domingo, 19 de junio de 2016

Alfredo Veiravé ( Gualeguay 1928 - Resistencia, Chaco, 1991 )






Parque Lezama

Íbamos caminando hacia el fondo del sendero
rodeado de altos árboles,
enredados allí arriba
con la estrellada noche del mes de junio
como una fuente invertida
que descendiera en paz desde su altura,
las manos unidas en un contacto cercano y penetrándonos.
Íbamos bajando en silencio el sendero del alma
purificada y limpia por la servidumbre del amor.
Íbamos en silencio, y de pronto,
como quien toca el fondo de una lágrima
el miedo me rozó con su ala oscura.
Comprendió mi cuerpo en secreto, en ese instante,
que la Eternidad
es ese largo sendero del parque un mes de junio,
bajo un cielo estrellado y limpio como el espíritu,
brillante como la luna metálica sobre los árboles
pero sin la nostalgia de algún ser querido
sin la más mínima nostalgia
por ese mes de junio, por ese sendero del parque,
por tu mano cálidamente entrelazada con la mía,
por este cuerpo que ha sufrido con nosotros
desde el nacimiento,
y a quien queremos desde el fondo de esa nostalgia
como a un amigo pobre
a quien querríamos ofrecer una copa de vino caliente
y despedirlo
con un abrazo y un sollozo.

("Después del alba, el ángel", 1955)

viernes, 17 de junio de 2016

Seamus Heaney (Condado de Derry 1939 , Dublín 2013)







Glanmore Sonnets

IX
Una rata recorre la ventana
como sobre un arbusto un fruto infecto.
“Me miró, me observó. No vi visiones,
ve a mirarla tú mismo”. ¿Para esto
hemos venido a estos descampados?
Tenemos un laurel junto a la puerta,
clásico, y con tufos de ensilaje
de una granja vecina, y hojas agrias.
Sangre en la horquilla, sangre sobre el heno
de ratas ensartadas en las trillas.
¿Qué defensa haré de la poesía?
El arbusto, vacío, está siseando
cuando bajo, y ahí dentro, tu semblante
ronda como la luna en vidrios rotos.


IX
Outside the kitchen window a black rat 
 Sways on the briar like infected fruit: 
 ‘It looked me through, it stared me out, I’m not 
 imagining things. Go you out to it.’ 
 Did we come to the wilderness for this? 
 We have our burnished bay tree at the gate, 
 Classical, hung with the reek of silage 
 From the next farm, tart-leafed as inwit. 
 Blood on a pitchfork, blood on chaff and hay, 
 Rats speared in the sweat and dust of threshing- 
 What is my apology for poetry? 
 The empty briar is swishing 
 When I come down, and beyond, inside, your face 
 Haunts like a new moon glimpsed through tangled glass.



Cavar

Entre el pulgar y el índice
la pluma petizona reposa
confortable como un arma.

Bajo la ventana, un ruido límpido que raspa:
la pala que se hunde en el suelo de grava
mi padre, cavando. Yo bajo la mirada:

se tensa su trasero entre los canteros
inclinándose. Se yergue veinte años
a buen ritmo, agachándose en los hoyos de papas
donde estaba cavando.

El botín basto se apoyaba en el borde, el cabo
firmemente empuñado contra la rodilla
desarraigaba raigones, hundía el filo brillante en lo profundo
desparramando papas nuevas que juntábamos
amando la dureza fresca en nuestras manos.

Mi Dios, este hombre podía manejar una pala
tan bien como su padre.

Mi abuelo cortaba más panes de tierra en un día
que ningún otro más en las turbas de Toner.
Una vez le llevé una botella de leche
tapada así nomás, con papel. Se enderezó
cortajeando prolijas las tajadas, levantando terrones
por sobre el hombro, yendo hondo, cada vez más hondo
en busca de la tierra mejor. Cavando siempre. Chapaleo y sopapo.

El fresco olor de la forma de la papa,
de la tierra pastosa, cortos cortes del filo
entre raíces vivas despiertas en mi mente.

Pero no tengo pala
para seguir a hombres como aquellos.

Entre el pulgar y el índice
la pluma petizona reposa
voy a cavar con ella.

Digging


Between my finger and my thumb
The squat pen rests; snug as a gun. 
 Under my window, a clean rasping sound 
When the spade sinks into gravelly ground: 
 My father, digging, I look down 

 Till his straining rump among the flowerbeds 
 Bends low, comes up twenty years away 
 Stooping in rhythm through potato drills 
 Where he was digging.

