La motivación de un Rabino
Rabi Najman contó una vez sobre un muy famoso Rabi que
solía rezar en su cuarto privado contiguo a la sinagoga. El escuchaba ruidos
detrás de su puerta y estaba seguro de que eran sus discipulos tratando de
escuchar con que la devoción su maestro rezaba, lo cual lo motivaba a orar con
gran entusiasmo y fervor. Hasta que una vez descubrió que los ruidos eran
causados por un gato rasguñando la puerta. "¡Durante 9 años estuvo rezando
a un gato!" Comento el Rabi Najman. ¡Di-s nos salve!"
Iejiel, el nieto de Rabí Baruj, jugaba una vez al escondite
con otro niño. Se ocultó muy bien y esperó a que su compañero de juegos lo
encontrara. Después de aguardar largo tiempo salió de su escondite, mas no vio
a su camarada en parte alguna. Entonces comprendió que éste en ningún momento
lo había buscado. Esto lo hizo llorar, y llorando corrió hacia su abuelo y se
quejó de su desleal amigo. Entonces los ojos de Rabí Baruj se llenaron de
lágrimas y murmuró: “Dios dice lo mismo: Yo me escondo pero nadie quiere
buscarme”.
Citado por M. Buber, Cuentos jasídicos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario