domingo, 25 de diciembre de 2011

Ewa Lipska (Cracovia, Polonia, 1945)




Durante las fiestas


Durante las fiestas por fin se puede
apagar el teléfono.
Si nace Dios
llamará la vecina.

Veo Casablanca
con el mismo apetito
de disgresión
de siempre.

Jugueteo con la soledad.
Me acompaña la leche caliente con miel.
Mi sexto dedo de la mano
teclea las letras.

No escribiré nada más.
La continuación de la noche
es intocable.

(del libro Placebo, Colección Cosmopoética, Córdoba, 2009)

Él era así

Él era así
en el momento de su muerte
tampoco despertó a los de casa.
Se levantó de la cama
y con los zapatos en la mano
de puntillas
se fue al otro mundo.

Incluso sus propios pies
se apartaron discretamente de su camino.

De Cuarta antología de poemas

Le hablo a mi país

Le hablo a mi país:
trasládate
vete.
Sé por un momento
extranjero.
Después regresa
y habita en ti.
Medita todo esto
una vez más.
Atrápate al vuelo.

(Trad. del polaco: Abel Murcia)

domingo, 18 de diciembre de 2011

Héctor Eduardo Ciocchini (La Plata, 1922 – Buenos Aires, 2005)








A María Clara


Sálvame, martirizada,
de la crueldad del amor, de los seres humanos,
de su feroz herida. Llévame
a la serenidad del canto.
Que mi plegaria sea ponderada, un bálsamo
para mi inquieto corazón.

Tú que sufriste todos los martirios
calma este agudo dolor, la soledad de la edad y de la muerte
asomando sus pies debajo de mis pasos.

Amor que me das muerte
retira la crueldad de tus armas,
cede tu paso al sueño y al reposo.

(De: Homenaje a John Keats y Fragmentos de un Diario, 1995).

Mi existencia (Conjuros)

Si mi existencia es sólo
una gran negación de la luz,
un gran error, un crimen
que sangra por todos los costados,
un vano discurrir sobre los dioses,
su apariencia absoluta de miseria
no hace más que proclamar tu grandeza,
oh gran desconocido.
En tu vacío me muevo
te doy muerte
con cada uno de mis actos;
pero, quizá, al creer darte muerte
sigo tu voluntad,
afirmo mi existencia fugitiva,
tu eternidad sin nombre.




Las orillas desiertas
 

I

Reposa tu cabeza
torturada de sombras y tormentas:
sea la lluvia un saludable olvido
en su morosa destilación
sobre las piedras inmemoriales.
Después de cada viaje
en los recintos ardientes del amor,
en su azaroso olvido,
vuelvo a reconocer mi soledad
como un ciego las piedras de su casa.
Y así en la gruta del deseo,
en donde se repiten los sueños de los padres,
vuelve a llorar una sabiduría
en que sólo se atisba la corriente
de un mar brutal y sordo
que renueva incesante su pasión.

(De: Herbolario, 1982).


sábado, 3 de diciembre de 2011

Carlos Latorre (Buenos Aires, 1916-1980)




La luz roja


Entre todos los muebles que adornan los mundos interiores prefiero los carnívoros
Los armarios para las noches de tormenta
Mi lecho de reguero de pólvora
Su lecho para la materia que constantemente se transforma
El amor siempre toma la forma de los cuerpos que lo contienen
La casa se adapta a los hijos que engendra
Por eso entre dos mujeres elijo siempre a la del golpe de gracia
La que ama de arriba abajo
Entre ella y yo ponemos en marcha el largo tren del peligro


Acto de fe

La verdad Revelada ha sido mal interpretada.
Sucede siempre que el alcance de la conjetura
o la decisión,
se pone en manos de serviles
o de castrados,
de más papistas que el Papa.
Lo sagrado es eso:
lo sagrado,
y nadie puede ponerle la mano encima,
su sucia mano encima.


Ciencia cierta


Un poema no se hace,
comparece;
va emergiendo como un islote que el mar pone lentamente en descubierto.
Un poema no dice nada de lo dicho ya,
grita,más bien,
como un apuñalado a quien el arma le revuelve las entrañas ferozmente.
Un poema no canta
ni encanta demasiado,
nos toma de la garganta como Jack,el Destripador en el estertor del consumado crimen de su negra imaginación.
Un poema no explica
ni justifica,
nos somete como una borrachera desatada a medianoche en el estanco
de un burdel.
Un poema no hace luz
ni oscuridad,
sin embargo enceguece como el sol cuando se lo mira cara a cara.
Un poema es gratuito como un accidente
y comprometedor como un crimen sin coartada.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Giogio Caproni (Livorno 1912 ,Roma 1990)



