Mostrando entradas con la etiqueta Yahya Hijazi. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Yahya Hijazi. Mostrar todas las entradas

sábado, 18 de abril de 2015

Taha Muhammad Ali (Galilee, Palestina, 1931 – Nazareth 2011).


Venganza

A veces… deseo
poder encontrarme en un duelo
con el hombre que asesinó a mi padre
y arrasó nuestro hogar
expulsándome
hacia un estrecho país.
Si me hubiera matado
hubiera descansado al fin,
y si hubiera estado preparado
¡habría llevado a cabo mi venganza!

Pero cuando apareció mi rival
y supe que tenía madre
que estaría esperándole
o un padre que se pondría
la mano derecha
sobre el pecho, en el lugar del corazón
cada vez que su hijo llegara tarde
aunque fuera un cuarto de hora
de la cita de una reunión
ya no le mataría entonces,
aunque pudiera.

De igual manera…
tampoco le asesinaría
si me enterara enseguida
de que tenía hermano o hermanas
que le amaban y que constantemente
anhelaban verle.
O si tuviera una esposa
para darle la bienvenida
y niños que
no podrían soportar su ausencia
y a quienes sus regalos emocionarían.
O si tuviera
amigos o compañeros
o vecinos conocidos
o aliados en la prisión
o en la habitación de un hospital
o compañeros de colegio…
preguntando por él
y enviándole sus saludos.

Pero si resultara
que es una persona en soledad
desgajada de todo
como la rama de un árbol
sin hermanos ni hermanas
sin esposa ni niños
y sin familiares ni vecinos ni amigos,
ni colegas ni compañeros,
Entonces, ¿para que añadir más dolor
a esa soledad?
Ni el tormento de la muerte
ni la pena del fallecimiento.
No, me limitaría
a ignorarle cuando pasara a su lado
por la calle, como
si estuviera convencido
de que no prestarle atención
era ya en sí un tipo de venganza.


Revenge


At times ... I wish
I could meet in a duel
the man who killed my father
and razed our home,
expelling me
into a narrow country.
And if he killed me,
I'd rest at last
and if I were ready -
I would take my revenge!

But if it came to light,
when my rival appeared,
that he had a mother
waiting for him,
or a father who'd put
his right hand over
the heart's place in his chest
whenever his son was late
even by just a quarter-hour
for a meeting they'd set -
then I would not kill him,
even if I could.

Likewise ... I
would not murder him
if it were soon made clear
that he had a brother or sisters
who loved him and constantly longed to see him.
Or if he had a wife to greet him
and children who
couldn't bear his absence
and who his presents thrilled.

Or if he had
friends or companions,
neighbors he knew
or allies from prison
or a hospital room,
or classmates from his school...
asking about him
and sending him regards.

But if he turned
out to be on his own -
cut off like a branch from a tree -
without mother or father,
with neither a brother nor sister,
wifeless, without a child,
and without kin or neighbors or friends,
colleagues or companions,
then I'd add not a thing to his pain
within that aloneness -
nor the torment of death,
and not the sorrow of passing away.
Instead I'd be content
to ignore him when I passed him by
on the street - as I
convinced myself
that paying him no attention
in itself was a kind of revenge.

(Translated by Peter Cole, Yahya Hijazi, and Gabriel Levin).