Por un momento
Cuando me habló
el hombre balbuceante
también se resquebrajó mi voz.
Por un momento, aquello
que cortaba su rostro
rajó mi vientre.
En la ciudad lastimera y erizada
fuimos isla de apretada tristeza.
Sólo aquel pesar,
en ese viento fuerte que se alzó
de nubes que huían al galope,
me retuvo en tierra.
el hombre balbuceante
también se resquebrajó mi voz.
Por un momento, aquello
que cortaba su rostro
rajó mi vientre.
En la ciudad lastimera y erizada
fuimos isla de apretada tristeza.
Sólo aquel pesar,
en ese viento fuerte que se alzó
de nubes que huían al galope,
me retuvo en tierra.
Traductor Gerardo Lewin
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