Después de la noticia

El viento… Ha quedado el viento
Un viento laxo, a ras de la tierra, y la hoja
(esa hoja de diario) que el viento
mueve de aquí para allá sobre el gris
del asfalto. El viento
y nada más. Ni siquiera
el perro sin dueño, que en la misa de la tarde
se deslizaba por al iglesia
en busca de un patrón. Ni siquiera,
sobre el recodo alto
encima del pedregal, el tonto
que siempre corría
hacia el ómnibus , porque se esperaba
– decía – a si mismo: se fue
a comprar cordura . El viento
y el gris de las persianas
bajas. El gris
del viento sobre el asfalto. Y el vacío
El vacío de esa hoja en el viento
analfabeto. Un viento
laxo y desganado – un soplo
sin alma, muerto.
Nada más. Ni siquiera el desconsuelo.
El viento y nada más .Un viento
deshabitado. Ese viento
allí donde agustinianamente
ya no cae más tiempo

versión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008) integra " Il muro della terra "

Dopo la notizia

l vento… È rimasto il vento.
Un vento lasco, raso terra, e il foglio
(quel foglio di giornale) che il vento
muove su e giù sul grigio
dell’asfalto. Il vento
e nient’altro. Nemmeno
il cane di nessuno, che al vespro
sgusciava anche lui in chiesa
in questua d’un padrone. Nemmeno,
su quel tornante alto
sopra il ghiareto, lo scemo
che ogni volta correva
incontro alla corriera, a aspettare
– diceva – se stesso, andato
a comprar senno. Il vento
e il grigio delle saracinesche
abbassate. Il grigio
del vento sull’asfalto. E il vuoto.
Il vuoto di quel foglio nel vento
analfabeta. Un vento
lasco e svogliato – un soffio
senz’anima, morto.
Nient’altro. Nemmeno lo sconforto.
Il vento e nient’altro. un vento
spopolato. Quel vento,
là dove agostinianamente
più non cade tempo.

da Il muro della terra


Condición

Un hombre solo,
encerrado en una habitación.
Con todas sus razones.
Con todos sus desaciertos.
Solo en una habitación vacía,
hablando. Con los muertos.

versión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008) integra " Il muro della terra "

Condizione

Un uomo solo,
chiuso nella sua stanza.
Con tutte le sue ragioni.
Tutti i suoi torti.
Solo in una stanza vuota,
a parlare. Ai morti.


[Da Il muro della terra, 1964-1975]

Calle Pio Foà,I

La luz cada vez más dura
más impura. La luz que vacía
y ciega, convertida en locura
y aluminio, acá
donde el opulento barullo
del mercado, la ciudad
escupe al rostro su Orgullo
y su Desmesura.


Via Pio Foà,I

La luce sempre piú dura
piú impura.La luce che vuota
e cierca, s’è fatta paura
e alluminio,qua
dove nel tronfio rigoglio
bottegato, la città
sputa in faccia il suo Orgoglio
e sua Dismisura.

ersión de Ricardo Herrera copiado de Instantes Italianos (2008)

viernes, 21 de octubre de 2011

Presentacion de "Revelaciones acerca de otras criaturas"

Huesos de jibia invita a la presentación
de "Revelaciones acerca de otras criaturas" de Jorge Daniel Santkovsky.



En un diálogo íntimo con los textos del autor se leerán poemas
de Inchauspe, Garcia Sabal, Levertov, Gianuzzi, Vallejo entre otros.

Presentación a cargo de Walter Cassara y participan en la lectura Ricardo Herrera, Stella Brandolin y el autor.

Lectura & Brindis

Sabado 29 de octubre del 2011 a las 17 horas
El archibrazo / Mario Bravo 437 Capital Federal

En Facebook http://www.facebook.com/event.php?eid=182468775166980

Texto de la contratapa

Nacida de la sospecha de que el hombre puede llegar a perder la vida en el afán por ganarse la vida, la poesía de Jorge Santkovsky hace un alto en los mínimos silencios que consiente la estrepitosa vida urbana y construye el refugio de su identidad personal. Aferrándose a la lección de vida que proporcionan las criaturas de su entorno cotidiano ― una rata, una araña, una rosa, un gato, un fuego― toma nota de las intuiciones que le brinda su percepción, las desarrolla, les busca un sentido que restañe sus heridas. Proporcionarle indicios o certezas a la propia existencia a partir de la observación de las criaturas que nos acompañan, a eso apunta el sentido de la palabra revelaciones en este libro, un libro que en cierto modo constituye un diario de supervivencia. La intuición poética de Santkovsky está decidida a aprender a vivir, cueste lo que cueste. En esa empecinada voluntad de inmanencia reside su logro secreto, su conmovedora humildad. Acompañada de palabras, la soledad pesa menos; por momentos el poeta llega incluso a sentir que es casi ingrávida su total indefensión. No ignora que del mero estar vivo a sentirse profundamente vivo hay un abismo, y es ese abismo el que sus palabras aspiran a franquear.



Ricardo H. Herrera

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cesar Vallejo (Santiago de Chuco, Perú1892 - París 1938)



  Voy a hablar de la esperanza
  

   Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.
     Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si me hubieran cortado el cuello de raíz, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.
     Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!
     Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente. 

de "poemas en prosa"




Espergesia

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrian,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Destierro.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.


