Contribuciones del autor

Libros y poemas del autor

domingo, 31 de enero de 2016

Hugo Mujica (Buenos Aires 1942 )





27.

hay un dios mirándose
                         en la ceguera de cada hombre.
                      
hay un destino de seguir repitiendo la única vez,
de recorrer el mismo umbral
                            donde me senté de niño
                                         a ver enceguecer a dios

de  Responsoriales (1986)


4.

Parto en cuatro el cántaro vacio
con todo lo esperado

descorro las cortinas que nada
cubrían,

y todo lo que falta
                        es lo que siempre sobra


de “Escrito en un reflejo” (1987)

Paisaje urbano

            Sobre una rata muerta, en el fondo de la casa, va cayen-
do la nieve. Cae hasta cubrirla y sigue cayendo después.

            Ya todo es blanco, como un puñado de pureza, en el
jardín del fondo de la casa iluminada.

de “Paraiso vacio” (1992)

En la piel

A lo lejos, afuera,
cae
una lluvia
que tan sólo huelo, una lluvia
                                que aún no ha llegado.
Aquí
en la piel, como en una página
en blanco,
espero que el agua, la lluvia,
                           lo que vive y tiembla,
                                                    me sea alguna vez revelado.



domingo, 10 de enero de 2016

Alejandro Mendez Casariego (Buenos Aires 1952)





La cuchara
Ataban
un cable a una cuchara
introducían la parte oval, convexa
hasta donde pudieran
sin dejar de apretarla
entre el pulgar y el índice
en el útero
dejando afuera, más o menos
un centímetro
como para que el otro cable
tuviera suficiente punto de contacto.
La descarga duraba 
una fracción de segundo
el tiempo necesario
para que el próximo a nacer
ahuecado en su mundo
percibiera
en su pequeño cerebro constelado 
por diminutas chispas
una imagen radiada
feroz
de la existencia.

 "poema inedito"

Perspectiva

La enorme catedral que desafía
el aluvión de los años
es similar
en lo que importa
a una piedra al borde del camino
y toda pasmosa construcción de los hombres
mirada en perspectiva
es una suma variable de ingenios geométricos
adornados por relieves
y cargados
de materiales con peso y volumen
en delicada proporción.
Levantá en esta esquina
un minúsculo altar con unos pocos ladrillos
y resultará que la creencia
de que el mundo es un espejo
que refleja los actos transformándolos
despertará masivas peregrinaciones
singulares ofrendas
mientras en aquella empinada catedral
ladra un silencio de ausencia
y ese abrumador vacío
sugiere que lo que no existe
reside, efectivamente,
en todas partes, y lo que varía es
en definitiva
el estilo, el tamaño y la forma.

Thomas Moore

Mi Dios se oculta
tras láminas de cortesía
cornisas talladas en madera
y hierros de dolor
entre los cuales la apariencia franca
es para mí, ceniza fría.
Las paredes y la cama desnuda
no prestan debido testimonio
y la ley
tozudamente
calla.
Al consumirse
las horas
escribo esto y algunas
memorias familiares
mientras empiezo a padecer
la llama de los solos.
Y en el canasto vacío de las lágrimas
deposito una para mí
pero sin pena
simplemente
porque llorar es dulce
y acompaña.

Del libro "Los Dioses del Hogar" Editorial Deaca 2015


Testamento del  escriba

¿Donde fue dicha la mejor palabra ?
El buhonero del pueblo
extremando su garganta  entre el bullicio callejero,
el murmullo de la machi
mientras hierve o ahuma las yerbas del misterio,
el loco que descubre
y silabea
lo ambiguo de lo cierto frente a una pared
que ni siquiera le devuelve el eco,
el chico que describe
lo elemental y absurdo de su descubrimiento :soy
y uno supone que es mucho
lo que le queda por saber.

O nosotros, llamados o elegidos al azar
garabateando con frecuencia
lo que creemos belleza perdurable
y  habitualmente
no es otra cosa que una lira pulsada
por la impotencia de lo limitado.

Emoción o ternura
verdad desfigurada por el pulido cóncavo
de un quebrado cristal,
no somos más que el sumidero del olvido,
materia orgánica que al descomponerse
en el mejor de los casos
hará  crecer una preciosa flor
que también morirá

Del libro " Los Reprobos" 2007

Borges y la cuestion judia

El golem

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,

la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.

Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'

'¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'

En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?


La llave de Salonica

Abarbanel, Farías o Pinedo, 
arrojados de España por impía 
persecución, conservan todavía 
la llave de una casa de Toledo. 

Libres ahora de esperanza y miedo, 
miran la llave al declinar el día; 
en el bronce hay ayeres, lejanía, 
cansado brillo y sufrimiento quedo. 

Hoy que su puerta es polvo, el instrumento 
es cifra de la diáspora y del viento, 
afín a esa otra llave del santuario 

que alguien lanzó al azul cuando el romano 
acometió con fuego temerario, 
y que en el cielo recibió una mano.

