Poema del fin
XII
¡En las afueras de
la ciudad ¡ ¿ Entiendes?
¡Afuera! Al cruzar
el terraplén.
La vida en un
lugar donde no se puede vivir:
Es el barrio
ju-dio…
¿No sería cien
veces más digno
¿Hacerse el Judío
Errante?
Porque para aquel,
que no es un bribón,
La vida es el “pogrom”.
De los judíos.
¡Vive solo de los conversos!
¡De los Judas de
la fe!
¡A las islas de
los leprosos!
¡Al infierno! – a cualquier
parte – pero no
A la vida, ¡sólo a
los conversos aguanta!
Sólo a las ovejas ¡Para
el verdugo!
El papel del
permiso de mi residencia
¡Lo pisoteo!
¡Lo hundo a
pisotones! ¡Por el escudo de David!
¡La venganza! ¡El
amasijo de los cuerpos!
¿No le parece una delicia;
que el judío
no quiso seguir
viviendo?
¡El gueto de los
elegidos! Baluarte y foso.
¡No esperes clemencia!
En este mundo cristianísimo
¡Los poetas son
judíos!
traduccion Irina Bogdaschevski
El
poeta
El poeta trae de lejos la
palabra.
Al poeta lo lleva lejos la palabra.
Entre
sí y no, por baches indirectos
de parábolas, signos, planetas,
hasta lanzándose desde el campanario
agarra un garfio, pues el camino del cometa
es
el camino del poeta. Casuales eslabones
ese es su enlace. Mirar las estrellas
de nada sirve! en el calendario
no se pronostican los eclipses del poeta
él
es el que desordena los naipes,
falsea el peso y las cuentas,
el preguntón en el pupitre,
el que a Kant para el arrastre deja.
El
que en el pétreo foso de la bastilla
es como un árbol que crece en su belleza…
aquél de huellas siempre desaparecidas,
él que es el tren al que cualquiera
llega tarde,
su camino es el de los cometas.
El
camino del poeta arde pero no calienta,
arranca pero no cría, estalla y se quiebra.
Tu camino es el de enredadas cabelleras,
no pronosticado en el calendario del poeta.
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