Ágape

Hoy no ha venido nadie a preguntar;
ni me han pedido en esta tarde nada.
No he visto ni una flor de cementerio
en tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: qué poco he muerto!
En esta tarde, todos, todos pasan
sin preguntarme ni pedirme nada.
Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.
He salido a la puerta,
y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!
Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se torna el alma mía.
Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!

jueves, 4 de agosto de 2011

Raul Gomez Jattin (Cartagena de Indias, 1945, Bogota1997)



De lo que soy

En este cuerpo
en el cual la vida ya anochece
vivo yo
Vientre blando y cabeza calva
Pocos dientes
Y yo adentro
como un condenado
Estoy adentro y estoy enamorado
y estoy viejo
Descifro mi dolor con la poesía
y el resultado es especialmente doloroso
voces que anuncian: ahí vienen tus angustias
voces quebradas: pasaron ya tus días

La poesía es la única compañera
acostúmbrate a sus cuchillos
que es la única



Me defiendo


Antes de devorarle su entraña pensativa
Antes de ofenderlo de gesto y palabra
Antes de derribarlo
Valorad al loco
Su indiscutible propensión a la poesía
Su árbol que le crece por la boca
con raíces enredadas en el cielo

Él nos representa ante el mundo
con su sensibilidad dolorosa como un parto


Gracias señor


Gracias señor
por hacerme débil
loco
infantil
Gracias por estas cárceles
que me liberan
Por el dolor que conmigo empezó
y no cesa
Gracias por toda mi fragilidad tan flexible
Como tu arco
Señor Amor


Siento escalofríos de ti



Siento escalofríos de ti
hermana muerte
de verme en esta sala
mirando un cuadro de David
y súbitamente entrar en la vejez
sin ningún diente
y todas las arrugas
y los vientos negros
esparciendo mis cabellos
Yo te conozco hermana
se que eres una nube
de ojos yertos
que busca otra de luz
hasta convertirse en una
Te conozco y sin embargo
encontrarte en la sala del David
frente a frente
fue un gran susto
hermana mía

sábado, 30 de julio de 2011

Shinkichi Takahashi (Prefectura de Ehime,Japon 1901-Japon 1987)






Brotaba una flor de abrojo
en el arenal de México.

La flor de abrojo se levantaba en un vaso
en medio del inmenso desierto de la luna.

Florecía el abrojo
encima del cerro escabroso del corazón de una mujer.
El mar, bullicioso, se manchaba con el abrojo.
El tallo del abrojo encerraba al cielo.

El abrojo púrpura
florecía en silencio
al costado de la mujer.
Era el cadáver de un hombre.

Al pie de un cactus con flores amarillas
arrancándose plumas, una paloma se acurrucaba.

Un perro lloraba como tragando el aire radiante.




Palabras

No tomo tus palabras
simplemente como palabras.
Estoy alejado de eso.

Escucho
lo que te hace decirlas—
lo que ellas quieren ser—
escucho.

Poesía zen, Verdehalago/IMC, 1994
traducido por Sachiko Yahashi y Moisés Ladrón de Guevara

El océano



El océano estaba infinitamente profundo.
De pie, al borde del océano miré hacia el fondo.
Peligrosamente cerca de caer pensé en mi futuro.
Imaginé el tiempo como las piernas de un niño
que aún no puede caminar.

No tiene importancia lo que ocurra en ninguna parte,
no hay otra cosa que hacer más que pararme
en este empinado risco,
apretar los dientes y cerrar mis ojos.

El futuro aún no experimentado
es como las lámparas de los pescadores,
parpadeando más allá del horizonte con la oscuridad a su alrededor.

Parece que arrojé mi cuerpo hacia abajo,
dentro de ese océano.


Traducido por Francia Rosa Calzadilla

Akana (pez)

Un pez nadaba.
No era en el océano,
ni en el río,
ni en el agua.

En la piedra
nadaba.

Con la piedra.

Fosilizado,
resistiendo,
sola espina sin carne,
cientos de miles de años
sobre el haz de la piedra,
huellas que habrán
de deshacerse
–aislada cada parte
del fenómeno.

Sólo en nuestra memoria
mueve su aleta el pez.

Está nadando.

Publicado en Revista Nigredo

domingo, 26 de junio de 2011

Rosario Castellanos (Ciudad de México 1925 , Tel Aviv 1974)




Agonía fuera del muro

Miro las herramientas,
El mundo que los hombres hacen, donde se afanan,
Sudan, paren , cohabitan.

El cuerpo de los hombres prensado por los días,
Su noche de ronquido y de zarpazo
Y las encrucijadas en que se reconocen.

Hay ceguera y el hambre los alumbra
Y la necesidad, más dura que metales.

Sin orgullo (¿qué es el orgullo? ¿Una vértebra
Que todavía la especie no produce?)
Los hombres roban, mienten,
Como animal de presa olfatean, devoran
Y disputan a otro la carroña.

Y cuando bailan, cuando se deslizan
O cuando burlan una ley o cuando
Se envilecen, sonríen,
Entornan levemente los párpados, contemplan
El vacío que se abre en sus entrañas
Y se entregan a un éxtasis vegetal, inhumano.

