Cavando siempre. Chapaleo y sopapo.
El fresco olor de la forma de la papa,
de la tierra pastosa, cortos cortes del filo
entre raíces vivas despiertas en mi mente.
Pero no tengo pala
para seguir a hombres como aquellos.
Entre el pulgar y el índice
la pluma petizona reposa
voy a cavar con ella.
Digging
Between my
finger and my thumb
The squat pen rests; snug as a gun.
Under
my window, a clean rasping sound
When the spade sinks into gravelly
ground:
My father, digging, I look down
Till his
straining rump among the flowerbeds
Bends low, comes up twenty
years away
Stooping in rhythm through potato drills
Where
he was digging.
The coarse boot nestled on the lug, the shaft
Against
the inside knee was levered firmly.
He rooted out tall tops, buried
the bright edge deep
To scatter new potatoes that we picked,
Loving
their cool hardness in our hands.
By God, the old man could handle
a spade.
Just like his old man.
My grandfather cut
more turf in a day
Than any other man on Toner’s bog.
Once
I carried him milk in a bottle
Corked sloppily with paper. He
straightened up
To drink it, then fell to right away
Nicking
and slicing neatly, heaving sods
Over hi shoulder, going down and
down
For the good turf. Digging.
The cold smell of
potato mould, the squelch and slap
Of soggy peat, the curt cuts of an
edge
Through living roots awaken in my head.
But I’ve
no spade to follow men like them.
Between my finger and my thumb
The
squat pen rests.
I’ll dig with it.
versiones de Miguel A. Montezanti tomado de la
revista hablar de poesía numero 19