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martes, 22 de junio de 2021

Richard Nathaniel Wright ( Plantación Rucker, Roxie, Mississippi1908 - Paris 1960)

 




Entre el Mundo y Yo

Y una mañana cuando estaba en el bosque de pronto me topé con la cosa,

Me topé con ella en un herboso claro custodiado por álamos y robles escamosos.

Y los hollinosos detalles de la escena se alzaron, interponiéndose entre el mundo y yo.

Había un diseño de huesos blancos dormitando, olvidados, sobre un almohadón de cenizas.

Había un tocón carbonizado de un árbol joven apuntando acusadoramente con un romo dedo al cielo.

Había ramas arrancadas de los árboles, venas diminutas de hojas quemadas, y un rollo chamuscado de cáñamo grasiento;

Un zapato suelto, una corbata vacía, una camisa rasgada, un solitario sombrero, y unos pantalones duros con sangre negra.

Y sobre el pasto pisoteado había botones, fósforos quemados, colillas de cigarros y cigarrillos, cáscaras de maní,

una petaca de ginebra sin líquido y un lápiz labial de prostituta;

Rastros dispersos de alquitrán, inquietos arreglos de plumas, y el persistente olor a gasolina. Y a través del aire matinal el sol vertía una sorpresa amarilla

en las cuencas oculares del cráneo de piedra…

Y mientras allí estaba, una fría piedad congeló mi mente por la vida que había acabado.

El suelo aferró mis pies y mi corazón quedó rodeado por helados muros de miedo—

El sol murió en el cielo; un viento nocturno murmuró en el pasto

y manoteó las hojas en los árboles; el bosque derramó el hambriento gañido de los perros; la oscuridad gritó con voces sedientas;

y los testigos se levantaron y vivieron:

Los huesos secos se agitaron, sonaron, se elevaron, fundiéndose con mis huesos.

Las grises cenizas formaron carne firme y negra, adentrándose en mi carne.

La petaca pasó de boca en boca; cigarros y cigarrillos fulguraron, la prostituta se pintarrajeó de rojo los labios,

Y mil rostros se arremolinaron a mi alrededor, clamando que mi vida arda…

Y entonces me tuvieron, me desnudaron, metiéndome los dientes a golpes en la garganta

hasta que tragué mi propia sangre.

Mi voz se ahogó en el rugido de sus voces, y mi cuerpo negro y mojado se deslizaba y rodaba por sus manos mientras me ataban al árbol joven.

Y mi piel se adhería al alquitrán caliente y burbujeante, cayéndoseme de a parches fláccidos.

Y los plumones y las púas de las blancas plumas se hundieron en mi carne cruda, y gemí en mi agonía.

Entonces enfriaron piadosamente mi sangre, enfriada con un bautismo de gasolina. Y en un rojo resplandor salté al cielo mientras el dolor subía como agua,

hirviendo mis extremidades.

Jadeando, suplicando, me aferré como un niño,

me aferré a los calientes costados de la muerte. Ahora soy huesos secos y mi rostro, un cráneo de piedra

que mira al sol con una sorpresa amarilla.

 

Between the World and Me

And one morning while in the woods I stumbled suddenly upon the thing,

Stumbled upon it in a grassy clearing guarded by scaly oaks and elms.

And the sooty details of the scene rose, thrusting themselves between the world and me....

There was a design of white bones slumbering forgottenly upon a cushion of ashes.

There was a charred stump of a sapling pointing a blunt finger accusingly at the sky.

There were torn tree limbs, tiny veins of burnt leaves, and a scorched coil of greasy hemp;

A vacant shoe, an empty tie, a ripped shirt, a lonely hat, and a pair of trousers stiff with black blood.

And upon the trampled grass were buttons, dead matches, butt-ends of cigars and cigarettes, peanut shells, a drained gin-flask, and a whore's lipstick;

Scattered traces of tar, restless arrays of feathers, and the lingering smell of gasoline.

And through the morning air the sun poured yellow surprise into the eye sockets of a stony skull....

And while I stood my mind was frozen with a cold pity for the life that was gone.