Yo soy de alguna orilla, de otra parte,
Soy de los que no saben ni arrebatar ni dar,
Gente a quien compartir es imposible.

No te acerques a mi, hombre que haces el mundo,
Déjame, no es preciso que me mates.
Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren
De algo peor que vergüenza.
Yo muero de mirarte y no entender.


El excluido

A menudo, si un hombre recibe bien de otro
se le despierta un ímpetu homicida
- rostro secreto de la gratitud -
y el insulto que calla lo envenena.

El favor lo ha marcado
y no cabe en el mundo en que es ley de las cosas
la lucha, el exterminio.

A menudo... A menudo...

Ernesto Sábato (Rojas 1911, Santos Lugares 2011)



Tal vez a nuestra muerte el alma emigre:
a una hormiga,
a un árbol,
a un tigre de bengala;
mientras nuestro cuerpo se disgrega
entre gusanos
y se filtra en la tierra sin memoria,
para ascender luego por los tallos y las hojas,
y convertirse en heliotropo o yuyo,
y después en alimento del ganado,
y así en sangre anónima y zoológica,
en esqueleto,
en excremento.


Tal vez le toque un destino más horrendo
en el cuerpo de un niño
que un día hará poemas o novelas,
y que en sus oscuras angustias
(sin saberlo)
purgara sus antiguos pecados de guerrero o criminal,
o revivirá pavores,
el temor de una gacela,
la asquerosa fealdad de comadreja,
su turbia condición de feto, cíclope o lagarto,
su fama de prostituta o pitonisa,
sus remotas soledades,
sus olvidadas cobardías y traiciones.

Poema en "Sobre héroes y tumbas" 1961

sábado, 25 de junio de 2011

Carlos Mastronardi(Gualeguay 1901,Buenos Aires 1976)





La rosa infinita

Había una niñez, unos jinetes y árboles
-también sus cariñosos-,
un portal conocido por sus flores,
algún abrazo aquietado entre perfumes
y la sombra central de la madre.
Las miradas seguían
el tránsito dichoso de la aurora
y el decaimiento de las azucenas.
Quien entraba buscando los cariños de adentro
debía pasar
bajo aquella herradura de la suerte
que a través de los años sostenía
los bienes de la casa.
Recuerdo la escondida frescura del aljibe:
en su hondura temblaban nuestras risas
y un eco más profundo tenían las tormentas.
El zorzal prisionero, en el tiempo agradable,
ensalzaba los montes natales.
Desde nuestras esquinas se contemplaba el campo.
Había claras mañanas, sucesos de esplendor,
atravesadas siempre de carros y silbidos,
y en el umbral alguno se tardaba,
callado frente al pueblo
y admirando a esos hombres que entraban con un canto
en que había una morocha prendada de un paisano.
Esto era en la provincia,
en la infinita rosa donde se holgó la infancia.
El campo se daba a la brisa
y el alba era cantora
en los árboles del fondo de la casa.
Las crecientes, los soles, las incansables aguas
conmovían al viejo vecindario,
y el hombre trabajaba con dulzuras
en aquella quietud de esplendores durables.
(En todo lo que diga estará el cielo,
pues era en la provincia,
las bandadas cruzaban una luz melodiosa
y eran los años vueltos hacia el campo).
En los desnudos brazos que el verano vencía
jugaban los reflejos
y vi pasar la imagen de la siesta.
Las calles empezaban con sol y jovencitas.
Una clara sonrisa
a veces detenía tormentas de jinetes.
Entre buenos recuerdo viene un hombre del monte,
y no quiero olvidar esos rosales
en cuya hondura generosa
nosotros y los pájaros andábamos.
Había una niñez, una fronda y sus amigos,
luces a las personas semejantes,
una boca pensando virtudes y pecados,
y en el invierno, el reino
de los cantos distraídos.
Aquí rememoro un galope
cortando la sensible medianoche
y el viento enloquecido en los parrales.
En el verano, la unidad de la alegría.
También las sucesiones afectuosas
de los brazos ligados,
y las glicinas, en el segundo patio,
junto a la cadena del pozo,
en sus avisos de agua tan sonora.
El cielo en nuestras predilecciones.
Sabíamos algunas palabras
para ayudarlo a Dios.




Petición de penumbra

Disimula tu vida
Epicuro

Quiso el alma escondida alzar murallas
para ser una patria imperceptible;
oculto anduvo entre secretas vallas
el pobre corazón inaccesible.

Con vergüenza de ser uno y distinto,
mis ignorados bienes defendía,
pero en vano he construido un laberinto,
pues vive en todos lo que yo escondía.

Tejí el dédalo absurdo y vano donde
camino con el goce del secreto,
pero un eco lejano me responde.

Ya oculto en el espacio y en memorias
fugaces, como ayer hoy me prometo
sortear espectros, gentes ilusorias.

De Poemas, Buenos Aires, 1966


Triste Soberania



El vivo azar que fluye te condena
y viene tu niñez sobre sus olas.
Mientras el breve tiempo al mismo tiempo inmolas,
la esperanza te oprime y encadena.