Spinoza

Las traslúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)
Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo,
ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas Sus estrellas.

Baruch Spinoza

Bruma de oro, el Occidente alumbra
la ventana. El asiduo manuscrito
aguarda, ya cargado de infinito.
Alguien construye a Dios en la penumbra.
Un hombre engendra a Dios. Es un judío
de tristes ojos y de piel cetrina;
lo lleva el tiempo como lleva el río
una hoja en el agua que declina.
No importa. El hechicero insiste y labra
a Dios con geometría delicada;
desde su enfermedad, desde su nada,
sigue erigiendo a Dios con la palabra.
El más pródigo amor le fue otorgado,
el amor que no espera ser amado.


¿Quién me dirá si estás en el perdido
laberinto de ríos seculares
de mi sangre, Israel? ¿Quién los lugares
que mi sangre y tu sangre han recorrido?
No importa. Sé que estás en el sagrado
libro que abarca el tiempo y que la historia
del rojo Adán rescata y la memoria
y la agonía del Crucificado.
En ese libro estás, que es el espejo
de cada rostro que sobre él se inclina
y del rostro de Dios, que en su complejo
y arduo cristal, terrible se adivina.
Salve, Israel, que guardas la muralla
de Dios, en la pasión de tu batalla.

Israel 1969

Temí que en Israel acecharía
con dulzura insidiosa
la nostalgia que las diásporas seculares
acumularon como un triste tesoro
en las ciudades del infiel, en las juderías,
en los ocasos de la estepa, en los sueños,
la nostalgia de aquellos que te anhelaron,
Jerusalén, junto a las aguas de Babilonia,
¿Qué otra cosa eras, Israel, sino esa nostalgia,
sino esa voluntad de salvar,
entre las inconstantes formas del tiempo,
tu viejo libro mágico, tus liturgias,
tu soledad con Dios?
No así. La más antigua de las naciones
es también la más joven.
No has tentado a los nombres con jardines,
con el oro y su tedio
sino con el rigor, tierra última.
Israel les ha dicho sin palabras:
olvidarás quién eres.
Olvidarás al otro que dejaste.
Olvidarás quién fuiste en las tierras
que te dieron sus tardes y sus mañanas
y a las que no darás tu nostalgia.
Olvidarás la lengua de tus padres y aprenderás la lengua del Paraíso.
Serás un israelí, serás un soldado.
Edificarás la patria con ciénagas: la levantarás con desiertos.
Trabajará contigo tu hermano, cuya cara no has visto nunca.
Una sola cosa te prometemos:tu puesto en la batalla.

Rafael Cansino Arens====

La imagen de aquel pueblo lapidado
y execrado, inmortal en su agonía,
en las negras vigilias lo atraía
con una suerte de terror sagrado.
Bebió como quien bebe un hondo vino
los Psalmos y el Cantar de la Escritura
y sintió que era suya esa dulzura
y sintió que era suyo aquel destino.
Lo llamaba Israel. Íntimamente
la oyó Cansinos como oyó el profeta
en la secreta cumbre la secreta
voz del Señor desde la zarza ardiente.
Acompáñeme siempre su memoria;
las otras cosas las dirá la gloria.

Israel

Un hombre encarcelado y hechizado,
un hombre condenado a ser la serpiente
que guarda un oro infame,
un hombre condenado a ser Shylock
un hombre que se inclina sobre la tierra
y que sabe que estuvo en el Paraíso,
un hombre viejo y ciego que ha de romper
las columnas del templo,
un rostro condenado a ser una máscara,
un hombre que ha pesar de los nombres
es Spinoza y el Baal Shem y los cabalistas,
un hombre que es el Libro,
una boca que alaba desde el abismo
la justicia del firmamento,
un procurador o un dentista
que dialogó con Dios en una montaña,
un hombre condenado a ser el escarnio,
la abominación, el judío,
un hombre lapidado, incendiado
y ahogado en cámaras letales,
un hombre que se obstina en ser inmortal
y que ahora ha vuelto a su batalla,
a la violenta luz de la victoria,
hermoso como un león al mediodía.

Del  libro “Elogio de la sombra” (1969)


París 1856

La larga postración lo ha acostumbrado 
a anticipar la muerte. Le daría 
miedo salir al clamoroso día 
y andar entre los hombres. Derribado,
Enrique Heine piensa en aquel río, 
el tiempo, que lo aleja lentamente 
de esa larga penumbra y del doliente 
destino de ser hombre y ser judío.
Piensa en las delicadas melodías 
cuyo instrumento fue, pero bien sabe 
que el trino no es del árbol ni del ave
sino del tiempo y de sus vagos días. 
No han de salvarte, no, tus ruiseñores, 
tus noches de oro y tus cantadas flores.