Parque
Lezama
Íbamos caminando hacia el fondo del sendero
rodeado de altos árboles,
enredados allí arriba
con la estrellada noche del mes de junio
como una fuente invertida
que descendiera en paz desde su altura,
las manos unidas en un contacto cercano y penetrándonos.
Íbamos bajando en silencio el sendero del alma
purificada y limpia por la servidumbre del amor.
Íbamos en silencio, y de pronto,
como quien toca el fondo de una lágrima
el miedo me rozó con su ala oscura.
Comprendió mi cuerpo en secreto, en ese instante,
que la Eternidad
es ese largo sendero del parque un mes de junio,
bajo un cielo estrellado y limpio como el espíritu,
brillante como la luna metálica sobre los árboles
pero sin la nostalgia de algún ser querido
sin la más mínima nostalgia
por ese mes de junio, por ese sendero del parque,
por tu mano cálidamente entrelazada con la mía,
por este cuerpo que ha sufrido con nosotros
desde el nacimiento,
y a quien queremos desde el fondo de esa nostalgia
como a un amigo pobre
a quien querríamos ofrecer una copa de vino caliente
y despedirlo
con un abrazo y un sollozo.
("Después del alba, el ángel", 1955)
rodeado de altos árboles,
enredados allí arriba
con la estrellada noche del mes de junio
como una fuente invertida
que descendiera en paz desde su altura,
las manos unidas en un contacto cercano y penetrándonos.
Íbamos bajando en silencio el sendero del alma
purificada y limpia por la servidumbre del amor.
Íbamos en silencio, y de pronto,
como quien toca el fondo de una lágrima
el miedo me rozó con su ala oscura.
Comprendió mi cuerpo en secreto, en ese instante,
que la Eternidad
es ese largo sendero del parque un mes de junio,
bajo un cielo estrellado y limpio como el espíritu,
brillante como la luna metálica sobre los árboles
pero sin la nostalgia de algún ser querido
sin la más mínima nostalgia
por ese mes de junio, por ese sendero del parque,
por tu mano cálidamente entrelazada con la mía,
por este cuerpo que ha sufrido con nosotros
desde el nacimiento,
y a quien queremos desde el fondo de esa nostalgia
como a un amigo pobre
a quien querríamos ofrecer una copa de vino caliente
y despedirlo
con un abrazo y un sollozo.
("Después del alba, el ángel", 1955)