Y me debes creer.
Ningún platillo de la balanza sube,
o baja,
bajo mi peso.
ligero,
desnudo,
como la luz...
Y sin embargo, toda
mi trayectoria es una sombra,
mi corazón es una sombra,
una moneda oscura,
destruida
por el tiempo, sin tiempo y sin memoria.
Si sabes algo, dímelo.
Y cuéntame de aquel muchacho candoroso.
Si alguna vez llegas a verlo
no le ocultes que te has casado,
que tienes varios hijos.
Y nunca te enternezcan
su terquedad, sus ruegos.
Adóptalo como criado.
¡Sería tan hermoso para él!
Cuidaría el jardín de tu casa,
lavaría los pañales de tus pequeños,
saludaría humildemente a tu marido.
¡Es tan bueno!
Pero que tu indulgencia
no vaya nunca más allá.
La luz de aquel amanecer
Que hemos amado tanto.
Tantas palabras que creíste
Ciertas,
Que palpitaban,
Que vivían
Y amé en ti mis palabras.
Te perdí.
Umbroso
mundo,
Hay jardines que no tienen ya
países
Georges Schehadé
Umbroso
mundo,
seguiremos
siempre
poblando
de fantasmas verdaderos
tus
países ausentes.
Así,
lejos de todo,
crecerá
en el olvido un árbol verde
a
cuya sombra vamos a dormirnos
hasta
que alguna vez el sueño nos despierte.
Alianza
Me
quedo en cualquier parte
porque
no tengo a dónde ir.
Y
vuelven mis fantasmas
a
inventarme
la
luz
entre
paredes de agua muerta.
Vuelven
para
fundar la última alianza
con
el que fui,
con
el que nunca ha sido.
Andan
ya por mi sangre.
Voy
con ellos.