Esposa
en reversa
Su esposa muere, los labios ligeramente separados, un
ojo abierto. Él golpea la puerta del dormitorio de su hija menor y le dice:
«Sería mejor que vinieras. Parece que mamá está por fallecer». Su esposa entra
en coma tres días después de haber vuelto a casa y sigue así durante once días.
Hacen una pequeña fiesta al segundo día de su regreso: salmón de Nueva Escocia,
chocolates, un risotto que prepara él, queso brie, frutillas, champagne. Un
vehículo de traslado médico trae a su esposa a casa. Ella dice: «Ya no quiero
más asistencia vital, ni remedios, ni suero, ni comida». Él llama al 911 por
cuarta vez en dos años, le dice al operador: «Mi esposa; estoy seguro de que es
otra vez neumonía». A su esposa le colocan un tubo traqueal. «¿Cuándo me lo
sacarán?», dice ella, y el doctor responde: «¿Para ser honesto? Nunca». «Su
esposa tiene un caso muy grave de neumonía», les dice a él y a sus hijas, la
primera vez, el médico de cuidados intensivos, «y entre uno y dos por ciento de
probabilidades de sobrevivir». Ahora su esposa usa una silla de ruedas. Ahora
su esposa usa un carrito a motor. Ahora su esposa usa un andador con rueditas.
Ahora su esposa usa un andador. Su esposa tiene que usar bastón. A su esposa le
diagnostican esclerosis múltiple. Su esposa tiene problemas para caminar. Su
esposa da a luz a su segunda hija. «Esta vez no lloraste», le dice, y él
contesta: «Estoy igual de feliz». Su esposa le dice: «Me parece que algo no
anda bien con mis ojos». Su esposa da a luz a su hija. El obstetra
dice: «Nunca vi a un padre llorar en la sala de partos». El rabino los
declara marido y mujer, y justo antes de besarla, él se pone a llorar.
«Casémonos», le dice, y ella dice: «Por mí está bien», y él dice: «¿De veras?»,
y se pone a llorar. «Qué reacción», dice ella, y él: «Estoy tan feliz, tan
feliz», y ella lo abraza y le dice: «Yo también». Ella lo llama: «¿Cómo estás?
¿Quieres que nos encontremos y hablemos un poco?». Lo alcanza hasta la entrada
de su edificio y le dice: «Esto sencillamente no está funcionando». En su primera
cita verdadera van a un restaurante y él le dice: «Si me pongo tan quisquilloso
sobre qué comer es porque soy vegetariano, cosa que estaba un poco reacio a
decirte, tan pronto», y ella dice: «¿Por qué? No es nada tan peculiar. Solo
significa que no vamos a compartir la entrada, excepto las verduras». En una
fiesta, conoce a una mujer. Conversan durante largo rato. Ella tiene que dejar
la fiesta para asistir a un concierto. Él le pide su número de teléfono. Le
dice: «Te llamaré», y ella: «Eso me agradaría». Se despiden en la puerta y él
le estrecha la mano. Después de que ella se ha ido, piensa: «Esa mujer va a ser
mi esposa».
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