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sábado, 13 de marzo de 2010

Salvatore Quasimodo (Siracusa 1901, Napoles 1968)




Color de lluvia y de hierro


Decías: muerte silencio soledad;
como amor, vida. Palabras
de nuestras provisorias imágenes.
Y el viento se ha alzado leve cada mañana
y el tiempo color de lluvia y de hierro
ha pasado sobre las piedras,
sobre nuestro cerrado zumbido de malditos.
La verdad todavía está lejos.
Y dime, hombre quebrantado en la cruz,
y tú, el de las manos hinchadas de sangre,
¿qué le contestaré a los que preguntan?
Ahora, ahora: antes de que más silencio
entre en los ojos, antes de que más viento
se alce y más herrumbre florezca.

traducido por Narváez, Carlos López


Colore di pioggia e di ferro

Dicevi:morte, silenzio, solitudine;
come amore, vita. Parole
delle nostre provvisorie immagini.
E il vento s'è levato leggero ogni mattina
e il tempo colore di pioggia e di ferro
è passato sulle pietre,
sul nostro chiuso ronzio di maledetti.
Ancora la verità è lontana.
E dimmi, uomo spaccato sulla croce,
e tu dalle mani grosse di sangue,
come risponderò a quelli che domandano?
Ora, ora: prima che altro silenzio
entri negli occhi, prima che altro vento
salga e altra ruggine fiorisca.





Ya vuela la flor magra


No sabré nada de mi vida,
oscura monótona sangre.

No sabré a quién amaba, a quién amo,
ahora que estrecho, reducido a mis miembros,
en el dañado viento de marzo
enumero los males de los días descifrados.

Ya vuela la flor magra
desde las ramas. Y yo espero
la paciencia de su vuelo irrevocable.

en “Y enseguida anochece”, Orbis, Barcelona, 1985. Trad. Carlo Frabetti

Già vola il fiore magro.

Non sapró nulla della mia vita,
oscuro monotono sangue.

Non sapró chi amavo, chi amo,
ora che qui stretto, ridotto alle mie membra,
nel guasto vento di marzo
enumero i mali dei giorni decifrati.

Già vola el fiore magro
dei rami. Ed io attendo
la pazienza del suo volo irrevocabile.

Y enseguida anochece

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol:
y enseguida anochece.

Ed è Subito Sera

Ognuno sta solo sul cuor della terra
trafitto da un raggio di sole:
ed è subito sera.

Imitación de la alegría

Donde los árboles aún
más desolada hacen la tarde,
al tiempo que indolente
se ha desvanecido tu último paso,
aparece la flor
en los tilos y persiste en su suerte.

Buscas sentido para tus afectos,
encuentras el silencio en tu vida.
Otro destino me revela
el tiempo reflejado. Me pesa
como la muerte, la belleza
que en otros rostros brilla.
He perdido toda cosa inocente,
incluso en esta voz, que sobrevive
para imitar la alegría.



Imitazione della gioia


Dove gli alberi ancora
abbandonata piú fanno la sera,
come indolente
è svanito l'ultimo tuo passo,
che appare appena il fiore
sui tigli e insiste alla sua sorte.

Una ragione cerchi agli affetti,
provi il silenzio nella tua vita.
Altra ventura a me rivela
il tempo specchiato. Addolora
come la morte, bellezza ormai
in altri volti fulminea.
Perduto ho ogni cosa innocente,
anche in questa voce, superstite
a imitare la gioia.


Auschwitz

 

Allá abajo, amor, en Auschwitz, lejos

del Vístula, a lo largo de la llanura nórdica.

en un campo de muerte: fría, fúnebre,

la lluvia sobre la herrumbre de los postes

y los revoltijos de alambre de las cercas:

ni árboles ni pájaros en el aire gris

o en nuestro pensamiento, sino inercia

y dolor que la memoria abandona

a su silencio sin ironía o ira.

