El soldado italiano me estrechó la mano
junto a la mesa del puesto de guardia;
la mano fuerte y la mano delicada
cuyas palmas sólo pueden
unirse entre el sonido de las armas,
pero ¡oh! Qué paz sentí en aquel instante
al observar su magullada cara
más pura que la de ninguna mujer
las palabras que a mí me provocan nauseas
sonaban en sus oídos como sagradas,
él nació sabiendo ya lo que yo tuve
que aprender lentamente de los libros.
Las armas traicioneras habían narrado su cuento,
Y nosotros dos nos lo habíamos creído.
´pero yo no habia sido el engañado
¡oh! ¿quién habría podido pensarlo alguna vez?
¡que te acompañe la suerte, soldado italiano!
Pero la suerte no está hecha para los valientes:
¿Qué te devolverá el mundo?
Siempre menos de lo que entregaste.
Entre la sombra y el fantasma,
Entre el blanco y el rojo,
Entre la bala y la mentira,
¿Dónde esconderías la cabeza?
Porqué, ¿dónde está Manuel Mendoza?
Y ¿dónde Pedro Aguilar?
Y ¿dónde está Ramón Fenellosa?
Solo las lombrices lo saben.
Tu nombre y tus actos pasaran al olvido
antes de que tus huesos se vuelvan polvo,
la mentira que te condujo a la muerte yace enterrada,
bajo una mentira aún más profunda;
Pero lo que ví en tu rostro
ninguna fuerza lo puede destruir,
ninguna bomba que estalle
romperá en añicos tu espíritu de cristal
Before your bones were dry,
And the lie that slew you is buried
Under a deeper lie;
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