Gozas el laberinto que te pierde,
atas a lo imprevisto la hora vana,
y tus años, esclavos del mañana,
anhelan que un abismo los recuerde.


Cuando vuelves la cara verdadera
a la edad que salió de tus empeños,
la esperanza te deja y te libera.


Sólo recuerdo y paz, nada te asombra:
gastaste un hombre para verlo en sueños
y has creado libertad para una sombra.

Publicado en la Antologia de Eudeba en "Poemas ineditos de distintas epocas"


Para sepultar un olvido



Yo y este paso alegre haciendo muerte…
Camino con el tiempo que es mi sombra
superando jornadas y memorias,
oscuro pordiosero de mis horas.

¿Quién era la que ayer entro en mi día?
Pienso que la efusión fue puerto vano.
Solo viajó con mi olvidar postrero;
crece como un afecto el cruel espacio.

Fui anudando minutos a su espíritu,
y enjoyada se fue con mi pasado.
Confesión de pobreza es el recuerdo,
y hiere otra presencia mi costado

Tal vez no soy aquel que contemplaba
el apasionamiento de un ocaso,
mientras el tiempo que madura adioses
nos iba despidiendo, despojando.

La andanza me buscaba como el sueño.
Un haz de anocheceres ciudadanos
traigo de los momentos que vaciara,
y un viento envejecido y desgajado.

Y en este silenciar que con Dios linda,
me desnudo de noches y de días.

De Tierra Amanecida (1926)





Algo que te concierne

De aquella congregación amable
que ocurrió en Basilea o quizás en Bolonia,
una noche generosa
en rostros, en palabras, en señores insignes
que el acaso juntó por un momento,
todo se ha borrado,
como si las vidas y las circunstancias
y esa misma noche que digo,
no fueran otra cosa
que la trama deshecha de un sueño
fraguado por un dios que nos devora
y que en aire y humo se complace en plasmarnos.
Así, de ese encuentro de sombras corteses,
tan incierto que ya no recuerdo su lugar ni su tiempo,
y cuya condición menguante
es la de todo aquello que se funda en las formas,
en los acuerdos exteriores,
y no en la intensidad que nos construye,
nada me queda, nada sobrevive,
excepto tu pensado rostro.

Puesto que de fervor está hecha la sustancia
de cuanto existe, de aquellas vagas horas
en que sin verse se rozaron muchos,
sólo rescato una persona clara,
y así vuelve a ser vívido el momento remoto
que busco y que persigo con palabras:
entre un fulgor de vasos y perdidos
en la sensible música que engendras,
unos mansos fantasmas, acaso sin saberlo,
se estaban despidiendo para siempre.
Bien lo comprendes:  la dispersión propia de un  sueño:
sin embargo, no es todo un callado naufragio
porque la realidad con tu recuerdo empieza.
Se apagaron los hombres y las luces,
pero una luz más firme le dispensa
continuidad al alma retraída
y una fiesta más honda en mí perdura.
Ahora, en la quietud de la alta noche
bebo el café y doy con una página
donde leo que el Amor filosofa,
porque el eros, a diferencia del ignaro,
busca lo que le falta,
sospecha claridades que están lejos
y pide esencialmente la belleza.

Dejo el antiguo texto. Es tarde. Me devuelven al mundo
el poder inmediato de la noche
y el viento que en los árboles insiste.
Ya han de andar las abejas sobre jardines jónicos.
El tiempo se remansa bajo la inmensa lámpara.
Yo escribo que te quiero.

Semejante a una ternura antigua
regresa al habitual carro del alba,
como si fuera el eslabón que salva
la persistencia, el orden de este mundo.
La ciudad duerme bajo la lenta lluvia.
Suena un vago reloj en el piso de arriba.
Vuelvo a mí mismo, a verte.


(De  su último libro: Siete Poemas -1963



miércoles, 18 de mayo de 2011

Giovanni Giudici ((Le Grazie, Liguria, 1924, La Spezia, Liguria, 2011)



Desde el corazón del milagro

Hablo de mí, desde el corazón del milagro
mi culpa social es la de no reír,
no conmoverme en el momento justo.
Y por lo tanto muero, por esperar vivir.

El rencor es de quien no tiene esperanza.
¿es compasión de mi lo que me hace creer
que en otra parte hay vida mas veraz?
Ya resignado, presumo que no creo.

Traducido por Antonio Aliberti

Dal cuore del miracolo

Parlo di me, dal cuore del miracolo:
la mia colpa sociale è di non ridere,
di non commuovermi al momento giusto.
E intanto muoio, per aspettare a vivere.

Il rancore è di chi non ha speranza:
dunque è pietà di me che mi fa credere
essere altrove una vita piu vera?
Già piegato, presumo di non cedere.


La vita in versi
Arnoldo Mondadori Editore 1965


Plaza Saint-Bon

Vocifera decoro el acreedor, se ensaña
con el insolvente, lo amenaza con cárcel,
hace que se junte la gente del paseo vespertino:
el justo pide justicia al procurador del rey.

