Como si
Ya no se entiende nada.
Hablan convencidos
como si creyeran realmente en las cosas,
y diestramente se comportan
desde adentro de la máscara convenida entre todos.
Como si la vocación mas intima,
las ambiciones , los deseos,
fuesen ese profundo anhelo que dicen sentir.
Como si la angustia les atenaceara a veces
y los recuerdos les diese
consuelo;
como si efectivamente dudasen cuando dicen dudar ;
como si, al negar , la negativa fuese expresión exacta
de un no verdadero;
como si de veras los demás fuesen para ellos eso
que dicen que es,
como si…
El grito
Agazapado,
latente, a punto de arrojar su flecha sonora.
Dulce y terrible ahogo
corriendo por innumerables túneles sin salida,
debatiéndose entre pesadillas sin alcanzar la vigilia.
Es hundirse en el mar irremediablemente
o sentirse rodeado de llamas
mientras la boca esta enmudecida para la queja o la suplica.
Es el horror
y la infinita lastima de si mismo
y el considerar al fin lo fatal , como al fin se admítela
muerte.
No se disparará la flecha.
No se encontraran salida los túneles.
Y no hallará la mirada su dirección verdadera,
Porque oculto está,
pero vivo y gimiente
y tembloroso,
el grito.
La ausencia
Ya sé, los dos sabemos
que si te alejas hoy es para volver mañana.
O sea que mañana te veré nuevamente.
Está bien.
Pero hoy si te alejas para volver sin plazo,
si es eso lo que ocurre,
o sea ya no sé si veré mañana
o en un mes
o en un año,
ya no sé entonces si nunca volveré a verte.
¿Y entonces, Dios mío, hoy es la última vez que te veo
y esta tarde la última,
son estos minutos los últimos?
Ahora sé qué es no saber nada de nada.
Todo ha cambiado de golpe. Enfrente de mí
un agujero inmenso y negro, y en mis oídos resonando
un eco lastimero y largo.
A mi alrededor todo es vacío.
Hablo y me detengo,
vuelvo a hablar solitario, escucho asombrado mi voz
y vuelvo al silencio.
¿Qué sentido tienen ya las palabras
o los murmullos o el recuerdo o las pruebas del amor?
Ya sé, los dos sabemos
que si te alejas hoy es para volver mañana.
O sea que mañana te veré nuevamente.
Está bien.
Pero hoy si te alejas para volver sin plazo,
si es eso lo que ocurre,
o sea ya no sé si veré mañana
o en un mes
o en un año,
ya no sé entonces si nunca volveré a verte.
¿Y entonces, Dios mío, hoy es la última vez que te veo
y esta tarde la última,
son estos minutos los últimos?
Ahora sé qué es no saber nada de nada.
Todo ha cambiado de golpe. Enfrente de mí
un agujero inmenso y negro, y en mis oídos resonando
un eco lastimero y largo.
A mi alrededor todo es vacío.
Hablo y me detengo,
vuelvo a hablar solitario, escucho asombrado mi voz
y vuelvo al silencio.
¿Qué sentido tienen ya las palabras
o los murmullos o el recuerdo o las pruebas del amor?
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