domingo, 28 de julio de 2019

Osvaldo , creer o reventar

Creer o reventar

Aunque este mundo se parezca a un caos (mi propia vida, sin ir más lejos) creo que hay un orden secreto. Un orden que el pensamiento, incansable, trata de descifrar, y que los poetas descubren cada vez que escriben un poema, ese pequeño cosmos en miniatura. Desde luego, si hay un orden, esta idea me lleva a la idea de un Dios que junta estas cosas, como las palabras en un poema, cuyo sentido profundo,-como es lógico- ninguno de nosotros puede comprender. No importa. Ese orden está ahí, para que creamos en él, o para que no creamos. En mi caso, con el solo hecho de ponerme a escribir poesía, me di cuenta que soy un creyente. Puedo entender que la ausencia de mi padre me haya dejado tan desquiciado, tan solo, que busqué un sustituto. Un Dios que guardara todo en su memoria y que fuera extremadamente comprensivo conmigo (y con todas las cosas del universo). Y desde luego, que siempre estuviera... Aun así, esta simple sustitución de una imagen por otra, no justifica la fe. Creer o reventar, decía mi abuela Amalia, y yo creo y no reviento.; todo lo contrario. De ahí que la idea de Dios aparezca todo el tiempo en los últimos poemas que escribí, junto con los muchachos (los chicos malos) que van y vienen, se acercan y se alejan, sin mucha explicación. O con una explicación que sólo Dios tiene, y vaya uno a saber cuál es. Aunque se trate nada más que de una figura poética. A mí me tranquiliza. Que haya un orden secreto para todas las cosas, aunque yo no lo vea, y nadie lo vea en realidad. Y que nada se pierda, nada se olvide en este libro infinito, que lo registra todo. Aunque el olvido sea una de las posibilidades más hermosas que haya inventado cualquier Dios: que cada cosita esté guardada en esa memoria mágica y universal. Se llame como se llame. A mi me gusta llamarla Dios. Qué le voy hacer, soy así.

Osvaldo

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