Está enfrente solo el chico que tiembla
de miedo y de vergüenza, pero que finge
pertenecer a los otros - no se aprieta
al padre maltratado.

El hijo del deudor - yo
he sido.

Por mi padre rogaba a mi Dios
una plegaria de extraño sentido:
perdona a nos nuestras deudas
como nosotros las perdonamos.


Versión de Jorge Aulicino

Piazza Saint-Bon

Sbràita decoro il creditore, infierisce
sull'insolvente, gli minaccia galera,
fa adunare la gente del passeggio serale:
il giusto chiede giustizia al procuratore del re.

Gli è contro solo il bambino che trema
di paura e vergogna, ma che finge
di appartenere ad altri - non si stringe
al genitore maltrattato.

Il figlio del debitore - io
sono stato.

Per il mio padre pregavo al mio Dio
una preghiera dal senso strano:
rimetti a noi i nostri debiti
come noi li rimettiamo.

viernes, 22 de abril de 2011

Jose Watanabe (Laredo, Perú, 1945-2007)




La piedra alada

El pelícano herido, se alejó del mar
y vino a morir
sobre esta breve piedra del desierto.
Buscó,
durante algunos días, una dignidad
para su postura final:
acabó como el bello movimiento congelado
de una danza.

Su carne todavía agónica
empezó a ser devorada por prolijas alimañas, y sus huesos
blancos y leves
resbalaron y se dispersaron en la arena.
Extrañamente
en el lomo de la piedra persistió una de sus alas,
sus gelatinosos tendones se secaron
y se adhirieron a la piedra
como si fuera un cuerpo.

Durante varios días
el viento marino
batió inútilmente el ala, batió sin entender
que podemos imaginar un ave, la más bella,
pero no hacerla volar


Mi casa

Mi vecino
estira su casa como un tejido que le ajusta.

No debería burlarme,
si yo mismo vivo inmensamente pegado a mi casa, tanto
que a veces las paredes tienen manchas
de mi sangre o mi grasa.

Sí, mi casa es biológica. En el aire
hay un latido suave, un pulso que con los años se ha concertado
con el mío.

Mi casa es membranosa y viva, pero no es asunto
uterino. Estoy hablando del lugar de mi cuerpo
que he construido, como el pájaro aquel
con baba
y donde espacio y función intercambian
carne.
Afuera soy, como todos, del trabajo y la economía, aquí
de mi cuerpo desnudo
y, a veces, de una mujer
que se aviene a ser, como yo, otro órgano dentro de este
pulposo
tercer
piso.

del libro "Cosas del cuerpo"

Responso ante el cadaver de mi madre



A este cadáver le falta alegría.
Qué culpa tan inmensa
cuando a un cadáver le falta alegría.
Uno quiere traerle algo radiante o gustoso (yo recuerdo
su felicidad de anciana comiendo un bife tierno),
pero Dora aún no regresa del mercado.



A este cadáver le falta alegría,
¿alguna alegría aún puede entrar en su alma
que está tendida sobre sus órganos de polvo?

Qué inútiles somos
ante un cadáver que se va tan desolado.
Ya no podemos enmendar nada. ¿Alguien guarda todavía
esas diminutas manzanas de pobre
que ella confitaba y en sus manos obsequiosas
parecían venidas de un árbol espléndido?


Ya se está yendo con su anillo de viuda.
Ya se está yendo, y no le prometas nada:
le provocarás una frase sarcástica
y lapidaria que, como siempre, te dejará hecho un idiota.

Ya se está yendo com su costumbre de ir bailando
por el camino
para mecer al hijo que llevaba a la espalda.

Once hijos, Señora Coneja, y ninguno sabe qué diablos hacer
para que su cadáver tenga alegria.

De Banderas detras de la niebla (2006)


El anónimo

Desde la cornisa de la montaña
dejo caer suavemente una piedra hacia el precipicio,
una acción ociosa
de cualquiera que se detiene a descansar en este lugar.
Mientras la piedra cae libre y limpia en el aire
siento confusamente que la piedra no cae
sino que baja convocada por la tierra, llamada
por un poder invisible e inevitable.

Mi boca quiere nombrar ese poder, hace aspavientos, balbucea
y no pronuncia nada.
La revelación, el principio,
fue como un pez huidizo que afloró y volvió a sus abismos
y todavía es innombrable.

Yo me contento con haberlo entrevisto.
No tuve el lenguaje y esa falta no me desconsuela.
Algún día otro hombre, subido en esta montaña
o en otra,
dirá más, y con precisión.
Ese hombre, sin saberlo, estará cumpliendo conmigo.


La jovencita


El algarrobo se inclina como una nube verde
sobre la única bodega del pueblo.
Detrás del mostrador humilde
una grácil jovencita lleva nuestra mirada
a un tiempo sin malicia.

Tiene el cabello recortado
como un muchachito travieso. El próximo año
tendrá la cabellera larga. El cuerpo
sobrecoge de tan puntual y prolijo: cumplirá
con el crecimiento de cada uno de sus cabellos
y hará sonar una música
menos inocente.

