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domingo, 4 de octubre de 2015

Circe Maia ( Montevideo 1932)



El medio transparente

Lo mejor sería no pensar demasiado
en ellas, las palabras. Ellas vienen
así o de otro modo y no es tan importante.

Vidrios, ventanas son y habría que limpiarlas
con cuidado, por eso. No pintarlas
-¿qué verías detrás?- y no adornarlas.

Por mirar el adorno en la ventana
no miraste hacia afuera.
El más breve vistazo
hubiera sido al menos suficiente
para mirar la luz del otro lado.

Sí, esa luz de afuera
sobre un rostro que pasa.

(Superficies ) 


Voces  en  el  comedor

La puerta quedo abierta
y desde el comedor llegan las voces.

Suben por la escalera
y la casa respira.
Respira la madera de sus pisos
las baldosas, el vidrio de las ventanas.

Y como por descuido se abren otras puertas
como a golpes de viento
y nada impide entonces que se escuchen otras voces
desde los cuartos.

No importa lo que dicen.
Conversan: se oye una,
después se oye otra.
Son voces juveniles,
claras.

Saben
peldaños de madera
y mientras ellas suenan
-mientras suenen-

sigue viva la casa.

(Superficies)

Esta Mujer

A esta mujer la despierta un llanto:
se levanta medio dormida.
Prepara una leche en silencio
cortado por pequeños ruidos de cocina.
Mira como envuelve su tiempo y en él está viva.
y en él está viva.
Sus horas
fuertemente tramadas
están hechas de fibras resistentes
como cosas reales: pan avena,
ropa lavada, lana tejida.
Cada hora germina otras horas y todas son peldaños
que ella sube y resuenan.
Sale y entra y se mueve
y su hacer la ilumina.

( El puente)