The ground gripped my feet and my heart was circled by icy walls of fear—The sun died in the sky; a night wind muttered in the grass and fumbled the leaves in the trees; the woods poured forth the hungry yelping of hounds; the

darkness screamed with thirsty voices; and the witnesses rose and lived: The dry bones stirred, rattled, lifted, melting themselves

into my bones.

The grey ashes formed flesh firm and black, entering into my flesh.

The gin-flask passed from mouth to mouth, cigars and cigarettes glowed, the whore smeared lipstick red upon her lips,

And a thousand faces swirled around me, clamoring that my life be burned....

And then they had me, stripped me, battering my teeth into my throat till I swallowed my own blood.

My voice was drowned in the roar of their voices, and my black wet body slipped and rolled in their hands as they bound me to the sapling.

And my skin clung to the bubbling hot tar, falling from me in limp patches.

And the down and quills of the white feathers sank into my raw flesh, and I moaned in my agony.

Then my blood was cooled mercifully, cooled by a baptism of gasoline.

And in a blaze of red I leaped to the sky as pain rose like water, boiling my limbs Panting, begging I clutched child-like, clutched to the hot

sides of death.

Now I am dry bones and my face a stony skull staring in yellow surprise at the sun....

1         “Between the World and Me”. Primera publicación: The Partisan Review, vol. II, N° 8, julio-agosto de 1935, pp. 18- 19. Traducción de Marcelo G. Burello.

sábado, 1 de agosto de 2020

T.S. Eliot (San Luis, Misuri; 1888 - Londres; 1965)




Cómo llamar a un gato

Ponerle nombre a un gato es harto complicado,
desde luego no es un juego para los muy simplones.
Pueden pensar ustedes que estoy algo chiflado
cuando digo que al menos ha de tener tres nombres.
Lo primero es el nombre que le damos a diario;
como Pedro, Alonso, Augusto o Don Bigote;
Como Víctor o Jorge o el simpático Paco.
Todos ellos son nombres bastante razonables.
Los hay más bonitos y que suenan mejor
para las damas y los caballeros,
como Admetus, Electra, Démeter, o Platón,
pero todos son nombres demasiado discretos.
Y un gato ha de tener uno más especial,
que sea peculiar, algo más digno.
¿Cómo, si no, va a alzar su rabo vertical
o atusar sus bigotes y mantenerse altivo?
De nombres de este tipo os puedo dar un quórum
como son Mankostrop, Quoricopat o Qaxo,
también Bamboliurina o, si no, Yellylorum,
son nombres que jamás compartirán dos gatos.
Pero a pesar de todo, nos queda un nombre más,
y ése es el que tú nunca podrás adivinar,
el nombre que los hombres jamás encontrarán.
Que SÓLO EL GATO LO SABE y no confesará.
Si un gato ves en meditación,
el motivo nunca te asombre.
Su mente está en contemplación
de la Idea Una de su nombre.
Su inefable, efable,
efainefable,
único, oscuro, inescrutable Nombre.




The Naming Of Cats 
The Naming of Cats is a difficult matter,
It isn't just one of your holiday games;
You may think at first I'm as mad as a hatter
When I tell you, a cat must have THREE DIFFERENT NAMES.
First of all, there's the name that the family use daily,
Such as Peter, Augustus, Alonzo or James,
Such as Victor or Jonathan, George or Bill Bailey--
All of them sensible everyday names.
There are fancier names if you think they sound sweeter,
Some for the gentlemen, some for the dames:
Such as Plato, Admetus, Electra, Demeter--
But all of them sensible everyday names.
But I tell you, a cat needs a name that's particular,
A name that's peculiar, and more dignified,
Else how can he keep up his tail perpendicular,
Or spread out his whiskers, or cherish his pride?
Of names of this kind, I can give you a quorum,
Such as Munkustrap, Quaxo, or Coricopat,
Such as Bombalurina, or else Jellylorum-
Names that never belong to more than one cat.
But above and beyond there's still one name left over,
And that is the name that you never will guess;
The name that no human research can discover--
But THE CAT HIMSELF KNOWS, and will never confess.
When you notice a cat in profound meditation,
The reason, I tell you, is always the same:
His mind is engaged in a rapt contemplation
Of the thought, of the thought, of the thought of his name:
His ineffable effable
Effanineffable
Deep and inscrutable singular Name.


