Refugio de pequeños poemas en peligro de extinción
No más de siete versos es la consigna. No hay motivos ni razones que la justifiquen. Es solo un juego, pero me impulsa el deseo de que lo breve alcance y estimule su lectura.
Es cierto que son muchos poemas, no es necesario leerlos en el orden establecido. Propongo una lectura al azar, sobrevolando los versos. Varios de ellos vivieron en libros anteriores. Vuelven modificados por el tiempo y la relectura. Las mismas obsesiones con la esperanza de que alguien las escuche.
me siento
tan invadido de mí mismo
que solo
quiero pasar desapercibido
habiendo
tanto vacío
me dispongo
a llenarlo con mis sueños
todas las
mañanas me pregunto
qué hago
atrapado
en este
túnel de palabras
alejo mi
mirada hasta el punto
donde la
reconciliación es posible
nací para
esto
lo demás
fue un accidente inevitable
me elevo
sin ningún esfuerzo
hasta el
improbable lugar
donde los
bordes se diluyen
cuando niño
no fui niño
solo un
adulto secreto
la realidad
me toma de rehén
es cruel y
me aprisiona
contra
anhelos y fantasías
y, encima,
me es infiel
mi infancia
fue tan breve
que apenas
la recuerdo
me faltó
odio y me sobró misterio
hoy es uno
de esos días
donde
necesito gritar
en un mundo
paralelo
pego un
grito agazapado, tenso
no controlo
el eco del aullido
aceptarnos
como criaturas
que vagamos
en el tiempo
saber del
solitario comienzo
y de
nuestro veloz declive
celebremos
todo podría
haber desembocado
en tiempos
peores
si he
perdonado
a quienes
me han hecho daño
¿por qué no
perdonar
a quienes
no se ajustan a mis sueños?
soy un
ladrón de palabras
un delito
menor que no merece castigo
duele tanto
la duda
que
preferís seguir el juego
fingir
confianza ciega
evitar una
y cada pregunta
de todo lo
que hablas
llegará un
día
donde ya no
quedará nada
más me
inquieta
lo que
ocultan
la
algarabía de tus palabras
no huyas
con tus pies
huyen tus
labios
tus ojos,
tus manos
tus pies
que sigan junto a mí
pensá
tranquilo
tus ideas
más mezquinas
el viento
todo lo lleva
quizás
estamos condenados
por un
acuerdo
que ángeles
temerarios
sin
consultarnos
han hecho
en nuestro nombre
mis pasos
son lentos
aun así
no dudes en
caminar conmigo
es cierto
que estoy sumergido
pero tengo
sorpresas para compartir
en un
instante todo transcurre
la barbarie
del desconsuelo
la
serenidad de la dicha
no entiendo
este universo
donde nadie
se esfuerza por vivir
hay muertos
por doquier
aturdiendo
con sus gritos
en lugar de
entregarse mansamente
al merecido
descanso
un pozo
pero no un
pozo en la tierra
sino un
pozo en la oscuridad
una ventana
siempre abierta
sin
cortinas ni persianas
un ancla
ante la dispersión
que nos
conecta y nos aleja
la piedra
que lleva el último mensaje
es arrojada
al vacío interior
es un rumor
que recorre la noche
una voz
urgente
seca
que
desoímos desde siempre
se hablan,
pero no se miran
si lo hacen
sus ojos
ajenos
están
llenos de prisa
escuchar
sin prisa
sin juicio
ni previa opinión
nuestro
decir resulta escaso
un inëerno
arde en nuestras manos
nadie lo
duda, nadie lo merece
son ecos
del mundo primitivo
aullidos de
la soledad
reúne
miradas ajenas
ignora la
urgencia
que los
tiempos imponen
no le
interesa el hoy que es inasible
sino la
noche que no se detiene
aprendió
que la espera nunca termina
se comporta
como el rey
cuyo reino
todos lo
saben
no ha
existido
ni existirá
jamás
gota y río
son fronteras
linderas al
abismo
ambas
denuncian unos ojos
que ven
solo el fragmento
aquello que
es todo en sí
aquello que
es nada
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