martes, 30 de septiembre de 2025

Rosita Kalina (1934 San Jose de Costa Rica-2005)

 




Soy de la tribu de Yehudá

La de mis abuelos y bisabuelos.

La de Salomón, de Jesús y Einstein.

Por no citar a Freud,

cuyo valioso secreto cabalístico

saltó a la silla del terapeuta.

No perdono los miles de holocaustos

que en nombre de fementidas verdades

se urdieron contra mi pueblo,

contra otros pueblos antiquísimos,

más sabios que la ley del blanco.

Me horroriza el hombre integrado

a religiosas guerras.

Que somos uno en la inmensa nave

madre tierra, que nos transporta

a ilimitadas dimensiones.

Que todos respiramos un mismo destino.

Soy universal. Simplemente una mujer

que se atreve a soñar con una hermandad

de almas y de alas.

Precisamente por mi origen,

comprendo bien la tristeza de otros

venidos a menos por color o ángulo de los ojos.

¡Que venga la era del hombre,

maravilloso ser que puebla la existencia!

En él veo único, irrepetible,

mi orgullo de ser mujer.

También amo al animal y a las plantas

que vivan mis soledades.

Soy judía. Tersa hasta la caricia.

Amorosa hasta el éxtasis.

 

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