Del  “ El libro de los gatos habilidosos del Viejo Possum"

Traducción: Regla Ortiz Mogollón

miércoles, 6 de febrero de 2019

Walt Whitman (1819, West Hills, Nueva York ;1892, Camden, Nueva Jersey)



    Cuando oí al docto astrónomo

Cuando oí al docto astrónomo;
cuando tuve ante mí las pruebas y los números dispuestos en columnas;
cuando me presentaron los cuadros y diagramas para que los sumara, dividiera y midiera;
cuando, desde mi asiento, oí al astrónomo dictar su conferencia y suscitar aplausos en el aula,
me harté de pronto, inexplicablemente;
y luego de pararme y de salir, me fui a deambular solo,
en el húmedo aire místico de la noche; y así, de tanto en tanto,
contemplaba en perfecto silencio las estrellas.
    
     raducido por Ezequiel Zaiddenwerg
    
    When I heard the learn’d astronomer 


    When I heard the learn’d astronomer, 

    When the proofs, the figures, were ranged in columns before me, 
    When I was shown the charts and diagrams, to add, divide, and measure them, 
    When I sitting heard the astronomer where he lectured with much applause in the lecture-room, 
    How soon unaccountable I became tired and sick, 
    Till rising and gliding out I wander’d off by myself, 
    In the mystical moist night-air, and from time to time, 
    Look’d up in perfect silence at the stars.

    fuente  blog https://www.zaidenwerg.com/cuando-oi-al-docto-astronomo-walt-whitman-2/

jueves, 31 de mayo de 2018

Paul Auster (1947 Newark, Nueva Jersey )





Noches blancas

Nadie aquí,
y el cuerpo dice: cuanto se diga
no debe ser dicho. Pero nadie
es un cuerpo igualmente, y lo que el cuerpo dice
nadie lo oye
sino tú.
Nevada y noche. La repetición
de un asesinato
entre los árboles. La pluma
se mueve por la tierra: ya no sabe
qué va a ocurrir, y la mano que la sostiene
ha desaparecido.
Escribe, sin embargo.
Escribe: en el principio,
entre los árboles, un cuerpo vino caminando
desde la noche. Escribe:
la blancura del cuerpo
es del color de la tierra. Es tierra,
y la tierra escribe: todo
es del color del silencio.

Ya no estoy aquí. Nunca he dicho
lo que tú dices
que he dicho. Y, sin embargo, el cuerpo es un lugar
donde nada muere. Y cada noche,
desde el silencio de los árboles, sabes
que mi voz
viene caminando hacia ti.

White nights

No one here,
and the body says: whatever is said
is not to be said.  But no one
is a body as well, and what the body says
is heard by no one
but you.

Snowfall and night. The repetition
of a murder
among the trees. The pen
moves across the earth: it no longer knows
what will happen, and the hand that holds it
has disappeared.

Nevertheless, it writes.
It writes: in the beginning,
among the trees, a body came walking
from the night.  It writes:
the body's whiteness
is the color of earth.  It is earth,
and the earth writes: everything
is the color of silence.

I am no longer here. I have never said
what you say
I have said. And yet, the body is a place
where nothing dies. And each night,
from the silence of the trees, you know
that my voice
comes walking toward you.


De sombra a sombra

Contra la fachada del atardecer:
sombras, fuego y silencio.
Ni siquiera silencio, sino su fuego,
la sombra
que arroja un respirar.

Para entrar en el silencio de este muro
debo dejarme atrás a mi mismo.

Shadow to Shadow

Against the facade of evening:
shadows, fire, and silence.
Not even silence, but its fire-
the shadow
cast by a breath.

