Hay quienes comparan nadar
con un regreso a la panza de la madre:
revivir estar en líquido amniótico.
El saco amniótico es un recinto reducido
(se estira, estira la piel todo lo que se pueda)
que amortigua y el feto puede saltar ahí, moverse:
estar protegido de posibles golpes exteriores.
El río es un lugar inmenso, no hay paredes ni barandas
donde sostenerse.
La relación entre mamá y yo no está en el agua:
nunca nadé soñando estar dentro de ella.
Doy brazadas sin ninguna pretensión embrionaria:
hago inmersiones sin buscar ningún sentido a nuestro vínculo
salgo a respirar como todo mamífero que sueña con ser pez
pero sabe que en el aire está su vida.
Mi mamá me enseñó a crecer
sin tener que dejarme el traje de buceo puesto.
De: "Una chica de río", Colectivo Semilla, 2012
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