Últimamente me he encontrado con algunos poetas que me
dieron a entender que se les había acabado el estro. Uno escribe mini-relatos,
el otro redacta algo así como un epistolario. Un tercero dejó de escribir
literatura. En cuanto a mí, se me dificulta el decidir si esta situación
comporta una amenaza de parálisis, una necesidad de aspirar versos molidos con
un canuto que se tapó y me asfixia o si trae una sensación de ilimitada
libertad. Ya no resulta imperioso prestar oído a aquellos ritmos que llegan desde
lejanías y se aproximan lentamente hasta vestir la forma del poema, a las
palabras que comienzan a infiltrarse, al conjunto que acumula una suerte de
energía musical sobre el papel y adquiere significado, habla acerca de tu vida,
de tu muerte y de lo que has perdido y de las encrucijadas que atravesaste,
errando tu camino.
Traduccion Gerardo Lewin
Tomado del blog http://decantasion.blogspot.com.ar/
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