To enter the silence of this wall,
I must leave myself behind.

traducido por  Jordi Doce

Poesia Completa Seix Barral

sábado, 24 de febrero de 2018

Sylvia Plath ( Boston, 1932 - Londres, 1963)






Espejo


Soy plateado y exacto. No tengo prejuicios.
Todo lo que que veo lo trago de inmediato
Tal como es, sin que me empañen ni el amor ni el disgusto.
No soy cruel, soy sincero,
El ojo de un pequeño dios de cuatro ángulos.
La mayor parte del tiempo la paso meditando acerca de la pared de enfrente.
Es rosada, con manchas. Tanto la miré que
Me parece que ya forma parte de mi corazón. Aunque con intermitencias.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mi,
Buscando en mi extensión su verdadero ser.
Después se vuelve hacia esas mentirosas, las velas o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Ella me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Ella viene y va.
Es su cara, cada mañana, la que reemplaza la oscuridad.
En mi, ella ahogó a una muchacha, y en mí, una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez terrible.

Version de Isaias Garde

 


 Mirror

I am silver and exact. I have no preconceptions.

Whatever I see I swallow immediately
Just as it is, unmisted by love or dislike.
I am not cruel, only truthful '
The eye of a little god, four-cornered.
Most of the time I meditate on the opposite wall.
It is pink, with speckles. I have looked at it so long
I think it is part of my heart. But it flickers.
Faces and darkness separate us over and over.

Now I am a lake. A woman bends over me,

Searching my reaches for what she really is.
Then she turns to those liars, the candles or the moon.
I see her back, and reflect it faithfully.
She rewards me with tears and an agitation of hands.
I am important to her. She comes and goes.
Each morning it is her face that replaces the darkness.
In me she has drowned a young girl, and in me an old woman
Rises toward her day after day, like a terrible fish.


Tulipanes 


Los tulipanes son demasiado entusiastas, acá es invierno.
Vean qué blanco todo, qué tranquilo, qué nevado.
Aprendo a estar en paz, acostada sola, en silencio
como la luz se acuesta en estas paredes blancas, esta cama, estas manos.
No soy nadie. Nada tengo que ver con explosiones.
Les di mi nombre y mi ropa de calle a las enfermeras
y mi historia al anestesista y mi cuerpo a los cirujanos.

Apoyaron mi cabeza entre la almohada y el doblez de la sábana,
como un ojo entre dos párpados blancos que no se quieren cerrar.
Pupila estúpida, tiene que absorberlo todo.
Las enfermeras pasan y pasan, no molestan,
a la manera de las gaviotas que van tierra adentro con sus cofias blancas,
haciendo cosas con las manos, una igual a la otra,
así que es imposible saber cuántas son.

Para ellas mi cuerpo es una piedrita, lo cuidan como el agua
cuida a las piedritas que debe arrollar, alisándolas con suavidad.
Me traen sopor en sus agujas brillantes, me traen el sueño.
Ahora me he perdido, estoy harta de equipaje:
mi valijita de charol, como un pastillero negro,
mi marido y mi hija que sonríen en la foto familiar;
sus sonrisas se clavan en mi piel, pequeños anzuelos sonrientes.

He dejado que se me escapen las cosas, como un carguero de treinta años,
tercamente aferrada a mi nombre y dirección.
Me han limpiado de todas mis referencias más preciadas,
asustada y desnuda en la camilla tapizada de plástico verde
vi cómo mi juego de té, mi armario de ropa blanca, mis libros
desaparecían de mi vista. Y el agua me cubrió la cabeza.
Soy una monja ahora, nunca fui tan pura.

No quería ninguna flor, solo quería
yacer mostrando las palmas de las manos, y estar completamente vacía.
Cuánta libertad, una no tiene idea cuánta.
La tranquilidad es tan grande que encandila.
Y no pide nada, el nombre en una etiqueta, algunas chucherías.
A esa tranquilidad se aferran los muertos, finalmente. Los imagino
cerrando la boca sobre ella, como si fuera una hostia.

En primer lugar, los tulipanes son demasiado rojos, me lastiman.
Incluso a través del papel de regalo podía oírlos respirar
levemente, a través de su envoltorio blanco, como un bebé terrible.
Su rojo le habla a mi herida, se corresponden.
Son sutiles: parecen flotar, aunque me hunden,
alterándome con sus súbitas lenguas y su color,
una docena de pesas rojas que me rodea el cuello.