Mientras tanto, ella guarda sus negros mechones
en un frasco de vidrio
junto a los caramelos y gomas de menta.
Eso es siniestro, pequeña.
Tú, tan vivaz, hija
del solcito que venimos a buscar,
no deberías guardar nada muerto. No es justo
para los que ahora te miramos
como agüita de yerba para el desasosiego.

Restaurant Vegetariano


A los vegetales se entra
con hambre de animal longevo y apacible, y lentamente
se acaba
la lechuga.

A la carne se va distinto, se ingresa a ella
con ansia orgánica, casi disputándola
como si fuera carne
del día de la resurrección, y se acaba
el bife.

Recuerdas:
para que tú vivieras
tu familia depredaba la tierra para ti,
pollos patos reses cuyes cabritos carne
para convalecer y durar.

El alimento en la boca te relaciona
con el mundo. Hay días de felino
y días de paquidermo. Hoy sean bienvenidas
las benéficas ensaladas, la suave soya y las frutas
aunque tarde:
ya cincuenta años que comes carne
y estás eructando miedo.

Pero hay días que no tienes carnes ni vegetales
sino arena en la lengua. Te explicas: tal vez has comido
una sequedad inicial, insidiosa, de pecho, y nunca
se acaba, el desierto
nunca se acaba.

del libro "Cosas del cuerpo"


Orgasmo

¿Me dejará la muerte
gritar
como ahora?

jueves, 21 de abril de 2011

Piotr Jerzy Domansky ( Polonia,1949)



Aquí



Aquí cada árbol
es un fuerte lacerante

aquí cada viento
tiene baleado el cráneo

aquí cada pájaro
está vestido con la piel de la cebra

aquí cada piedra
está numerada

aquí cada camino
está adoquinado de sangre

aquí cada palabra
comienza a oler a cuerpo chamuscado

aquí
desde cada
ventana
se ven
90 mil
asesinados

estoy
en Stutthof

en la plaza cercana
mi padre se aprestaba
para la revisión

cuando caía la helada
la revisión duraba del crepúsculo al alba
mi padre estaba desnudo
en posición de firme
mojado por el "cappo" furioso
bajo la helada el agua se congelaba rápidamente
- los cuerpos humanos escarchados
despertaban la carcajada de
alemanes

en qué pensaba mi padre
cuando vio los rostros festiculantes/SS
seguramente pensó
qué se debe hacer
para que no quede tan sólo
el recuerdo del fascismo.

Traducido por Guillermo Landa

domingo, 3 de abril de 2011

Vasko Popa (Vrsac, 1922-Belgrado, 1991)



Las manos encendidas

Se hunden dos manos encendidas
En el altamar del cielo

No se aferran a la estrella
Que a su alrededor vuela
Parpadea y se santigua

Hablan de algo con los dedos
Quién podrá descifrar
El lenguaje de los dedos en llamas

Cierran sus palmas solemnemente
En forma de caballete

¿Hablarán de la vieja casa
Que abandonaron incendiada
O acaso de la nueva
Que piensan construir?

Lejos de nosotros (fragmentos)

21

Tus manos llamean
En la hoguera de mi cara

Tus manos me abren el día
Tus manos florecen
En el lejano desierto en mi interior
En el que nadie ha entrado

Tus manos sueñan en las mías
El sueño de todas las manos consteladas del mundo


Traducidos por Dubrabvka Suznjevic


La casa en mitad del camino (1956)

1

Nuestra casa está en mitad del camino
Que une el primer sol con el último

Nuestra negra suerte de doradas manos
Fue nuestro único arquitecto

Imaginó parece un puente celestial
Una balanza de sol quizás
Y resultó una casa

2

Desde entonces surgen espectros en el camino
Y seres peligrosos y altisonantes
Y comerciantes de sol

Desaparecen las casas hermosas
En la lucha entre cielo y tierra
En el rechinar de la oscuridad
En el grito de socorro de la luz
En el pataleo de los cascos sobre el techo



3
Cada tanto el cielo se separa de la tierra
La casa aparece de nuevo en mitad del camino
Aparece hermosa

Sí como un puente celestial
Como una balanza de sol

4

El camino sigue ocupado en sus cosas
Une el primer sol con el último

Sólo los vientos
Que sirven en torno a la casa
Dispersan el hedor de los cuernos ardidos


Del libro Sal lobuna. 1975

domingo, 27 de febrero de 2011

Ruben Dario ( Metapa 1867 , León, Nicaragua 1916 )



Lo fatal

A René Pérez

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
!y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!

domingo, 20 de febrero de 2011

Manuel Bandeira (Recife1886, Rio de Janeiro1968)



El bicho

Ayer vi un bicho
en el basurero del patio
buscando comida entre los deshechos.

Cuando encontraba algo,
no examinaba ni olía:
tragaba con voracidad.

El bicho no era un perro,
no era un gato,
no era un ratón.

El bicho, Dios mío, era un hombre.

Traducido por Juan Manuel Inchauspe

O Bicho

Vi ontem um bicho
Na imundície do pátio
Catando comida entre os detritos.

