de oscuras madrigueras,
o acaso un día halcón,
ave de presa y no de cetrería
que te diera el alcance y te trajera
a mi mano tendida.
esperándote.
con un poco de sangre.
Ya hablaremos de nuestra juventud,
ya hablaremos después, muertos o vivos
con tanto tiempo encima,
con años fantasmales que no fueron los nuestros
y días que vinieron del mar y regresaron
a su profunda permanencia.
Ya hablaremos de nuestra juventud
casi olvidándola,
confundiendo las noches y sus nombres,
lo que nos fue quitado, la presencia
de una turbia batalla con los sueños.
Hablaremos sentados en los parques
como veinte años antes, como treinta años antes,
indignados del mundo,
sin recordar palabra, quiénes fuimos,
dónde creció el amor,
en qué vagas ciudades habitamos.
Paraísos
El niño que construye
en el mundo visible
su pequeño paraíso
velozmente
se adelanta a los días
e instala en su memoria
el paraíso perdido
las aves sobrevuelan el jardín silencioso:
ellas también te esperan,
con sus alas dibujan tu figura
y te veo venir por un claro del bosque
junto al agua real
encantada por pájaros más veloces que el sueño.
Asombros y extrañezas
I Misterio tras misterio nos rodean, II Y esto pudimos aprender de una vez: III Nadie quiera soñar con la muerte, |