Al oído
Hay, sobre lo real, una costra
que las palabras no logran
disolver.
Ahora lo sé. No hubiera podido
decirlo antes.
Pero las palabras
no deben endurecerse
o fingir una luz
más líquida que la miel
que siempre ha dado cuerpo
a tu voz.
Las palabras toman su cuerpo
de tu cuerpo:
coraje, mi amor,
toma el cuerpo de tus ojos.
Es la ley de la poesía
que quiebra toda ley de lenguaje.
a María Josefina Sánchez