Nadie me vigilaba, ahora me vigilan.
Los tulipanes se vuelven hacia mí, y la ventana a mis espaldas
donde una vez al día la luz lentamente se ensancha y adelgaza,
y me veo, chata, ridícula, una sombra recortada de papel
entre el ojo del sol y los ojos de los tulipanes,
y no tengo cara, he querido eclipsarme.
Los vívidos tulipanes se devoran mi oxígeno.

Antes de que llegaran el aire estaba suficientemente tranquilo,
yendo y viniendo, con cada respiración, sin ningún alboroto.
Después los tulipanes lo colmaron como un ruido estridente.
Ahora el aire se agita y arremolina alrededor a la manera en que un río
se agita y arremolina alrededor de una máquina hundida enrojecida por el óxido.
Concentran mi atención, que estaba feliz
jugando y descansando sin comprometerme.

También las paredes parecen levantar temperatura.
Los tulipanes deberían estar enjaulados como animales peligrosos,
se abren como la boca de un gran felino africano.
Y soy consciente de mi corazón: abre y cierra
su cuenco de capullos rojos por puro amor a mí.
El agua que pruebo es cálida y salada, como el mar,
y viene de un país tan lejano como la salud.

(Trad. Mirta Rosenberg y Alejandro Crotto)

TULIPS

The tulips are too excitable, it is winter here.
Look how white everything is, how quiet, how snowed-in.   
I am learning peacefulness, lying by myself quietly
As the light lies on these white walls, this bed, these hands.   
I am nobody; I have nothing to do with explosions.   
I have given my name and my day-clothes up to the nurses   
And my history to the anesthetist and my body to surgeons.

They have propped my head between the pillow and the sheet-cuff   
Like an eye between two white lids that will not shut.
Stupid pupil, it has to take everything in.
The nurses pass and pass, they are no trouble,
They pass the way gulls pass inland in their white caps,
Doing things with their hands, one just the same as another,   
So it is impossible to tell how many there are.

My body is a pebble to them, they tend it as water
Tends to the pebbles it must run over, smoothing them gently.
They bring me numbness in their bright needles, they bring me sleep.   
Now I have lost myself I am sick of baggage—
My patent leather overnight case like a black pillbox,   
My husband and child smiling out of the family photo;   
Their smiles catch onto my skin, little smiling hooks.

I have let things slip, a thirty-year-old cargo boat   
stubbornly hanging on to my name and address.
They have swabbed me clear of my loving associations.   
Scared and bare on the green plastic-pillowed trolley   
I watched my teaset, my bureaus of linen, my books   
Sink out of sight, and the water went over my head.   
I am a nun now, I have never been so pure.

I didn’t want any flowers, I only wanted
To lie with my hands turned up and be utterly empty.
How free it is, you have no idea how free—
The peacefulness is so big it dazes you,
And it asks nothing, a name tag, a few trinkets.
It is what the dead close on, finally; I imagine them   
Shutting their mouths on it, like a Communion tablet.   

The tulips are too red in the first place, they hurt me.
Even through the gift paper I could hear them breathe   
Lightly, through their white swaddlings, like an awful baby.   
Their redness talks to my wound, it corresponds.
They are subtle: they seem to float, though they weigh me down,   
Upsetting me with their sudden tongues and their color,   
A dozen red lead sinkers round my neck.

Nobody watched me before, now I am watched.   
The tulips turn to me, and the window behind me
Where once a day the light slowly widens and slowly thins,   
And I see myself, flat, ridiculous, a cut-paper shadow   
Between the eye of the sun and the eyes of the tulips,   
And I have no face, I have wanted to efface myself.   
The vivid tulips eat my oxygen.

Before they came the air was calm enough,
Coming and going, breath by breath, without any fuss.   
Then the tulips filled it up like a loud noise.
Now the air snags and eddies round them the way a river   
Snags and eddies round a sunken rust-red engine.   
They concentrate my attention, that was happy   
Playing and resting without committing itself.

The walls, also, seem to be warming themselves.
The tulips should be behind bars like dangerous animals;   
They are opening like the mouth of some great African cat,   
And I am aware of my heart: it opens and closes
Its bowl of red blooms out of sheer love of me.
The water I taste is warm and salt, like the sea,
And comes from a country far away as health.