Quando achava alguma coisa,
Não examinava nem cheirava:
Engolia com voracidade.

O bicho não era um cão,
Não era um gato,
Não era um rato.

O bicho, meu Deus, era um homem.

domingo, 23 de enero de 2011

Denise Levertov (Inglaterra, Ilford,1923 -E.E.U.U., 1998)





 

El nombre equivocado

Se habla del arte de la guerra,
pero las artes
extraen su luz del pozo del alma
y la guerra
seca el alma y saca su poder
de una tierra baldía negra y en llamas.
Cuando Leonardo
puso su genio a concebir
máquinas de destrucción, no actuaba
al servicio del arte,
suspendía
la vida del arte
sobre un abismo,
como quien sostuviera
a un chico por la ventanilla de un avión
a nueve mil metros de altura.
 
Traducido por Sandra Toro


Misnover

They speak of the art of war, 

but the arts 
draw their light from the soul's well, 
and warfare 
dries up the soul and draws its power 
from a dark and burning wasteland. 
When Leonardo 
set his genius to devising 
machines of destruction he was not 
acting in the service of art, 
he was suspending 
the life of art 
over and abyss, 
as if one were to hold 
a living child out of an airplane window 
at thirty thousand feet.


La vigilia

 

Cuando los ratones se despiertan
y salen a hacer su trabajo de buscar
la vida, las migas de la vida,
yo me siento en silencio en el cuarto de atrás
intentando calmar mi mente de su parloteo,
rumores y sucesos, y encontrar
vida, migas de vida, para nutrirla
hasta que, replegado en la quietud,
desde el santuario del desorden
el dios animal        habla         Ay,
pobres ratones— No dejé
nada para ellos, ni pan,
ni grasa, ni un plato sin lavar.
Vayan por las paredes a otras cocinas;
acá hagamos silencio.
Voy a sentarme en vela
a esperar al Gato
que con lengua humana
profiere oráculos inhumanos
o con sus garras, abre delicadamente
las cajas chinas, cada una de las cuales
contiene el Mundo y su sombra.

Traduccion de  Sandra Toro

The Vigil

When mice awaken
and come out to their work of searching
for life, crumbs of life,
I sit quiet in my back room
trying to quiet my mind of its chattering,
rumors and events, and find/
life, crumbs of life, to nourish it
until in stillness, replenished,
the animal god within the
cluttered shrine speaks. Alas!
poor mice – I have left
nothing for them, no bread,
 no fat, not an unwashed plate.
Go through the walls to other kitchens;
let it be silent here.
I’ll sit in vigil
awaiting the Cat
who with human tongue
speaks inhuman oracles
or delicately, with its claws, opens
Chinese boxes, each containing
the World and its shadow.

(Collected Earlier Poems, 1940-1960, New Directions Publishing Corporation, 1979).

 

El Crecimiento de un poeta

VI

Hacer poemas es encontrar
una silla vieja en una zanja,
y traerla a casa
a la cueva del desván;
un caballo extraviado del corral,
un barco a la deriva en las malezas de la orilla,
fosforescente.

Luego en la mecedora rota
escaparse —a la realidad—.
Al reino de ambrosía y mendrugos
no se llega con esfuerzo y ahínco.

Recién cuando los pies comienzan
a danzar, cuando la silla
cruje y galopa,
se abren las puertas
y uno
se descubre
adentro
del reino sin rey.


Denise Levertov (Inglaterra, Ilford,1923 -E.E.U.U., 1998)
Traducción de Cynthia Mansfield

The grow of a poet

VI

To make poems is to find
an old chair in the gutter
and bring it home
into the upstairs cave;
a stray horse from the pond,
a stray boat on the weedy shore,
phosphorescent.

Then in the broken rocking chair
take off —to reality!
Realm of ambrosia and hard crusts
earnest trudging doesn't lead to.

Only when feet begin
to dance, when the chair
creaks and gallops,
do the gates open
and we
discover ourselves
inside
the kingless kingdom.



El Hilo


Algo tira de mí muy suave,
invisible, silenciosamente,
un hilo - o una red
más delgada que una telaraña
pero así de elástica.
Nunca probé qué tan fuerte es.
Ningún anzuelo
me punzó y desgarró ¿Fue
hace poco que este hilo
empezó a tironearme?¿O
hará siglos? ¿Habré
nacido con el nudo en el cuello
como una brida? No es miedo
sino una ráfaga de asombro
lo que me hace
contener el aire al sentir
el tirón cuando ya lo creía yo
desatado y perdido.

Traduccion de Sandra Toro

The Thread

Something is very gently,
invisibly, silently,
pulling at me-a thread
or net of threads
finer than cobweb and as
elastic. I haven't tried
the strength of it. No barbed hook
pierced and tore me. Was it
not long ago this thread
began to draw me? Or
way back? Was I
born with its knot about my
neck, a bridle? Not fear
but a stirring
of wonder makes me
catch my breath when I feel
the tug of it when I thought
it had loosened itself and gone.