 The coarse boot nestled on the lug, the shaft 
 Against the inside knee was levered firmly. 
 He rooted out tall tops, buried the bright edge deep 
 To scatter new potatoes that we picked, 
 Loving their cool hardness in our hands. 

 By God, the old man could handle a spade. 
 Just like his old man. 

 My grandfather cut more turf in a day 
 Than any other man on Toner’s bog. 
 Once I carried him milk in a bottle 
 Corked sloppily with paper. He straightened up 
 To drink it, then fell to right away 
 Nicking and slicing neatly, heaving sods 
 Over hi shoulder, going down and down 
 For the good turf. Digging. 

 The cold smell of potato mould, the squelch and slap
 Of soggy peat, the curt cuts of an edge 
 Through living roots awaken in my head. 
 But I’ve no spade to follow men like them.

 Between my finger and my thumb 
 The squat pen rests. 
 I’ll dig with it.




versiones de Miguel A. Montezanti tomado de la revista hablar de poesía numero 19

domingo, 5 de junio de 2016

Wallace Stevens (E.E.U.U., Pennsylvania, 1879-Connecticut, 1955)




VII

La presión de lo contemporáneo, desde la época del inicio de la Primera Guerra Mundial hasta este momento, ha sido constante y extrema. Nadie puede haber vivido aparte, en un olvido feliz. Durante mucho tiempo antes de la guerra, nada era más común. En aquellos días el mar estaba lleno de yates y los yates llenos de millonarios. Era una época en la que sólo los maniáticos tenían cosas perturbadoras que decir. Ese período fue como una puesta en escena que ha sido desmontada y archivada desde entonces. Con la finalización de la guerra fue desmontada, mas la toma de conciencia de este hecho implicó diez años de lucha con las consecuencias de la paz. La gente decía que, de continuar la guerra, la civilización terminaría, así como hoy dice que otra guerra por el estilo terminará con la civilización. Una cosa es hablar del fin de la civilización, y otra sentir que eso no es tan sólo posible sino visiblemente probable. Si no se es comunista, ¿acaso la civilización no terminó en Rusia? Si no se es nazi, ¿acaso no ha terminado en Alemania? Tan pronto afirmamos que eso nunca ocurrirá aquí, reconocemos que lo decimos faltos de toda ilusión. Nos preocupan los hechos, aunque no los observemos de manera detenida. Tenemos una sensación de cataclismo. Nos sentimos amenazados. Miramos desde un presente incierto hacia un futuro aún más incierto. Sentimos el deseo de oponernos a todo esto en la poesía, así como también en la política. Si la política está más cerca de cada uno de nosotros a causa de la presión que ejerce lo contemporáneo, la poesía, a su manera, y por el mismo motivo, no está menos cerca. ¿Acaso existe alguien que suponga que a la vasta masa de gente que conforma este país la impulsaron en la última elección consideraciones racionales? Si damos a la razón tanto crédito como a la radio, aun así perdurará la certeza de que un movimiento tan grande como aquél fue emocional y, en tanto emocional, irracional. El problema es que, a mayor presión de lo contemporáneo, mayor resistencia. La resistencia es lo opuesto a la huida. El poeta que quiere contemplar el bien en medio de la confusión es como el místico que quiere contemplar a Dios en medio del mal. No puede pensarse en la huida. Tanto el poeta como el místico pueden instalarse en los arenques y en las manzanas. El pintor puede instalarse en una guitarra, en una copia del Fígaro o en un plato de melones. Estas cosas son fortificadoras, pero irracionales. La única resistencia posible a la presión de lo contemporáneo es cuestión de manzanas y de arenques, o, para no ser tan tajantes, de lo contemporáneo mismo. En poesía el tema no es lo contemporáneo, porque éste es sólo el tema nominal, sino la poesía de lo contemporáneo. La resistencia a la presión de la circunstancia ominosa y destructiva consiste en su conversión, tanto como sea posible, en una circunstancia diferente, explicable y amena.

 Traducción de Patricia Gola 
Capitulo de " El elemento irracional en la poesía" Tomado del blog de Marcelo Leites

 http://ustedleepoesia2.blogspot.com.ar/2009/03/el-elemento-irracional-en-la-poesia.html