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Extracto de la nota del diario Perfil del sabado 26 de diciembre por Osvaldo Aguirre
Padeletti dice que nunca se preocupó por el prestigio ni
por el éxito, y una carta natal le auguró fama póstuma: “Yo era feliz
escribiendo, porque es un placer tremendo encontrar las palabras para lo que
uno siente; me preguntaban cuándo iba a publicar y yo decía que más adelante
iba a ir a Buenos Aires; pero siempre era más adelante. Mi poesía no había
trascendido”.
Escribir, asegura, “no depende de la edad, sino de los
estados por los que uno pasa: de grande, ahora inclusive, tengo más audacia y
más fuerza que de jovencito, cuando era más tímido”. La atención como punto de
contacto con el mundo, el instante como continuidad de la vida y la muerte,
entre otros de sus temas, tienen “variantes de intensidad, por enriquecimiento
de la experiencia con los años”. Y su concepción del tiempo: “Hablar del pasado
y del futuro es estar soñando. La realidad es ahora. Las cosas hay que hacerlas
cuando se tiene energía, no dejarlas para después. Ahora es ahora”.
El punto de partida es imprevisible. “Ver una hoja temblar en un árbol, una palabra, pueden ser el detonante –explica Padeletti–. También algo que leo en el diario, una imagen. O un verso de un poema anterior. Dejo salir todo lo que aparece y después podo; cuanto más sintético, el poema tiene más poder evocativo. Si sobran palabras el poema pierde fuerza y capacidad de sugestión. La poesía no es una prosa donde uno da informaciones”.
En ese proceso, “los recursos propiamente poéticos son el ritmo, la rima, las aliteraciones, los juegos de palabras, los elementos que hacen que la cabeza se vaya del orden lógico a otro lado. La poesía es eso en todas las lenguas y a través de la historia, no las ideas: las ideas se escriben en los ensayos o en otro tipo de textos”.
El punto de partida es imprevisible. “Ver una hoja temblar en un árbol, una palabra, pueden ser el detonante –explica Padeletti–. También algo que leo en el diario, una imagen. O un verso de un poema anterior. Dejo salir todo lo que aparece y después podo; cuanto más sintético, el poema tiene más poder evocativo. Si sobran palabras el poema pierde fuerza y capacidad de sugestión. La poesía no es una prosa donde uno da informaciones”.
En ese proceso, “los recursos propiamente poéticos son el ritmo, la rima, las aliteraciones, los juegos de palabras, los elementos que hacen que la cabeza se vaya del orden lógico a otro lado. La poesía es eso en todas las lenguas y a través de la historia, no las ideas: las ideas se escriben en los ensayos o en otro tipo de textos”.
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