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Libros y poemas del autor

viernes, 17 de junio de 2016

Seamus Heaney (Condado de Derry 1939 , Dublín 2013)







Glanmore Sonnets

IX
Una rata recorre la ventana
como sobre un arbusto un fruto infecto.
“Me miró, me observó. No vi visiones,
ve a mirarla tú mismo”. ¿Para esto
hemos venido a estos descampados?
Tenemos un laurel junto a la puerta,
clásico, y con tufos de ensilaje
de una granja vecina, y hojas agrias.
Sangre en la horquilla, sangre sobre el heno
de ratas ensartadas en las trillas.
¿Qué defensa haré de la poesía?
El arbusto, vacío, está siseando
cuando bajo, y ahí dentro, tu semblante
ronda como la luna en vidrios rotos.


IX
Outside the kitchen window a black rat 
 Sways on the briar like infected fruit: 
 ‘It looked me through, it stared me out, I’m not 
 imagining things. Go you out to it.’ 
 Did we come to the wilderness for this? 
 We have our burnished bay tree at the gate, 
 Classical, hung with the reek of silage 
 From the next farm, tart-leafed as inwit. 
 Blood on a pitchfork, blood on chaff and hay, 
 Rats speared in the sweat and dust of threshing- 
 What is my apology for poetry? 
 The empty briar is swishing 
 When I come down, and beyond, inside, your face 
 Haunts like a new moon glimpsed through tangled glass.



Cavar

Entre el pulgar y el índice
la pluma petizona reposa
confortable como un arma.

Bajo la ventana, un ruido límpido que raspa:
la pala que se hunde en el suelo de grava
mi padre, cavando. Yo bajo la mirada:

se tensa su trasero entre los canteros
inclinándose. Se yergue veinte años
a buen ritmo, agachándose en los hoyos de papas
donde estaba cavando.

El botín basto se apoyaba en el borde, el cabo
firmemente empuñado contra la rodilla
desarraigaba raigones, hundía el filo brillante en lo profundo
desparramando papas nuevas que juntábamos
amando la dureza fresca en nuestras manos.

Mi Dios, este hombre podía manejar una pala
tan bien como su padre.

Mi abuelo cortaba más panes de tierra en un día
que ningún otro más en las turbas de Toner.
Una vez le llevé una botella de leche
tapada así nomás, con papel. Se enderezó
cortajeando prolijas las tajadas, levantando terrones
por sobre el hombro, yendo hondo, cada vez más hondo
en busca de la tierra mejor. Cavando siempre. Chapaleo y sopapo.

El fresco olor de la forma de la papa,
de la tierra pastosa, cortos cortes del filo
entre raíces vivas despiertas en mi mente.

Pero no tengo pala
para seguir a hombres como aquellos.

Entre el pulgar y el índice
la pluma petizona reposa
voy a cavar con ella.

Digging


Between my finger and my thumb
The squat pen rests; snug as a gun. 
 Under my window, a clean rasping sound 
When the spade sinks into gravelly ground: 
 My father, digging, I look down 

 Till his straining rump among the flowerbeds 
 Bends low, comes up twenty years away 
 Stooping in rhythm through potato drills 
 Where he was digging.

 The coarse boot nestled on the lug, the shaft 
 Against the inside knee was levered firmly. 
 He rooted out tall tops, buried the bright edge deep 
 To scatter new potatoes that we picked, 
 Loving their cool hardness in our hands. 

 By God, the old man could handle a spade. 
 Just like his old man. 

 My grandfather cut more turf in a day 
 Than any other man on Toner’s bog. 
 Once I carried him milk in a bottle 
 Corked sloppily with paper. He straightened up 
 To drink it, then fell to right away 
 Nicking and slicing neatly, heaving sods 
 Over hi shoulder, going down and down 
 For the good turf. Digging. 

 The cold smell of potato mould, the squelch and slap
 Of soggy peat, the curt cuts of an edge 
 Through living roots awaken in my head. 
 But I’ve no spade to follow men like them.

 Between my finger and my thumb 
 The squat pen rests. 
 I’ll dig with it.




versiones de Miguel A. Montezanti tomado de la revista hablar de poesía numero 19

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