La pluma puede abrirle un sendero a los arados La pluma puede forjar espadas con arados Con palabras del arado y la espada. Y la pluma consagra, y la pluma desenmascara las mentiras De las vanas teologías, la pluma entroniza Los reclamos mohosos del Poder, recomienda Como de origen divino espacios disputados. La pluma resulta ser poderoso oído de las espadas Lengua que glorifica hechos sangrientos, que viste de fama La violación, que saquea con túnicas venerables De épicas hazañas. La pluma puede hundirse En el tintero y salir Goteando sangre. Piedras preciosas adornan sus lenguas de rutina, De hipocresía, de conjura estéril. Muéstrenme las camas de agua en que se acuestan Saquen el tapón y pregúntense por qué el flujo es rojo oscuro Y espeso, y con grumos. Eternamente En enjambres como langostas, como mentiras y moscas, consortes Sacados de negras orgías de plumas conmemorativas Larga es la línea de las grandes seducciones Atracción del ocio en nuestra tribu ajedrezada – de poetas orales ambulantes, hasta la pluma y el computador portátil. Hemos llegado a conocer algunas. Sirvieron Y fueron servidas a su turno. Algunas creyeron, Y otras vendieron sus almas en un mundo de ensueños. Pero ambas estaban inmunizadas contra el testamento De los ojos, y los oídos, el hedor y la culpa del poder Y la anomia de la lluvia que se vuelve roja, de plagas de langostas, La muerte de los primogénitos, los siete años de escasez y Otra vez de nuevo el octavo y luego la secuencia circular – De la muerte y la carencia. Una promesa no ganada o dada No es para que la rediman los mortales – Pero Dios decretó que el fin multiplicará los medios – Curtida en la espera, la pluma escribe: Nosotras también servimos. |
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