Dos a borrar
"Tenia poco acuerdo con mi padre
aunque fingíamos una tregua perpetua:
cada uno narraba noticias apócrifas del otro.
Nos hundíamos en el encomio mutuo
o en anécdotas banales. Algo así
como el contorno de la verdad.
Los años nos obligaron a escribir
biografías absurdas, de otros dos
que no éramos nosotros. Hablaban
de seres razonables, seguros de sí.
Persuadimos a unos pocos incautos.
El murió, de pronto, para derrumbar en mí
una estatua de malentendidos.
Ahora, cuando lo oigo hablar en mi sueños
y le digo que me niego a viajar al pasado,
hacía un tiempo que no me concierne,
toma un aspecto sombrío y aguarda
en el silencio (cada cual sabe
me hacen falta dos para el desamparo).
El resto es durar, hasta aquel día
en que moriremos juntos
cuando yo muera".
Da lo mismo
Es igual salir a la lluvia
o quedarse de este lado de la puerta
a contar silabas
en la oscuridad perpetua.
Todo escapa y cambia y enmudece.
Se vacian las horas.Si los objetos
pudiesen delatar nuestra desdicha
seria perfecto el hastio.
de "Hablar de Poesia" numero 7