Tú no quieres elegías, lirismos: sólo

razones de nuestra suerte, aquí,

tú, tierna a los obstáculos de la mente,

insegura ante una presencia

clara de vida. Y la vida está aquí,

en cada negación que certeza parece:

aquí oiremos llorar al ángel, al monstruo,

nuestras horas futuras

golpear el más allá, que aquí está, eterno

y en movimiento, no en una imagen

ensoñada, de posible piedad.

Y aquí la metamorfosis, aquí los mitos.

Sin nombres de símbolos o de un dios,

son crónicas, lugares de la tierra,

son Auschwitz, amor. ¡De qué manera súbita

se mutaron en sombrío humo

los amados cuerpos de Alfeo y Aretusa!

De aquel infierno que se abría

con la blanca inscripción “El trabajo os hará libres”,

salió con continuidad el humo

de miles de mujeres empujadas afuera,

al alba de los tugurios contra el muro

del tiro al blanco o ahogadas gritando

misericordia al agua con sus bocas

de esqueleto bajo las lluvias de gas.

Tú las encontrarás, soldado, en tu

historia bajo formas de ríos, de animales,

¿o también eres tú ceniza de Auschwitz,

medalla de silencio?

Quedan largas trenzas encerradas en urnas

de cristal aún ceñidas por amuletos

e infinitas sombras de pequeños zapatos

y bufandas de hebreos, son reliquias

de un tiempo de sabiduría, de sapiencia

del hombre hecho a la medida de las armas,

son los mitos, nuestras metamorfosis.

Sobre los espacios en los que el amor y llanto

y piedad se marchitaron, bajo la lluvia,

allá abajo, se rebelaba un no dentro de nosotros,

un no a la muerte, muerta en Auschwitz,

para no repetirme desde aquella fosa

de cenizas, la muerte.

 


Auschwitz

Laggiu’, ad Auschwitz, lontano dalla Vistola,
amore, lungo la pianura nordica,
in un campo di morte: fredda, funebre,
la pioggia sulla ruggine dei pali
e i grovigli di ferro dei recinti:
e non albero o uccelli nell’aria grigia
o su dal nostro pensiero, ma inerzia
e dolore che la memoria lascia
al suo silenzio senza ironia o ira.

Tu non vuoi elegie, idilli: solo
ragioni della nostra sorte, qui,
tu, tenera ai contrasti della mente,
incerta a una presenza
chiara della vita. E la vita e’ qui,
in ogni no che pare una certezza:
qui udremo piangere l’angelo il mostro
le nostre ore future
battere l’al di la’, che e’ qui, in eterno
e in movimento, non in un’immagine
di sogni, di possibile pieta’.
E qui le metamorfosi, qui i miti.
Senza nome di simboli o d’un dio,
sono cronaca, luoghi della terra,
sono Auschwitz, amore. Come subito
si muto’ in fumo d’ombra
il caro corpo d’Alfeo e d’Aretusa!

Da quell’inferno aperto da una scritta
bianca: «Il lavoro vi rendera’ liberi»
usci’ continuo il fumo
di migliaia di donne spinte fuori
all’alba dai canili contro il muro
del tiro a segno o soffocate urlando
misericordia all’acqua con la bocca
di scheletro sotto le docce a gas.
Le troverai tu, soldato, nella tua
storia in forme di fiumi, d’animali,
o sei tu pure cenere d’Auschwitz,
medaglia di silenzio?
Restano lunghe trecce chiuse in urne
di vetro ancora strette da amuleti
e ombre infinite di piccole scarpe
e di sciarpe d’ebrei: sono reliquie
d’un tempo di saggezza, di sapienza
dell’uomo che si fa misura d’armi,
sono i miti, le nostre metamorfosi.

Sulle distese dove amore e pianto
marcirono e pieta’, sotto la pioggia,
laggiu’, batteva un no dentro di noi,
un no alla morte, morta ad Auschwitz,
per non ripetere, da quella buca
di cenere, la morte.

En «Il falso y vero verde» – «Quando cadderogli alberi e le mura» – 1949 – 1955