jueves, 21 de abril de 2022

Lord Dunsany (Londres 1878- Dublin 1957)

 

Hay un camino en Roma que cruza un templo antiguo, en otra edad preferido por los dioses; corre rodeando una gran muralla y muy por debajo de él está el piso del templo, de mármol blanco y rojo.

Contemplé en el suelo del templo hasta trece gatos hambrientos. Unas veces, se decían entre ellos, vivieron aquí los dioses, otras los hombres, y ahora vivimos los gatos. Gocemos de la luz del sol sobre el caliente mármol antes de que otros seres vengan…

Únicamente en las horas de la siesta podía mi fatigada fantasía oír las voces melosas y silenciosas de los felinos. Su espantosa flacura me movió a ir a una pescadería próxima y comprar algunos pescados. Volví y los arrojé por encima de la baranda que corría sobre el muro. Con un chasquido, cayeron desde treinta pies de altura sobre el sagrado mármol. En otra ciudad que no fuera Roma, o en la mente de otros gatos cualesquiera, la vista de unos pescados que parecen caer del cielo habría causado sorpresa y maravilla, pero estos gatos se levantaron lentamente, se estiraron, se acercaron con pereza a los pescados y se dijeron en silencio:

–¡Bah!, solo se trata de un milagro.

 



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